Alfonso Velis Tobar, El Salvador-Canadá
LECTURA ANALITICA SOBRE LA POESIA SALVADOREÑA
(PROMOCIÓN DE POSTGUERRA)
Por Alfonso Velis Tobar.
Carletón University. MA.
1.1- Entorno histórico en que nacen estos poetas de posguerra 1992:
SUSANA REYES (1971) / NOÉ LIMA (1971) / LYA AYALA (1973) / JORGE GALÁN (1973) / JENNIFER VALIENTE (1973) / WILLIAM ALFARO (1973) / CARLOS CLARÁ (1974) / RAINIER ALFARO BAUTISTA (1974) / ÉLMER MENJÍVAR (1974) / ALFONSO FAJARDO (1975) / ELEAZAR RIVERA (1976) / OSVALDO HERNANDEZ (1976). / LUIS ANGULO VIOLANTES (1977) DANILO VILLALTA (1979) / MAURICIO VALLEJO MÁRQUEZ / (1979). RAFAEL MENDOZA LÓPEZ (1979) / ROXANA MÉNDEZ (1979) / CLAUDIA MEYER (1980) PABLO BENÍTEZ (1980)
De las perspectivas de las presentes y futuras generaciones literarias esperamos buenos frutos, creando una obra de valor muy representativa del país, en el transcurrir cultural del presente siglo XXI. Me alegra la oleada de jóvenes escritores que surgen antes y después de la guerra, en las últimas tres décadas del desarrollo literario salvadoreño. Para los críticos de literatura resulta de mucho riesgo, juzgar prematuramente los méritos de los autores más jóvenes, cuya obra se halla en periodo de gestación creadora. Deseo que nuestra literatura salvadoreña, en su movimiento generacional vaya a pujante florecimiento nacional, alcanzando la resonancia internacional, que merece. Pienso que las generaciones, surgen como surgen unas tras otras las olas del mar. Dejando su estela de espuma, en la orilla del tiempo; o como nacen las hojas de los árboles, que caen, mueren cada otoño, renaciendo más frescas cada primavera, estación que excita al vino y al amor entre aromas de azahares, nos animan miles de flores y los montes cubiertos de un verde que te quiero verde, porque lo vamos perdiendo en este paisaje cuscatleco que hay que rescatar y por la buena conservación para bien de nuestras vidas.
Se me hace el honor de escribir estas palabras preliminares, a esta antología (19 jóvenes) “PROMOCIÓN DE POETAS DE POSGUERRA, quienes sí, observamos sus edades, nacen, crecen, desarrollan su niñez y juventud dentro de una época beligerante desde 1971, y que estalla en violencia armada hacia los 80s en adelante. Frente a la niñez de estos jóvenes, se presenta una década de organización y configuración de masas político revolucionarias, cuando dan inicio los distintos grupos armados de izquierda en el país. Estos jóvenes que en esa década eran niños, crecieron con el alma entre las llamas, el terror de los escuadrones de la muerte (Paramilitares financiados por la oligarquía), oyendo el grito de manifestaciones, que cundían a gritos por las calles, las pintas de muros, paredes, la propaganda que ejercíamos clandestinamente, ráfagas y metrallas, que sentimos las bombas lacrimógenas hasta casi morir entre la población sublevada. Fueron niños testigos de una época de crisis, en la que el pueblo estaba inmerso en una guerra de liberación nacional. ¡Quizás ni comprendían lo qué estaba pasando, en esos momentos, oían hablar en el seno de sus hogares, a sus padres, las noticias por radio, televisión, miedos por las noches; también oían los cuentos del Pulgarcito, sus historias prohibidas; aquellos estados de sitio y ley marcial! Época de secuestros, asesinatos, la cárcel, la tortura, la persecución de intelectuales, poetas, artistas, líderes políticos, religiosos, sindicales, gremiales. Por consecuencia misma huyendo o por salvarse de la violencia, se inicia una emigración masiva de salvadoreños hacia los Costa Rica, los EEUU, Canadá, España, Europa, Australia. Esta Generación de Jóvenes entre los 21 y 12 años de edad presenciaron el final de la guerra con los Acuerdos de Paz en Chapultepec, México en 1992, en que se entraba a un nuevo proceso democrático, a una lucha política parlamentaria, que es por donde hubiéramos comenzado hace más de cuarenta años, antes de irnos a un enfrentamiento armado que costó más de 80, 000 vidas y 10,000 desaparecidos de guerra, eso hubiera evitado tanto derramamiento de sangre. Pero la lucha continúa dentro de este paso dialectico de las leyes sociales, para vivir en momentos de cambio, con el fin de alcanzar la felicidad en un día venidero.
La primera década de la postguerra (1992), fue un periodo pleno de esperanzas, aun cuando el poder político en manos de la oligarquía, es cuando más impera la bur(r) ocracia, la corrupción, el despotismo económico, carencias y sometimiento. Y no hay posibilidades inmediatas de plena recuperación económica, la pobreza, los precios de la canasta básica por los cielos, un gobierno oligárquico (ARENA), incapaz de proporcionar bienestar a los habitantes del país. Mientras la situación interna aparece muy sombría, en el exterior la opinión internacional desfavorable. El Salvador en las más sensacionales noticias, con los índices del crimen más elevado en el mundo, una sociedad en perenne violencia. Los salvadoreños, los “hacelotodo”, sudando la gota gorda, y son los que contribuyen con sus remesas familiares , a mantener el país desde el exterior y por las divisas, como lo siguen haciendo por todos estos años.
