LA PLUMA DE LOS INTELECTUALES
En un árticulo de Alexander Alvarado enviado por Norman Douglas el autor examina el pensamiento de Antonio Gramsci acerca de las relaciones entre política y cultura. Creo que es la manera de Norman de corresponder al envío que yo le hice de la primera parte de este artículo que fue publicada recientemente, la que por cierto me devuelve sin hacer ningún comentario. Y Como Gramsci tiene mucho que ver con todo este embrollo me nace en interés por referirme a cuatro puntos específicos que se destacan en el documento de constitución del FIDES.
1.- De acuerdo con dicho documento los “fideles” que se constituyeron en miembros fundadores del Foro de Intelectuales de El Salvador (FIDES), “adquirieron con esa signatura del documento el compromiso de trabajar denodadamente a favor de la cultura y la educación nacional, en convertirse en agentes de cambio...”
Se deduce que es a partir de ahora que se constituirán en eso, que hasta ahora no lo han hecho. ¿Por qué limitan entonces el carácter de intelectuales a “desempleados”, como ellos (se supone que no trabajan ni en gobierno ni en instituciones), cuando otros creadores de literatura y artes, empleados o no, han venido trabajando por todo eso y siendo agentes del cambio?
2.- “El Foro adquirirá personería jurídica, por razones formales, para establecer convenios (...) pero en el fondo se continuará trabajando con el mismo denuedo y mística en beneficio de la nación de Cuscatlán”.
Ahora bien, la expresión “intelectual orgánico (colectivo)” es tomado de Gramsci, pero este teórico italiano se refería con ella a lo que Arcadi Espada (EL PAÍS, Barcelona, 19/4/1997) denomina “el perfil y la función del partido” (el comunista). Cuando se refiere a que un intelectual que provenía de una clase alta, podía optar por comprometerse con la condición de los más desfavorecidos mediante su trabajo intelectual, como un intelectual orgánico; Gramsci estaba asumiendo que el tal venía a ser un intelectual que trabajaría o (al menos iba a colaborar) orgánicamente con el partido. De ahí el segundo adjetivo “colectivo”. Es muy discutible, por tanto, que la calificación de “orgánico” valga para la individualidad intelectual.
Sobre la base de lo expuesto, preguntémonos cuál aporte será más encomiable para “el cambio”, si el de aquel intelectual empleado de cualquier institución, oficina de gobierno o empresa privada, que desde la particularidad de su disciplina pone su intelecto al servicio de la justicia social, económica y política, o la de aquel otro intelectual mantenido por el partido (¡a veces de por vida!) o que cuenta con ingresos que le reporta no una actividad laboral sino algún otro medio de subsistencia. Porque es muy fácil criticar a los “empleados” cuando se cuenta con un “negocito”, una “empresita” o un “changarrito”, como es el caso de algunos intelectuales salvadoreños. Habría que ver también si con estos medios nada proletarios, se trabaja de alguna manera “para los oprimidos”.
DE LOS INTELECTUALES, LIBRANOS SEÑOR (II)
Por Rafael Mendoza, poeta
En un árticulo de Alexander Alvarado enviado por Norman Douglas el autor examina el pensamiento de Antonio Gramsci acerca de las relaciones entre política y cultura. Creo que es la manera de Norman de corresponder al envío que yo le hice de la primera parte de este artículo que fue publicada recientemente, la que por cierto me devuelve sin hacer ningún comentario. Y Como Gramsci tiene mucho que ver con todo este embrollo me nace en interés por referirme a cuatro puntos específicos que se destacan en el documento de constitución del FIDES.
1.- De acuerdo con dicho documento los “fideles” que se constituyeron en miembros fundadores del Foro de Intelectuales de El Salvador (FIDES), “adquirieron con esa signatura del documento el compromiso de trabajar denodadamente a favor de la cultura y la educación nacional, en convertirse en agentes de cambio...”
Se deduce que es a partir de ahora que se constituirán en eso, que hasta ahora no lo han hecho. ¿Por qué limitan entonces el carácter de intelectuales a “desempleados”, como ellos (se supone que no trabajan ni en gobierno ni en instituciones), cuando otros creadores de literatura y artes, empleados o no, han venido trabajando por todo eso y siendo agentes del cambio?
2.- “El Foro adquirirá personería jurídica, por razones formales, para establecer convenios (...) pero en el fondo se continuará trabajando con el mismo denuedo y mística en beneficio de la nación de Cuscatlán”.
Nos preguntamos: Si los intelectuales conocedores de las disciplinas y los recursos jurídicos necesarios para tramitar la personería jurídica de entidades como el FIDES, dejaran ese trabajo de “burócratas” a fin de no “perder su naturaleza” ni convertirse en “ideólogos del sistema” (ver párrafos 12 a 14 en el documento “INTELECTUALES SALVADOREÑOS COMPROMETIDOS CON LA REVOLUCIÓN CULTURAL” ), sus funciones tendían que ser asumidas por “burócratas” desnaturalizados con ideología de dominación. Tampoco podrá haber funcionarios de otras instancias del sector justicia, ni jueces, ni magistrados que acepten ser intelectuales “comprometidos” con los postulados del FIDES, porque van a tener que renunciar para no contaminarse con la burocracia. ¡Qué terrible! ¡El sistema quedará en manos de los enemigos de clase!
