Wilfredo Arriola, El Salvador.
EXILIO NOCTURNO
Llevo a la noche en
mi pecho
como las despedidas de tu manos
llevo cantos derramados
llevo luciérnagas apagadas
besos muertos en los caminos desechos
llevo dos días que nunca sucedieron
y una luna tapando un sol.
Si las lágrimas me piden exilio
es por la palidez de mis ojos ante el desconsuelo.
como las despedidas de tu manos
llevo cantos derramados
llevo luciérnagas apagadas
besos muertos en los caminos desechos
llevo dos días que nunca sucedieron
y una luna tapando un sol.
Si las lágrimas me piden exilio
es por la palidez de mis ojos ante el desconsuelo.
Llevo tu consonante adherida
las tumbadas glorias en otros espacios
cansados de mí.
Llevo al que fui, en la maleta estrecha certificada de desvelo
la crisis pasiva
la subversiva la
eterna palabra disfrazada de horizonte
Llevo deudas sociales para los que no les asistí
a sus insensatos bosquejos pre-nocivos.
Llevo nada de tu cuerpo
ni la sal gastada
mucho menos el sabor abolido a mis bienes.
De la perpetua noche dejaré: deudas, néctares, resacas,
tres pasos para atrás…
Te dejaré a ti la cosmología del desamor
nada que no sea mío, nada que no viví.
Llevo una lluvia en mis manos
Llevo deudas sociales para los que no les asistí
a sus insensatos bosquejos pre-nocivos.
Llevo nada de tu cuerpo
ni la sal gastada
mucho menos el sabor abolido a mis bienes.
De la perpetua noche dejaré: deudas, néctares, resacas,
tres pasos para atrás…
Te dejaré a ti la cosmología del desamor
nada que no sea mío, nada que no viví.
Llevo una lluvia en mis manos
que se atrevió a
inundarme la crisis
a ahogarme el
verso, a romperme la balsa
y si quiere Dios
sigo cantando el estribillo
ese que canta, ese que llora el
himno a voluntad de nadie.
El de la mano en la
dicha, el
de voz cabizbaja el de bajas intenciones.
Llevo una lluvia en
mis manos y ya
la siento en mi boca
y más que en mi
boca, en tu alma.
Me quitaré la
alpaca,
penaré mi huida le
jugaré aguantar
la mala mirada a
los búhos faltos de alma
ricos en espera...
Mi exilio nocturno
será por esa razón de ya no ser
por dimitir de la
arcilla de las estrellas
por comulgar la
peregrinada alba de luto
por dormir en la
acera del desconsuelo
por confesarme ante
las sombras del día infinito
por aguantar la
imparidad de mi cuerpo y mi ser.
DECIR ADIÓS
He
conocido dolores que mienten cuando sonríen.
También
he llorado como forma desequilibrada de la mirada
intimo
aguacero de la pupila
pasión
sin plomo
vértigos
de mar adentro
historia
de vacíos; todo eso dentro de una lágrima.
Quedan
mis manos tocando
el
cristal donde te marchas
agarro
el puñado de intenciones
y
pasan al cesto de los pasados sin futuro.
Todo
tiembla.
La
tristeza son cien hombros ocupados
donde
no se puede llorar
las
calles tienen un ritmo de fuga cuando no estás.
Así
me pueblas, empapas de abandono todas las horas
y
los días pasan a ser uno más en la muerte.
Te
marchas
decir
adiós es un pequeño acto suicida.
TRAJÍN LARGO EN UNA
NOCHE SIN ENSAMBLE
A Isabel más lejana que lo
inexistente.
I
Descompuesta,
ilocalizable.
Péndulo
de un pasado.
Nada
era legible en la atrofia de tus manos.
En
lo perecedero de tus ansías radicaba
la
puntual ruptura de tu palabra.
Ahí
nacía el silencio.
Era
calcable la protesta de días confusos
Ayer,
era tu calendario más cercano
Y
nunca era la agenda cuando el
importuno tiempo
huía
forzado o a sana petición de ti.
Resolvías
que las brújulas sirven donde no te espera nadie.
No
detenías más
Cocías
las silabas de quién por el coraje de la lealtad
Callare.
Como
calla la mirada cuando se rehúsas al presente
Tiempo
de nadie habitado por uno, que nunca lo ha de saber.
Que
la cronología repare en mí, el odio que se te avecina.
Digo
que es un error
ya
no es un hallazgo el abandono.
La
venganza ya no se teje con la fina puntada de la aberración
y
tú insistes en volver como se vuelve
a
lo pagano de la adolescencia, te pido no lo sostengamos más.
Te
pido que seas tú, a pesar de la noche
Del
ensamble al que tienes que aprender a aceptar.
II
Busco
la verdad que no atente contra mi integridad
y
quizás eso, como tú dices sea la consolidación de la mentira.
Quizás
eso sea la escalera que nos haga envilecer ante lo previsible
Lo
plomizo que dejan las horas, cala.
Esto
es monótono
Como
la mirada puesta en el pecado de la fantasía
Árbol
erróneo del futuro
Inclasificable
jactancia, la apuesta de lo que no ha suceder.
Los
matices, la ceremonia de lo desapercibido
La
irreprogramable llama de la pasión. Quizás sea eso
Una
muchedumbre habitada en cada poro.
Tal
vez sea eso.
Parricida
el llanto que mata lo noble creado. Piénsalo así.
Las sillas son esto, pequeños parques
de la ciudad olvidada de nuestro cuerpo
un cruce de piernas, los faros de la perdición.
Si
tú supieras, o la poesía supiera de ti.
Dejaras
cada uno de los hallazgos que no descubren nada
Sino
sólo, a ti. A ti nada más
El
desamor es un anuncio del infierno.
La
fogata que alumbra la decepción.
Y crepita el tiempo como esta noche, como… –déjalo ya- esto no tiene comparación.
III
Lo
has sabido de nuevo, las fotografías son el chantaje del tiempo
Las
has visto, las has coloreado con la mirada. Las has penado.
Te
sobran los dedos para poner en cada rostro el tacto de la nostalgia.
Y
las miras, pero todo es soluble a la hora del recuerdo
Las
disuelves una a una, como los pasos a un futuro
Unos
demorados pasos, pero pasos al fin. Eres la foto de cualquier tiempo
Lo
universal no aguarda la belleza, es la belleza.
No
te ocultes de ti, repara en ese favor.
No
dejes de hacer fiesta con tus ojos.
No
me enmiendes el pecado.
Las
ventanas no tienen subtítulos, me decías consternada
y
hace falto algo, por eso la imaginación lo es todo.
En
verdad no estamos tan perdidos. Por ejemplo
La
lluvia es intraducible, uno de los mejores idiomas.
Te
vi y deje de ser joven de verdad
imploraste
con tu indiferencia el altar que nadie te ha rendido.
El
destino a veces supone el coraje
de
ser uno en el cuerpo turbado de un corazón sin amante.
El
resplandor que crea un niño cuando ríe a solas
pensé
tal vez, eso era.
Una
mancha que se cree el rostro de lo esencial.
Así
te vi. Ahora dentro de una casa, una homologa casa
que
por nada del mundo es la suma de ti
sino
la resta de todas tus ausencias.
Sino
la certificada promesa de impuntualidad
a
la hora de mostrarte entera.
No
desnudare más.
Recuerdo
que señalas que no hay nada peor
que
querer agotarse en buscar en los demás
lo que no comprendemos de nosotros
mismos.