Hoy a 20 años de finalizada la guerra, y cuando el “Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional” (FMLN) gana el poder político en el 2009, después de la heroica lucha de 12 años, significó otra esperanza para el pueblo que ansiaba cambiar el injusto sistema, en que vivimos; ese sueño se volvió pesadilla ante la realidad, esa esperanza se perdió. La vida salvadoreña se desenvuelve dentro de esa aparente esperanza, desde el momento del triunfo popular, con esa tensión constante por buscar los cambios de justicia social para el pueblo. Pero el sentimiento, la imagen política cambian. Algunos héroes de ayer, hoy comulgan con el mismo estiércol de los que fueron sus asesinos y con quienes se repudiaban a muerte infernal; como se ve, son también incapaces (aunque lo digan en retórica) de mejorar las condiciones sociales del pueblo. Esos héroes de ayer parecen desligarse del sueño popular perdiéndose hasta la confianza en ellos, aunque hay voces también, por lo menos con la esperanza de mejorar el bienestar del pueblo.
Este es el escenario histórico político, que esta “promoción de poetas de postguerra” vive, desde su infancia hasta el presente. Una imagen de falso desarrollo, es nada menos que la muestra del atraso en que vivimos, en un sistema subdesarrollado, donde cunde el crimen organizado, las drogas, el narcotráfico y como puente el país. El problema de las maras (consecuencia de la deportación masiva del imperio), un grave problema que nos trajo la postguerra, están sembrando pánico y mientras el pueblo en su preocupación de sobrevivir, aprende a convivir con las maras, aun cuando te saquen los hígados sin corazón alguno, de una estocada a la vuelta de la esquina. Vivimos una terrible desintegración social, económica, el manejo descarado del imperialismo, la dependencia económica y el neocolonialismo se acrecienta cada vez más; es intolerable este grado de norteamericanización que se nos impone, la dolarización empobreciendo más al pueblo, sometiéndolo más en la pobreza, el hambre misma y mientras para unos, vemos cómo se alzan en la riqueza a unos pocos patriarcas (manejados entre los intereses del imperio) y se hunden en la miseria para otros. Incluso vemos como para algunos pobres de ayer, por A o B razones se hicieron ricas, millonarias de hoy y están invirtiendo, y en su preocupación la adquisición de bienes, modernos negociantes, con asesores financieros de bancos, corporaciones y transnacionales norteamericanas, exprimiendo el sudor de los obreros y sin pagarles lo que justamente debe ser en dólares. Vemos las influencias del imperialismo en convenios con los vende patrias, y esta realidad contrastante, dando una imagen de falso desarrollo, demuestra nada menos que la del atraso en que vivimos. Falsa imagen de progreso que engaña los ojos, escaleras eléctricas, y solo sales a la calle, ya estás hablando inglés en rótulos de diferentes luces y colores en el consumo de los negocios internacionales, espejo humeante de realidad virtual, grotesca, contrastante, donde el hombre alegre o triste deambula su angustia, el cruel o el sádico es engendrado por el mismo sistema, y él quien sigue siendo el opresor del oprimido y el pueblo que ni siquiera ya imagina la esperanza que siempre soñó ante la falsedad y la nada.
Esta es la imagen que se ofrece a esta promoción al momento del 2012, y vemos que algunos de estos poetas parecen alcanzar madurez, los mayores giran entre 40, los más jóvenes en 31 años, los que nacieron entre 1971 y 1980. Según lo indagado estos POETAS DE POSGUERRA, empiezan a publicar hacia los 90s; algunos dispersos, otros se agruparon a talleres o revistas: Taller de Letras Francisco Gavidia (Talega), Grupo Tecpan, la Fragua y el Cuervo. Revistas: la Huella (1999), Escenario (2000), se dedican a recitales en la Luna, Casa y Arte, participan en certámenes de poesía, y como todos, buscan espacios donde publicar su obra; y allá ellos en su condición moral como escritores en su proceder creador, es la conciencia social de cada quien, lo digo en neutro, quienes tienen que prepararse bien, porque el tiempo exige. Poetas que a estas alturas, todavía con los efectos de la postguerra, se desarrollan frente a esta realidad social, donde cada día es una batalla constante por sobrevivir en una patria que soñamos y que rotundamente se niega a morir.
1.2- Entorno cultural en que están inmersos estos poetas de postguerra.
