viernes, 11 de mayo de 2007

Historia_Poema de Nora Méndez

Fotografía: Nora Méndez




Historia



Las palmeras enanas
el sonido en fuga de los gases
los lápices acomodados en bolsas
con afán de niño
con meticulosidad de legumbres

Entonces yo
era una muchacha triste

Los paseos duraban una hora
y la camisa descosida
proponía círculos al paisaje
eran los asideros de melcocha

Entonces yo
seguía siendo una muchacha triste

No importaban los pies
haciendo mimbre en las calles
tampoco el blanco derramado
en el hombre leche

Yo era casi siempre
una muchacha triste

Y la luna cayó enferma
un dolor parecido al de los cráteres
obligaba a decir
tenue y larga

quizás un día fui
una muchacha despiadadamente triste

Los cerros cabildeaban en la cesta de camotes
y una hélice chocaba contra la luz
la tierra hace hoyos como los animales me dijiste
entonces me asomé

y fui una muchacha
desesperadamente triste
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Tristeza en la cocina_Poema de Lauri García Dueñas

Fotografía: Lauri García Dueñas





Tristeza en la cocina



La miel fue atravesada por un rayo de sol con vidrio
la tapadera amarilla estaba indispuesta
había irreverencia
como si tuviéramos 13 años

Los girasoles se partieron solos
la papelera les absorbió el encanto de colores
nadie ha fumado el opio
todavía
debajo de las literas

Los pasillos se nos proyectan como si fueran de los setenta
y la niña recoge las persianas para ver a los párvulos de la mano
ellos se apretujan entre sí y se aferran del lazo / sueñan
no ser atropellados

de seguro
afuera hacía un aire cálido y dorado
como el de los cafés tercer mundistas

La miel se inundó de pequeñas hormigas
que antes devoraron el azúcar
golosas, las hormigas
y tristes

Ya no hay espejos suficientes
y los siete días se consumieron
hace mucho tiempo

hay una vela al límite de la mesa
y también
luz eléctrica y fría

Las pequeñas hormigas asesinan la miel
se la comen, ellas
masticaron la luz de la tarde tras las persianas
destruyeron el azúcar

luego
hacen una fila y huyen
para que nadie las mate
tristes, ellas
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martes, 8 de mayo de 2007

Luz y sombra_Poema de Rafael Góchez Sosa

Fotografía: Rafael Góchez Sosa





Luz y sombra



(Poema a la sombra de la luz)

Preguntad
qué es la luz y veréis que nadie sabe.

Es tan difícil llegar a los conceptos.

Por ejemplo, luz
puede ser el instante que pronuncio
sin mencionar razones.
Luz el ámbito cruel del perseguido. Luz
la búsqueda, el surco,
los desvelos.

Luz la sombra del árbol contra el hacha.

Preguntad a las piedras
y su rostro de siglos encenderá silencios.

La luz
en ellas
tiene más sentido
que en los rótulos de neón.

Preguntad al niño,
y el niñoreirá.

Preguntad al ciego,
y el ciegoalumbrará vuestras
tinieblas.

Preguntad a cuanta cosa habite,
gire y calle.

(Hay luz hasta en el moho,
la pátina,
en oquedades de olvidados nombres).

Preguntad, por ejemplo, a mis deformes huesos,
y mis huesos os dirán
que hay luz en ellos,
aunque esa luz -a veces-
me duela
como llaga irrenunciable.
©Rafael Góchez Sosa
(De Revista La Universidad, 1966)
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Vivo en un país grande_Julio Torres Recinos

Fotografía: Julio Torres Recinos





Vivo en un país grande



Vivo en un país grande
que no conozco
porque va de mar
a mar,desde lo cálido hasta las nieves
del polo donde pocos habitan.
Este país apenas me conoce.
Soy un número con una dirección
y una fecha de nacimiento
que paga impuestos
y consume los objetos de la felicidad,
uno más de los millones que hablan inglés,
aunque todavía sueñan en
español,
y va de visita a su país
también desconocido,
descolorido por los años,
el recuerdo, el sol que quema.
En este país grande
también caben los años
que nadie quiere,
las historias
que a nadie interesan,
la cara desconocida,
el acento extraño
que no calza porque
suena raro, extraño,
usted no es de por aquí,
exclaman.

Allá también
me preguntan
sobre mi procedencia.
Soy de la China o el Japón,
murmuro, y la gente,mi gente,
me cree,
todavía me creen
cuando les explico
que aprendí el español
en la universidad
y por eso lo hablo bien.
La patria, digo, en el pueblo,
la calle, la gente que te conoce,
allá, aquí, los amigos, mi hijo,
el perro de la infancia
que todavía me saluda,
las palabras que escucho
no importa en qué lengua,
pero que vienen de una voz
fraterna, sin fijarnos en su faz



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