De seguro, por otra parte, que el FIDFES no va a poder establecer convenios con organismos internacionales representados en El Salvador por “intelectuales institucionalizados” porque cada uno de estos es un “encargado de neutralizar y quitarle presión a las demandas reivindicativas de la población, a través de la ejecución de proyectos asistencialistas y con “capacitaciones” y “seminarios” de adormecimiento o entretenimiento para desviar la atención de los ciudadanos de los problemas que le afectan directamente”.(Ver documento y párrafos citados). ¡Y cómo tratar con gente así!A todo esto, ya todos aquellos maestros de arte del CENAR, como intelectuales que son, si sienten que pertenecen también al tipo de intelectual que el FIDES define como revolucionario impoluto, ya deben haber renunciado a sus cátedras. Nos jodimos “con ventana a la calle”, como dicen los cubanos.
3.- “El Intelectual orgánico, es el que trabaja para los oprimidos, este se encuentra inserto y forma parte de las luchas populares, pone su intelecto al servicio de la justicia social, económica y política, aporta desde la particularidad de su disciplina, en muchos de los casos se encuentra desempleado o trabaja independientemente..”
Eso de trabajar “para los oprimidos” es expresión de una doble moral, pues basta preguntarnos a cuantas villas miserias, a cuantos villorrios, a cuantos asilos, a cuantas cárceles, a cuántos orfanatos, llevamos nuestras expresiones artísticas, para darnos cuenta de que el más “proletario” miembro del FIDES juega el juego de trabajar para su propia proyección y no para ningún oprimido. Y si va a salirme alguno de ellos con que es en su obra o con ella como contribuye a erradicar la opresión, veamos en primer término donde están esas muestras “liberadoras”, como no sea en ventas de libros y no a precios populares. Qué decir de los “plásticos”. Posiblemente, los músicos se salven, siempre en escenarios capitalinos o “cafés cafés” de bohemia y romántica nocturnidad. En segundo término, vayamos a lo que sigue:
Fijémonos en esto, que es lo medular de la categorización de intelectuales que nos ofrece el FIDES en los párrafos citados: “El Intelectual orgánico (...) pone su intelecto al servicio de la justicia social, económica y política, aporta desde la particularidad de su disciplina...”
¡Vaya! ¡Exceptuando el calificativo “orgánico” que se le adjunta a “intelectual” y del que ya nos ocuparemos después, algo había en el documento racional y coherente con una concepción científica de intelectual! ¿Qué significa esa afirmación? Pues ni más ni menos que no se debe medir a los intelectuales por su ubicación laboral sino por la postura de su intelecto; si lo pone, pues, “al servicio de la justicia social, económica y política” es eso lo que aporta desde la particularidad de su disciplina como poeta, músico, científico, etcétera. Y poco importa si lo está haciendo desde el cubículo adjunto a la oficina del tirano o desde una celda. Son muchos los casos de escritores que aprovechan las ventajas de contar con “instrumentos de trabajo” en la oficina de gobierno o de una empresa en que trabajan para crear críticas al sistema, manifiestos u obras literarias combativas. Al parecer los amigos del FIDES tomaron el concepto citado que precede de alguna parte sin entender lo que significa “desde la particularidad de su disciplina”, porque de lo contrario se habrían ahorrado la exposición de todo el absurdo contenido que rodea a dicho concepto.
Ahora bien, la expresión “intelectual orgánico (colectivo)” es tomado de Gramsci, pero este teórico italiano se refería con ella a lo que Arcadi Espada (EL PAÍS, Barcelona, 19/4/1997) denomina “el perfil y la función del partido” (el comunista). Cuando se refiere a que un intelectual que provenía de una clase alta, podía optar por comprometerse con la condición de los más desfavorecidos mediante su trabajo intelectual, como un intelectual orgánico; Gramsci estaba asumiendo que el tal venía a ser un intelectual que trabajaría o (al menos iba a colaborar) orgánicamente con el partido. De ahí el segundo adjetivo “colectivo”. Es muy discutible, por tanto, que la calificación de “orgánico” valga para la individualidad intelectual.
Sobre la base de lo expuesto, preguntémonos cuál aporte será más encomiable para “el cambio”, si el de aquel intelectual empleado de cualquier institución, oficina de gobierno o empresa privada, que desde la particularidad de su disciplina pone su intelecto al servicio de la justicia social, económica y política, o la de aquel otro intelectual mantenido por el partido (¡a veces de por vida!) o que cuenta con ingresos que le reporta no una actividad laboral sino algún otro medio de subsistencia. Porque es muy fácil criticar a los “empleados” cuando se cuenta con un “negocito”, una “empresita” o un “changarrito”, como es el caso de algunos intelectuales salvadoreños. Habría que ver también si con estos medios nada proletarios, se trabaja de alguna manera “para los oprimidos”.