En la primera década de la postguerra a partir de 1992, apenas se puede afirmar, que haya habido un desarrollo de la cultura salvadoreña, asequible para el pueblo, que también debe gozar la misma. La cultura oficial y “oficiosa” da cierta visión, con los programas de CONCULTURA, editando obras de escritores del pasado (muy bueno), con la apertura de una democracia plena, vemos que se publican las obras de y sobre Roque Dalton, un poeta que siempre fue “piedra de escándalo” según metáfora de Monseñor Romero. Se vislumbran aquellos escritores, que logran status de influencias para que les publiquen sus obras, con la suerte o los recursos de cada quien para dar a conocer la suya. No puede interpretarse una realidad distinta de la que imponen las normas, en ese momento, establecidas por la cultura oficial del poder político, manejado por ARENA, pero como siempre, hay un empuje de la cultura popular que dará siempre un empuje, con espíritu liberador, por las contradicciones de clase del sistema mismo, creo una cultura de choques, una cultura proletaria en oposición a una cultura burguesa neoliberal, claro, que tiene sus propios gozos estéticos como clase dominante y con evidentes muestras de poder para el manipuleo mismo de los medios de comunicación de masas. Es decir una corriente de tendencia socialista frente a una conciencia de corriente liberal que se manifiestan.
Pero resulta hoy en día nos juntamos, a compartir las generaciones literarias, los que surgimos en los 70s, los 80s y los 90s, con la suerte de oír todavía la voz de escritores de los 50s (“Generación Comprometida”), los 60s (“Piedra y Siglo”), que andan en sus 70s y 80s, 60s años de edad, vivitos y coleando por gracia de los Dioses, compartiendo con los jóvenes en estudio, me refiero a escritores como Manlio Argueta, Roberto Cea, Pepe Rodríguez Ruiz, Tirso Canales, Quijada Urías, David Escobar Galindo, etc. recuerdo con cariño la amistad y la poesía de José María Cuellar (1942-1980), Melgar Brizuela, Mendoza, Iraheta Santos, Castro Rivas, y otros. A sabiendas de que la narrativa, la poesía, antes y después de la guerra, destacan la literatura “Testimonial”, cuentan las experiencias de la guerra misma. Las elucubraciones de conciencia, de la mayoría de los poetas del momento, a diferencia en que la poesía venía siendo muy combativa, poesía que traía su espíritu de guerra, a diferencia de las generaciones del presente, que nacieron en un periodo de transición entre y después de la guerra, quienes en su proceder reflexionan lo cotidiano, describen las cosas, la esperanza, la soledad, el erotismo, lo amoroso, la incertidumbre, el miedo, la frustración social, situación existencialista que anda entre la realidad y el deseo, entre la ficción y la realidad y la realidad hecha ficción en las obras. La poesía es más contemplativa, se blasfema, las horas amargas y el detritus social de una imagen falsa, flor de melancólicos, lunáticos, y esta realidad que nos golpea, hiere los ojos y de la que estamos inconformes cada día. Aun cuando la mayoría de los poetas de estas generaciones, trata(n)(mos) de renovar la poesía salvadoreña de la postración política y social en la que había caído tras la lucha armada de doce años de guerra civil. En otros lares de la cultura popular, se recupera esa imagen de autores, ejemplos de militancia política en los 80s y 90s, poetas, como Roque Dalton, Alfonso Hernández, Lil Milagro Ramírez, Rigoberto Góngora, Jaime Suarez, Amada libertad, Arquímedes Cruz, Mauricio Vallejo, Rigoberto Góngora, Leonel Menéndez y otros poetas, artistas (Roberto Franco) e intelectuales (Reynaldo Echeverría) que abonaron con su sangre, poetas caídos en la lucha, reaparecen en el panorama de la cultura popular, en Certámenes de ASTAC (Asociación Salvadoreña de Trabajadores del Arte y la Cultura), y editorial “Arco Iris” y Editorial “Sombrero Azul”, publican obras testimoniales. En teatro se representan obras de carácter popular, con contenido ideológico y en el teatro comercial se ponen en escena piezas seleccionadas para el consumo del gusto cultural. En cuanto a la crítica literaria, ésta es muy escasa y los pocos críticos, son contados con los dedos, si es que la crítica existe en su papel que le corresponde desempeñar, en la construcción de una literatura, en comunión con la historia y una teoría literaria, vayamos sistemáticamente, registrando, la producción literaria, como proceso histórico cultural del país.
