Fotografía: Nora Méndez
Poetas alados
A Saúl Ibargoyen
El poeta no congenia con los zapatos
Esos negros arribistas
Sólo buscan el beso de la loza
El rumor pujante de la acera
Y la amistad promiscua con los desinfectantes.
¡El poeta ama sus alas!
Pero el nuevo orden prohíbe a los poetas alados.
Sus vuelos se cancelan
Y registran sus papeles
Por negros o rosas.
En los cuatro puntos cardinales
Se instalan radares,
Queman las mil y una noches,
Los dragones y pegasos.
El poeta no tiene más remedio
Que esconder sus alas rojas
Guardar en zapatos sus garras
Comprarse un paraguas
Y empeñar la alfombra mágica.
Negros zapatos, negros
Todo el día de arriba para abajo.
Pero el poeta sonríe…
Ningún aparato advierte
Ni sospecha el magnífico detalle:
Las cintas de sus zapatos son azules.
El poeta vuela
Sobre la metáfora del aire.
©Nora Méndez
Del libro: Pintura fresca, Colección Poesía, 2006, Vol. III, Imprenta Universitaria, Universidad de El Salvador.
Poetas alados
A Saúl Ibargoyen
El poeta no congenia con los zapatos
Esos negros arribistas
Sólo buscan el beso de la loza
El rumor pujante de la acera
Y la amistad promiscua con los desinfectantes.
¡El poeta ama sus alas!
Pero el nuevo orden prohíbe a los poetas alados.
Sus vuelos se cancelan
Y registran sus papeles
Por negros o rosas.
En los cuatro puntos cardinales
Se instalan radares,
Queman las mil y una noches,
Los dragones y pegasos.
El poeta no tiene más remedio
Que esconder sus alas rojas
Guardar en zapatos sus garras
Comprarse un paraguas
Y empeñar la alfombra mágica.
Negros zapatos, negros
Todo el día de arriba para abajo.
Pero el poeta sonríe…
Ningún aparato advierte
Ni sospecha el magnífico detalle:
Las cintas de sus zapatos son azules.
El poeta vuela
Sobre la metáfora del aire.
©Nora Méndez
Del libro: Pintura fresca, Colección Poesía, 2006, Vol. III, Imprenta Universitaria, Universidad de El Salvador.
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