Fotografía: Mario Zetino, El Salvador.
Carta de marzo
Hoy que se marchen todas las hojas de este marzo
tal vez pueda decirte estas palabras ciegas.
Hoy cuando partan todas las calles y las alas,
cuando tus alas partan y partas tú con ellas.
Este verano tuvo la luz de mil veranos
y tuvo los crepúsculos más verdes de la tierra.
El nombre del verano fue el verde nombre tuyo.
Este verano tuvo tu claridad de estrella.
Hoy que se quemen todas las hojas de este marzo
y me quede en las manos la luz de sus hogueras,
te diré que ya nunca será igual el ocaso,
que nunca será el mismo verano sin tus huellas.
Me queda tu alegría de luz volando crines
en las velocidades del sueño y las colmenas.
Tu melodía mía para viajar el tiempo
y el eco de tu abrazo diciendo adiós me quedan.
Diré que este verano duró lo suficiente
para incendiar los días del tiempo con luciérnagas.
Diré cuánto te quise. Me hilvanaré en el alma
cenizas que me extingan cuando ya no te quiera.
Hoy que ya vuelan todas las hojas de este marzo
desenredo las lámparas boreales de tu ausencia.
Y hacia la tarde arrojo caballos de silencio,
y lanzo al horizonte estas palabras ciegas.
Carta de marzo
Hoy que se marchen todas las hojas de este marzo
tal vez pueda decirte estas palabras ciegas.
Hoy cuando partan todas las calles y las alas,
cuando tus alas partan y partas tú con ellas.
Este verano tuvo la luz de mil veranos
y tuvo los crepúsculos más verdes de la tierra.
El nombre del verano fue el verde nombre tuyo.
Este verano tuvo tu claridad de estrella.
Hoy que se quemen todas las hojas de este marzo
y me quede en las manos la luz de sus hogueras,
te diré que ya nunca será igual el ocaso,
que nunca será el mismo verano sin tus huellas.
Me queda tu alegría de luz volando crines
en las velocidades del sueño y las colmenas.
Tu melodía mía para viajar el tiempo
y el eco de tu abrazo diciendo adiós me quedan.
Diré que este verano duró lo suficiente
para incendiar los días del tiempo con luciérnagas.
Diré cuánto te quise. Me hilvanaré en el alma
cenizas que me extingan cuando ya no te quiera.
Hoy que ya vuelan todas las hojas de este marzo
desenredo las lámparas boreales de tu ausencia.
Y hacia la tarde arrojo caballos de silencio,
y lanzo al horizonte estas palabras ciegas.
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