En cuanto a páginas culturales, en la mitad de la década de los 80, prevalecen, periódicos abriendo pequeños espacios literarios El Mundo y varios poetas se agrupan a los Cinconegritos, de elogiosa resonancia política y cultural en momentos de la guerra de los 80s. Cuyos integrantes supieron de las amenazas del régimen opresor también. En década anterior conocimos “La Golondrina” (donde Huezo Mixco, publico mis primeros poemas por los 75s), se conoce El Papo Cosa Poética, Revista Nosotros, Juez y Parte, el Taller Francisco Díaz. Grupos de música revolucionaria: Banda Tepeguaní, Cutumay Camones, los Torogoces del Norte de Morazán. En el Frente hay una literatura de guerra, poesía, narración (Miguel Huezo Mixco, recopila “Pájaro y Volcán”. Augusto Morel edita “Este Lucero Chiquito”, poesía y cuentos de la montaña) Luis Melgar Brizuela recopila literatura oral y testimonios de guerra: “Monografía – Antología de San Esteban Catarina”. “Oralitura de El Salvador” (narrativa oral 1993-1999). Alfonso Velis Tobar recopila “Mester de Rebeldía” (Poetas mártires de la revolución salvadoreña 1970-1992. (Studies of Salvadorean Literature) “Ensayos sobre Literatura Salvadoreña”, inéditos, de Carleton University. Beatriz Cortez(1970), Universidad Estatal de Arizona “The Dark Side of the Subject: Disenchantment in Central American Post War Fiction” (1999). John Beverley and Marc Zimmerman: “Literature and Politics in the Central American Revolutions”(1990) de Austin University of Texas. Circulan más revistas y periódicos: “La CRONICA del pueblo”, El “INDEPENDIENTE”, la revista “ITZAMA”, TALLER DE LETRAS de la UCA, “TEKIJ”, el Grupo “Abra Palabra” edita “PLUMA EN EL AIRE”, “DIALOGO”(INHUDES), “ATISBA”, Revista “VERBO”, VOCES TALLER EXPERIMENTAL, para el teatro “ESCENARIO”, otras páginas: “SALAMANDRA DE ORO”, “LA SEGUNDA QUINCENA”, “LETRAVIVA” de la Universidad Nacional. “TALLER DE LETRAS” de la UCA, “PARADOXA” (Revista de critica cultural) de la UCA, la Revista “Universidad” de El Salvador, en medio de su crisis publica “Poesía a mano” (Antología, 1997) de Joaquín Meza y resurge “PAJARA PINTA” en 1979. Mas Revistas: “TALLER”, “PASARRAYA”, “LA PISCUCHA”, “QUEZALTEPEC”, “NERUDA”, “BITACORA” (1989), “PRESENCIA”, “AMATE”, “CODICES” del Frente Cultural Farabundo Martí. La “Insurrección Cultural”, del periódico “GUAZAPA” a cargo de Alfonso Quijada Urías. Hay publicaciones de teoría, orientan los Derechos Humanos: la revista “PUNTOS” del narrador Víctor Hugo Mata. “PROCESO”, “ANALISIS” (UNSA), “CENITEC”, claro el irrespeto a los Derechos humanos, fue factor preponderante para suscitar la guerra. Circulan revistas de análisis político, cultural, económico: “TENDENCIAS”, “ECA”, “ARS”. Labor de las Casas de la Cultura, “CASA DE LOS CANTOS”, Certámenes poéticos de Zacatecoluca, promoción del poeta Roberto Monterrosa, se elogia su labor. Labor radiofónica de Miguel Ángel Chinchilla con sus “Clásicos de Chinchilla” en YSUCA. La Iglesia Luterana del Reverendo Medardo Gómez, promueve la literatura, editan “El XIPE”, labor editorial de la UCA. Labor editorial de Canoa Editores: “La Generación Comprometida” (2003), Página volante “VIAJE” a cargo José Roberto Cea. Publicaciones de la Fundación Konrad Adenauer, ensayos críticos sobre la cultura, literatura. “Partidos y Cultura Política, ¿instrumento u obstáculo? (1995) de Rubén Zamora. Editorial Arcoíris: “La Casa en Llamas. La Cultura Salvadoreña en el siglo XX” (1996), de Miguel Huezo Mixco. “La Tormenta entre las manos” (1999), “Historia sagrada e Historia profana. El sentido de la historia en la obra de Francisco Gavidia” (`1991) de Rafael Lara Martínez, Universidad de Nuevo México. “Recuento de Incertidumbres. Cultura y Transición en El Salvador”, (1993) de Horacio Castellanos Moya. Ponencias: “Consideraciones sobre la cultura nacional” (1997), de Mario Castrillo. Juan José García: “Hacia una interpretación del impacto económico y sociocultural de las migraciones hacia los Estados Unidos y las remesas familiares” (Cenitec, 1994), Roberto Hueso: “Fundamentos de la cultura nacional” (1993), Se publican ensayos socios históricos: teatro, poesía, antologías del cuento. Surge con afluencia un arte y una literatura Romeriana, inspirada en memoria de Monseñor Romero. Labor de grupo Maíces, Museo de la Palabra. Y algunas universidades privadas apoyan la cultura, además hay importantes tesis literarias escritas dentro y en el extranjero como: “Roque Dalton: La Escritura Testimonio”, Ph.D.1982, del escritor y académico chileno Jorge E. Narváez, New York University. “Las brújulas de Roque Dalton” (tesis de doctorado del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México de Luis Melgar Brizuela. Se oyen mencionar a “XIBALBA”, editan “SIETEICINCO” (1990), Circulo literario “PATRIAEXACTA”, editan “GERMINACIONES”, algunos militaban en la revolución, se desarrollan viven bajo ese espíritu, se hacen llamar por críticos “Generación de la guerra”. Como vemos y venimos contando, todos nos juntamos, somos “Coetáneos” por la diferencia de edades y “Contemporáneos” por vivir la misma época. Nos juntamos las generaciones del pasado con los POETAS NOVENTEROS del presente, Motivo de este estudio, y para quienes, trato de construir este Panorama cultural desde hace algún pasado hasta hoy.