4.- Veamos un último absurdo que contiene el documento en sus dos penúltimos párrafos:
“Un partido político de izquierda no es revolucionario si entre sus filas no se encuentran los intelectuales orgánicos, no se puede hacer cambios en la infraestructura ni en la superestructura mucho menos una revolución sin ello.
“Si un partido político que se dice revolucionario no cuenta entre su militancia con intelectuales orgánicos y accede al poder político está condenado a darle continuidad al sistema político y modelo económico de la derecha, y no hará cambios ni tampoco transformaciones, se convierte en partido de izquierda light o dietético, es decir, que no le hará daño al sistema, al contrario lo fortalece.”
Sobre el primero de estos párrafos hay que darse cuenta de cómo el manejo de una expresión o concepto sin conocer su sentido puede llevar a posiciones erradas. Ya hemos dicho que con el concepto “intelectual orgánico” Gramsci se refería a los que están trabajando orgánicamente en un partido, en un colectivo político. De hecho, por tanto, en todo partido político de izquierda y revolucionario los intelectuales que tiene en sus filas son orgánicos.
Y el segundo párrafo revela todo el propósito del documento. Está diciéndole al partido en el poder e indirectamente al actual gobierno, que si no cuentan entre sus filas con los intelectuales orgánicos, los del FIDES (supuestamente son los únicos que se salvan) ambos, FMLN y GOES, van a seguir siendo “dietéticos”. El ridículo mayor ocurre porque, por su lado, el FMLN, no hubiera podido desarrollar la capacidad y fuerza necesarias para acceder al poder sin intelectuales pogresistas en su composición; y en cuanto a las estructuras del actual GOES, es respetable la cantidad de intelectuales que hoy trabajan en sus diferentes dependencias, que no trabajaron ni con anteriores gobiernos ni con instituciones y que habían venido poniendo su intelecto al servicio de la justicia social y los oprimidos. Claro, se comprende lo dicho si por intelectual no solo tomamos a los creadores, sino a todo aquel que elabora pensamiento de relevante impacto social, valiéndose para ello de conocimientos sobre ciencias, letras y otras disciplinas. Porque ese es el otro problema: qué entienden algunos por intelectuales.
Para finalizar, pues, en honor a las muchas críticas que ha recibido la auto denominación de intelectuales que se dan los suscriptores del documento de constitución del FIDES en los medio en que lo han publicado, transcribimos lo que Fernando Savater expone sobre el concepto de intelectuales en un artículo de Alejandro Vázquez Cárdenas (Periódico CAMBIO de Michoacán, 09/04/2008): «Cuando se me pregunta qué es un intelectual sólo se me ocurre una respuesta: considero intelectual a todo aquel que trata a los demás como si fueran intelectuales o para que lleguen a serlo. Será así intelectual el que aspira a hacerle pensar. Y quienes sólo deslumbran no merecen ese nombre, por muchos títulos académicos que posean...». Cita después de la cual nos caerá de maravillas un café orgánico, con azúcar normal y no dietética, por si las moscas...
Y el segundo párrafo revela todo el propósito del documento. Está diciéndole al partido en el poder e indirectamente al actual gobierno, que si no cuentan entre sus filas con los intelectuales orgánicos, los del FIDES (supuestamente son los únicos que se salvan) ambos, FMLN y GOES, van a seguir siendo “dietéticos”. El ridículo mayor ocurre porque, por su lado, el FMLN, no hubiera podido desarrollar la capacidad y fuerza necesarias para acceder al poder sin intelectuales pogresistas en su composición; y en cuanto a las estructuras del actual GOES, es respetable la cantidad de intelectuales que hoy trabajan en sus diferentes dependencias, que no trabajaron ni con anteriores gobiernos ni con instituciones y que habían venido poniendo su intelecto al servicio de la justicia social y los oprimidos. Claro, se comprende lo dicho si por intelectual no solo tomamos a los creadores, sino a todo aquel que elabora pensamiento de relevante impacto social, valiéndose para ello de conocimientos sobre ciencias, letras y otras disciplinas. Porque ese es el otro problema: qué entienden algunos por intelectuales.
Para finalizar, pues, en honor a las muchas críticas que ha recibido la auto denominación de intelectuales que se dan los suscriptores del documento de constitución del FIDES en los medio en que lo han publicado, transcribimos lo que Fernando Savater expone sobre el concepto de intelectuales en un artículo de Alejandro Vázquez Cárdenas (Periódico CAMBIO de Michoacán, 09/04/2008): «Cuando se me pregunta qué es un intelectual sólo se me ocurre una respuesta: considero intelectual a todo aquel que trata a los demás como si fueran intelectuales o para que lleguen a serlo. Será así intelectual el que aspira a hacerle pensar. Y quienes sólo deslumbran no merecen ese nombre, por muchos títulos académicos que posean...». Cita después de la cual nos caerá de maravillas un café orgánico, con azúcar normal y no dietética, por si las moscas...