ILustración: Portada del libro: "Preludio en luz menor".
José Mas es un poeta de profunda voz interior. Su poesía es para auspiciar extrañamientos, para sugerir en el lector la captación de imágenes que se ven, o posibles de verse a través de los sentidos como el tacto, el olfato, etc. Ese es el gran mérito del libro: ver desde el entramado complejo de la memoria su mundo interior, la luz exacta de las cosas, nombrándolas, haciéndolas suyas, como hiciere Eliseo Diego, en aquel memorable poema de “Nombrar las cosas”, apropiarse de ellas y darles movimiento como “la agitación azul y verde” del mar.
José Mas me ha sorprendido, —lo confieso― para bien con este otro periplo suyo, excelentemente logrado: su libro recién publicado: “Preludio en luz menor”, ediciones Cátedra, España, 2007. El libro es fiel testimonio del compromiso del poeta con la palabra a través del cual expresa sus sentimientos, “acaso luz alucinada en el vacío”; viajero de delicada reverberación, José Mas, sabe darle sentido al poema, a lo que mira desde dentro de su alma y que, en estallidos de vocablos sonoros lo incendian, hasta instituir una realidad de zumos y tactos.
No comento aquí aspectos relacionados con la métrica. José Mas es experto en estas lides de la mejor tradición petraquista. Sí me parece importante destacar en la poesía de este poeta, su recurso musical, el verso-música. Sus poemas en verso blanco fluyen libremente con ese impulso interior del ritmo; su poética arrulla y desgarra, ―aunque no se vean los huesos descarnados— abrasa las ventanas, funde celestes calendarios, rojizos escalofríos, desparrama sendas de olfato, desde el lozano manantial de sus párpados cerrados.
“Preludio en luz menor”, —como lo acota Teresa Garbí, prologuista del libro―, son poemas donde José Mas “ahonda en lo que ha sido recurrente en sus libros anteriores: una concepción del poema musical y un intento de captar el mundo sin luz mediante la palabra”. Así lo deja entrever en un epígrafe de Alaris Alevíou: “Amanece en todos los corazones del mundo/pero para mí nunca ha amanecido”. Y más adelante, en su poema: “Tu mirada”, el poeta nos introduce en su mundo: “Quisiera con mi tacto hacerme idea/del espacio que abarca tu mirada insomne/ y recoger y modular el timbre exacto de la luz/ que resuena y da vida a tu mirada”. Luego, agrega en “La luz al lado”: Mi labor en la vida ha sido ir reuniendo/ los vocablos mejores para que dieran chispas, / aunque sólo he logrado instantáneos juegos de artificio”…
José Mas, en cada poema nos está sugiriendo algo, intenta comunicar algo: su sentimiento sincero, genuino, nacido de su ánimo y comprensión de sus propios desasosiegos. La poesía de José Más es poesía sustantiva, materia del sentimiento, verdad orientada hacia la búsqueda permanente de esos instantes eternos que nos da la vida. José Mas nos transporta a un mundo ―al mundo de sus visiones— en el que sentimos fuertemente lo que nos sugiere: “La noche y la mañana se confuden/en sabor de saliva destilada”…
Entre esa nebulosa de sus sueños y el alambique de su respiración sugerente, José Mas, realiza su síntesis de vida. Su realidad es esa actitud vital y apasionada, amorosa, que deja traslucir en cada poema suyo. Luz y oscuridad, como reflejos de su realidad cotidiana. Mejor aún, parafraseando a Vicente Aleixandre en Las palabras del poeta, la poesía de Pepe suena como un fuego intacto en los ecos supremos e infalibles de la luz.
André Cruchaga
Barataria, 08.III.2008.
José Mas y su voz interior
(Comentario al libro: Preludio en luz menor, Cátedra, 2007)
(Comentario al libro: Preludio en luz menor, Cátedra, 2007)
José Mas es un poeta de profunda voz interior. Su poesía es para auspiciar extrañamientos, para sugerir en el lector la captación de imágenes que se ven, o posibles de verse a través de los sentidos como el tacto, el olfato, etc. Ese es el gran mérito del libro: ver desde el entramado complejo de la memoria su mundo interior, la luz exacta de las cosas, nombrándolas, haciéndolas suyas, como hiciere Eliseo Diego, en aquel memorable poema de “Nombrar las cosas”, apropiarse de ellas y darles movimiento como “la agitación azul y verde” del mar.
José Mas me ha sorprendido, —lo confieso― para bien con este otro periplo suyo, excelentemente logrado: su libro recién publicado: “Preludio en luz menor”, ediciones Cátedra, España, 2007. El libro es fiel testimonio del compromiso del poeta con la palabra a través del cual expresa sus sentimientos, “acaso luz alucinada en el vacío”; viajero de delicada reverberación, José Mas, sabe darle sentido al poema, a lo que mira desde dentro de su alma y que, en estallidos de vocablos sonoros lo incendian, hasta instituir una realidad de zumos y tactos.
No comento aquí aspectos relacionados con la métrica. José Mas es experto en estas lides de la mejor tradición petraquista. Sí me parece importante destacar en la poesía de este poeta, su recurso musical, el verso-música. Sus poemas en verso blanco fluyen libremente con ese impulso interior del ritmo; su poética arrulla y desgarra, ―aunque no se vean los huesos descarnados— abrasa las ventanas, funde celestes calendarios, rojizos escalofríos, desparrama sendas de olfato, desde el lozano manantial de sus párpados cerrados.
“Preludio en luz menor”, —como lo acota Teresa Garbí, prologuista del libro―, son poemas donde José Mas “ahonda en lo que ha sido recurrente en sus libros anteriores: una concepción del poema musical y un intento de captar el mundo sin luz mediante la palabra”. Así lo deja entrever en un epígrafe de Alaris Alevíou: “Amanece en todos los corazones del mundo/pero para mí nunca ha amanecido”. Y más adelante, en su poema: “Tu mirada”, el poeta nos introduce en su mundo: “Quisiera con mi tacto hacerme idea/del espacio que abarca tu mirada insomne/ y recoger y modular el timbre exacto de la luz/ que resuena y da vida a tu mirada”. Luego, agrega en “La luz al lado”: Mi labor en la vida ha sido ir reuniendo/ los vocablos mejores para que dieran chispas, / aunque sólo he logrado instantáneos juegos de artificio”…
José Mas, en cada poema nos está sugiriendo algo, intenta comunicar algo: su sentimiento sincero, genuino, nacido de su ánimo y comprensión de sus propios desasosiegos. La poesía de José Más es poesía sustantiva, materia del sentimiento, verdad orientada hacia la búsqueda permanente de esos instantes eternos que nos da la vida. José Mas nos transporta a un mundo ―al mundo de sus visiones— en el que sentimos fuertemente lo que nos sugiere: “La noche y la mañana se confuden/en sabor de saliva destilada”…
Entre esa nebulosa de sus sueños y el alambique de su respiración sugerente, José Mas, realiza su síntesis de vida. Su realidad es esa actitud vital y apasionada, amorosa, que deja traslucir en cada poema suyo. Luz y oscuridad, como reflejos de su realidad cotidiana. Mejor aún, parafraseando a Vicente Aleixandre en Las palabras del poeta, la poesía de Pepe suena como un fuego intacto en los ecos supremos e infalibles de la luz.
André Cruchaga
Barataria, 08.III.2008.
Ver más de ambos poetas en: www.artepoetica.net