También en el exterior la literatura salvadoreña se difunde, revistas, publicaciones como: “VENCEREMOS”, “AQUÍ EL SALVADOR”, “EDICIONES ROQUE DALTON”, labor del Taller Literario “Alfonso Hernández” a cargo de Alfonso Velis Tobar y su labor de vocero político, junto a Jorge Herrera y otros, miembros del COSPES (Comité de Solidaridad con el Pueblo de El Salvador), editan “REVISTA NUEVO SOL” y “GALERIA DE LA POESIA”, en London, Ontario Canadá. En Hamilton se edita “TANANTA” por Mac Máster University, colaboración de Julio Henríquez. En Toronto editan “TRILCE” (Edgardo Rodas, Carlos Santos, Fernando García). Teatro Salvadoreño en Quitchener, por Jaime Calderón, edita “Pregones”, labor editorial del poeta Jobal Arrozales. En Vancouver labor de Quijadurias; labor de Paul Fortis en Ottawa y de Joaquín Meza que vivió en Toronto, otros en Montreal y en Australia.
En los EEUU, Los Ángeles, California, la Casa de la Cultura de El Salvador, edita “CULTURA ES”, San Francisco CA. “Printing and publishing: “ENLACE”, “EL CADEJO”, Review “POETRY FLASH”, de Berkeley, “LA SERPIENTE EMPLUMADA”, de Francisco Saldaña, labor literaria de Mario Ben Castro, Jorge Kattan Zablah, los ensayos críticos de Rafael Lara Martínez, Martha Ibón Galindo, Beatriz Cortes, “guanacos”, quienes difunden la cultura y con mensajes de solidaridad con la lucha del pueblo salvadoreño.
Y dando más panorama hacia los 2000, el periodismo del interior, El periódico Latino se renueva, cambia su imagen para llamarse “COLATINO”, con su dinámico Director Francisco Valencia, más abierto, profesional en la noticia, en espacios con la fundación de la publicación del Suplemento TRESMIL en su primera etapa del 2000 en adelante; una vez ya la tecnología computarizada mejoran, los medios de comunicación en el interior y exterior del país también mejoran, renacen los SUPLEMENTOS: “AULA ABIERTA” (apoyo didáctico a los programas de literatura), SUPLEMENTO TRESMIL que la difunde con una web de red internacional dando cabida a escritores y poetas salvadoreños de dentro y fuera de la patria, coordinación de Mauricio Vallejo Márquez y Lya Ayala, desarrollando hasta hoy una excelente labor de promoción. Además de los libros, revistas que se están publicando con esfuerzo en medio de esta crisis de posguerra. Dentro de estas décadas vemos que la narrativa ha venido alcanzando éxito notable con el surgimiento de una decena de narradores jóvenes en la novela, y si antes fue escasa, en este momento es prolífico este género. Tanto la poesía, el cuento es fructífera y el teatro, el ensayo en cierta medida también. Pero también aprovecho mi estudio analítico para lanzar GRITO DE ALERTA y poner ojo ya, a la crisis de algunos estudios del fenómeno literario salvadoreño, que si bien es cierto, fructífero en otros géneros, pero en otros aspectos de la cultura es lamentable, por ejemplo, la crisis de la Historiografía Literaria Salvadoreña, y debemos pensar en crear el proyecto “Hacia una nueva “Historia de la Literatura Salvadoreña”, debemos plantear en Seminarios, propuestas y tareas a seguir para superar este rubro que ya duele su ausencia en el panorama de la Cultura Nacional. En este sentido felicito a Ricardo Roque Valdovinos, el único con sus ponencias “Problemas de la Periodización Literaria: El caso de El Salvador” (2008), Roberto Cea: “De y para la Literatura” ( ), Alfonso Velis Tobar “Contribución a la Situación Actual de la Historiografía Literaria Salvadoreña” (inédito, 2008), investigaciones: “Poesía del siglo XX” de Luis Melgar Brizuela y Joaquín Meza, antologías y otros estudios que sirven como referencia al historiador. Esto es un reto para los intelectuales viejos y jóvenes de hoy. Pero hay que estudiar los factores que inciden en esta crisis y método a seguir para tratar el proceso histórico generacional de las letras salvadoreñas...
En cuanto a estilos, según lo leído entre los jóvenes de hoy, tanto en la poética, la narración, navegan en una literatura con tendencias al realismo social y crítico, que se detecta cuando leo su narrativa. En poesía impera la corriente existencial, hay algunos dejos surrealistas. Y se prosigue en la corriente de la poesía exteriorista. Y Para ir terminando vemos que estamos frente a esta imagen que pareciera que la revolución hubiera sido en vano, no se logra alcanzar los cambios de justicia social, inmersos en problemas que la postguerra nos trajo. DE MANERA QUE DENTRO DE ESTE CONTEXTO CULTURAL ESTOS POETAS DE POSGUERRA CRECEN, SE DESARROLLAN, y de quienes a continuación, damos visión de ellos.
1.3- Perfil humano y literario de estos poetas de postguerra hoy en día.
Susana Reyes (1971) Ha publicado según lo indagado: Los solitarios amamos las ciudades e Historia de los espejos. Sus poemas aparecen en antologías del país y del extranjero. Su quehacer poético, todo gira en torno a su yo existencial, sus ojos tocan las cosas cotidianas, el miedo se manifiesta, espíritu que se desespera entre esperanzas perdidas. Oigámosla: “Un perro negro cruza la calle/ la ciudad y sus sonidos/ se cuelgan bajo mi pecho”. Y este otro: “La ciudad observa / conoce el vacio y el dolor de lo perdido”. Como caracteriza a su promoción, sus versos recuerdan con nostalgia la infancia, los inviernos del pasado. Espíritu que manifiesta inconformidad social ante la realidad que le rodea o le frustra pero no protesta, aunque ve y siente en medio el dolor y la miseria su desencanto. Una niña que parece ser ella misma, dolor del amor lejano entre las estaciones del tiempo y la historia que se vive. En eco me caen sus palabras: “un solitario recuerdo de infancia en el país lejano/ mi necedad de verte en la terraza/ el olor de la tarde de inviernos”. Nuestra joven poetisa “Susana” anda en búsqueda de recuperar sus sueños; deja el presente, imagen de una realidad que le duele en su mirada, la rechaza y parece alejarse, como otros de su grupo, de ese grito social que entristece hasta el alma hoy en nuestros días.
Noé Lima (1971). Escritor, pintor, poeta. Ha editado: “Efecto Residual” (2004), “La Oscura Flor del Veneno” (2011). Nació en el grupo literario “Tecpan”. En su espacio referencial, hay un yo poético que refleja su desesperación, soledad, situaciones oníricas. Añoranza a la infancia, a los seres que rodean los límites de su memoria. Quien desde niño supo odiar hasta las canciones rancheras; se queja del amor que comparte y no es correspondido, sin modestia moral en su encanto erótico. Espíritu que finge, sueña, idolatra, miente ante los deslumbramientos de la vida misma; ver desde las cosas sencillas, con que nos sorprende la mañana. Prevalece la mujer amada en el entorno de sus sueños ante las esperanzas, que no logra seducir los enjambres del amor perdido. Poesía contemplativa de una realidad, como ella mismo dice, que la golpea con la misma nostalgia del sexo madrugador que vive, hay soles y flores entre lo que describe, quien oye hasta “el río de una vagina reposando en la pilastra celeste de esa luna que se ahoga en el lúcido vidrio de cada mirada”, lo erógeno muy latente, vivamente lo reitera a cada instante, los deseos se le agitan en el paramo de su alma de expresión existencial; en sus constantes soliloquios sabe regresar a lo erótico su imaginación, donde la bohemia del vino y los bares se manifiestan. Se percibe en sus versos: “ese reloj tiene tatuado el pulso de nuestras huellas/ las pasajeras huéspedes del sexo/del hotel donde dejamos cada herida / a descansar en la mesa de noche/en el cigarrillo tosiendo sus letanías sobre las sábanas/en el gemido hecho pez altivo/en el fondo de ese lago que visitábamos/los bares de San Pedro que huele tu infancia/o en la sedienta botella de vino. /que anocheció en nuestras venas”. Este poeta es muy natural en sus escapes entre el vino y los recuerdos del amor.
Lya Ayala (1973) Se dice, que es una de las voces femeninas más prometedoras de la poesía actual. Ha escrito “Arrecife”, “Verde”, “Piel del mar”, “Memorial del árbol” y “Ventanas”, quien gentilmente me los hizo mandar. Actualmente, Coordinadora del Suplemento Cultural 3000, del Diario CoLatino. Poeta en cuya visión de mundo, el “tiempo” se presenta como larga herida. Canta, el amor, la ternura, la alusión erótica. La pesadumbre de los días difíciles evocando los instantes existenciales de la vida misma. En su poema “nacimiento” desea que su hijo, vea el mundo tal como ella lo ve y lo siente. A veces muestra un gesto sensual, evoca momentos familiares, la añoranza de lo vivido. En su emoción las cosas perdidas, a cada instante reflexiona el tiempo mismo, cierto, porque lo que tenemos es mucho tiempo en vida, lo que no tenemos es tiempo suficiente para vivir y el tiempo evoca las heridas. Aquí recoge su mundo existencial: “porque el tiempo del alma es sin tiempo/ porque el tiempo del cuerpo es una gota/ sus ojos/ ah sus ojos/mirando la hondura de la montaña/ profunda de mis ojos/ sólo tú curas aquella herida/ la batalla del mar contra las rocas”. Noto cierto halito surrealista en sus versos. Los perros que se despiertan con el grito de la lluvia y ve llorar hasta los árboles entre el crepitar de sus palabras, el mar que se abalanza entre las rocas. Percibe las cosas sencillas, hasta los aromas del agua, como muestra su poema “Blanco”, donde resalta el simbolismo del paisaje terrenal, la caricia del amor ausente, al que lamenta entre las honduras de la montaña que le enternece hasta el silencio de su boca. En mi búsqueda he consultado otros de sus poemas, el objeto auscultar su espíritu en otros temas, sociales que profesa y comparte preocupaciones humanas. Además esa relación constante con el viento, el amor idealizado, tierno, lirismo bucólico hasta el toque de las cosas más sencillas. Hay un simbolismo de la vida cotidiana y relaciona el misterio de la muerte a su alrededor. Y ese apego constante al mar y sus gozos “El mar siempre entró por mi puerta” y en otros de sus poemas “Hoy puedes tocarme/como se toca la muerte” y en “objetos”: “A quién le importa la tristeza de los tristes cristales/ de una ventana rota/de una botella en la mesa de una casa desierta/uno piensa brevemente en la tarde que se yergue/afanada y ociosa sobre los objetos”. Lya idealiza su amor por el amado, canta el pasado, descriptiva en su sentir, contemplativa de la realidad y del mismo pajarillo que come con naturalidad; es decir una poesía existencialista con aire exteriorista al mismo tiempo, porque relaciona lo íntimo de su yo con la naturaleza objetiva que siente. “hace un siglo que me tienes / hace un minuto que te pienso / pero el reloj no se detiene”. Pienso que Lya Ayala, pasa por un momento creador, cuyo manantial lirico irá dejando una honda huella de resonancia fresca, como el rocío en las matitas de huerta que saben florecer en el camino de la poética salvadoreña.
Jorge Galán (1973) Joven poeta, ejerce la narrativa, gusta del teatro infantil. Ganador del premio Adonáis, España, 2006. En sus textos “El Marino”, prefiere dar un grito imaginario al vuelo de la gaviota que se aleja, antes que dar el grito por lo humano que duele. Simboliza el tiempo en la vejez del faro con el astro de su luz a la distancia. Parado sobre la borda evoca los albatros, la luna, las noches y las conchas marinas. Imagina trescientas islas y mil legendarias naciones en horizonte que sueña, sin sentir nostalgia, ni lejanía de la patria que lo vio nacer. Su poesía muestra dejos surrealistas, se detecta en su poema “Novio”: “la cabeza que se levanta lo hace solo para caer / lo único que necesitaba era su cuerpo / y su cuerpo jamás había sido más suyo que ese instante”. Pero para él, el orgullo no existe ni en las calles en su espacio referencial que evoca; es lúgubre, indiferente a las preocupaciones sociales en comparación al grito de otros de su promoción. Su mejor muestra “Miniatura asombrosa”. Si canta al amor, este parece ser más literario, idealizado, más soñado que vivido en su realidad. Y en ellos, no obstante encuentro cierto escepticismo, Jorge Galán fija un mundo al que nadie importa, no hay ninguna acusación, ni pone un dedo en la llaga, solo en la suya, espíritu angustiado, mirando de reojo a lo que nos duele en las entrañas. Su yo poético tiene buena imaginación, tono introspectivo con su existencia. Esta joven, tiene mucho que decir, pero no debe estar carente de la sensibilidad social que debe manifestar la poesía actual en su proceso de postguerra y sus compromisos, que vive el país, sin ignorar que hay muchas carestías y dolores que compartir con los que sufren las embestidas trágicas de la historia misma y en otros de sus textos se oye la queja de una esperanza.
Jenifer Valiente (1973) Gusta de la poesía, de la narrativa, el teatro. Se inicia en sus escritos en 1992. Suele publicar a veces con el seudónimo de Harry Castel. Una cosa de notar en estos poetas de postguerra, su preocupación por el “tiempo”, es el caso de Jennifer Valiente, quien lo evoca en cada instante y con mucha insistencia, la noche, la embriaguez, el tiempo se consume hasta en el cigarrillo que disipa su existir. Poesía coloquial, versos llenos de angustiosas preguntas, en cuyas respuestas le preocupa la condición humana de un mundo injusto que la rodea. Mantiene preocupación por la historia que enfrenta desde su manera de percibir la realidad. Y lo erótico se manifiesta como labio roto en su eros de mujer. Y si no me equivoco, en sus versos percibo un halito de amor masoquista: “la profunda necesidad que me lastimes”, que no le importa hasta la muerte misma: …buscar versos y ante ese amor frustrado que no le satisface, lo reclama en su simbología sin importarle hasta la muerte misma por conseguirlo y lo evoca el masoquismo con vehemencia: “Pero no puedo decir te quiero/ Así que / Dejá de apoyar ese puñal en mi garganta / Y atraviésala de una vez”. Una corriente existencialista caracteriza la voz de estos poemas, su mejor muestra “Post poesía”: “Es el momento de enrollar la noche / y colocarla en medio del olvido / para jugar a que de nuevo somos / los arrogantes suicidas de antaño / lanzando piedritas al vacío”. Prefiere la soledad, evita como ella dice, las aglomeraciones, delata un amor propio por los demás seres, blasfema de la vida que la frustra en un tiempo que solo ofrece injusticias, las soledades, engaños pero veo que en ella existe por lo menos la esperanza. Jenifer Valiente, se expresa con lenguaje sencillo y coloquial, sincera consigo mismo en su emoción que canta. En su perfil humano y literario se conoce como narradora, por su merito, ha sido incluida en Antología de Cuentistas Centroamericanas (UCA editores) y sus escritos se conocen en Revistas de Panamá y España y páginas digitales del Suplemento Cultural Tres mil del periódico Colatino...
WILLIAM ALFARO (1973). Poeta y periodista. Surgió con el Taller Literario El Cuervo. Impartió talleres literarios a niños, jóvenes y personas con discapacidades auditivas y visuales, eso es halagador. Autor del libro de poemas Proclive y Ciudad Amenazada. Parte de su poesía ha sido musicalizada. En su texto “poética perfecta”, imagina los encuentros con la muerte, denota a lo lejos cierto eco de los poetas que maldicen alguna situación, no digo que sea un poeta maldito tampoco. Oigámoslo: “cuando despertó «la muerte era la vida entera» / habían libros rotos / y papeles dispersos / puertas y ventanas abiertas”. En su locura alucina la embriaguez que lo depara; imagina su amor carnal hasta con sombras y fantasmas que flotan en el aire. Todo lo relaciona con el misterio de la muerte misma de un yo que sabe contemplarse entre puertas y ventanas abiertas, donde no entra ni el aire, canta las cosas terrenales que rodean a su paso. Casi blasfemias y reniegos: “Afirmé que las palabras eran flechas-serpientes lanzadas por la muerte, / desesperadas mariposas que huyen de los sueños”. Si otros poetas de su promoción simbolizan su preocupación por el “tiempo”, William Alfaro, simboliza la existencia con el más allá que no existe, pero si existe en su imaginación utópica. Sus versos adquieren cierto tono dramático, donde la trilogía de Dios, el hombre, la muerte misma protagonizan sus momentos existenciales, que vive en un espacio sin tiempo, que maldice, cuestiona y describe. En el rostro del antípoda lo refleja: “Marcela pensaba que las palabras se formaban de pequeñas estrellas, / astros azules perdidos en las noches de los niños”.
CARLOS CLARÁ (1974). Poeta y editor. Fundador del taller literario El Cuervo. En coautoría con Danilo Villalta ha publicado “Montaje invernal” (1999) En sus revelaciones de su yo espiritual se reflejan los filos simbólicos, lo bestial de la mirada, la ternura, la herida y el miedo. Un yo intimista canta la pasión amorosa, la melancolía de un amor sin retorno lo perturban y lo desaniman: “y caías sobre mí como las hojas/ como cae derrotado el tiempo en el abismo del corazón imposible”. Por su boca entran los inviernos, por su sangre se diluyen los aguaceros. Es diluvio de pájaros comparándolos con muslos como ciudades desconocidas para su yo interior. Es una poesía muy subjetiva de sí mismo, imagen de circunstancias surrealistas, evoca el amor vago, aclama lo fantasmal, apaña los espejos del tiempo ante deseos del primer amor idealizado: “No importa para los poetas el día cualquiera, / la herida soñada, la noche escogida, la ira silenciosa”. Esta poesía más que lo objetivo y humano, predomina en una intimidad de vuelo lirico intimista, parece que ignora lo social que hiere la mirada y rasga las entrañas con las pasiones del alma. Aquí no se escuchan alientos de esperanza, solo voz de fatalismos, derrotas que circundan las cosas en soliloquios: “te acercas a una fuente de sangre antigua que es la noche / y es tu navaja la que hace de la palabra un fantasma / un lenguaje invisible que enfurece a los espejos / una frontera donde los nombres desordenados caen como la lluvia”. Creo que es necesario que los jóvenes poetas de esta promoción lancen con más ahínco gritos de protesta, experimentar en nuevas militancias que exige esta realidad, donde la democracia misma parece negarse en su esencialidad verdadera.
RAINIER ALFARO BAUTISTA (1974). Gusta de la prosa y el verso. Fundador del Taller de Letras Francisco Gavidia (TALEGA). Es de los poetas de postguerra que hace énfasis a lo formal, imagen de una poesía conceptual del poema corto que tiende al epigrama. En uno de sus poemas “los desaparecidos” dicho en plural, pero en su espacio referencial es sujeto individual, sin nombre, ni reconocimiento testimonial de sus valores, ni acciones humanas y no sé a cuáles “desaparecidos” se refiere. Simboliza el amor carnal entre el juego de sus manos. Sabe fluir el concepto de una amada, una sombra que recuerda su memoria, mariposa que ve a la distancia de un tiempo imaginario, cuyo yo interior vive la poesía, pero la inventa. “escribo desde otras palabras / en la bitácora de la luna / fluyen los sonidos de tu aroma”. Poeta que sufre un proceso creador, quijotesco cuando evoca el amor en que resalta la soledad del hombre, amor imaginario, simbólico en lo erótico “espuma mis labios / abraza mis dedos el viento / escribo su rostro / entre mi boca”, este poema “A mamaria”, su titulo es muy oscuro, anagrama de palabra, de doble sentido, por un lado concepto sexual (a “mamaria”) y por otro que denota amor maternal (a mama maría) por otro. Medio de salvación social donde por lo menos comparte el mundo con esperanza y el retorno del amor perdido, vago, imaginario y aclamar los entornos del misterio y el tiempo. “Yo vine a buscarte / a la noche del tiempo / reflejo en el agua clara del pueblo / aunque mis pasos ruedan por otros / senderos / frente a nuevos mares te pronuncio / y bajo otros soles todavía te espero”
ÉLMER MENJÍVAR (1974). Ejerce la poesía y el periodismo. Ha publicados: Poemas (1997) y Otros poemas (2005). Yo poético que a veces denota un tono conversacional cuando canta un amor ilusionado, no correspondido en sus gozos lúdicos que sueña. Refleja inconformidad social, pretende crear un verso de denuncia de personajes, pero una denuncia que no cuaja con la realidad que confronta, que lo golpea en su ego encantado por el misterio de la vida y las palabras: “Te propongo mi gobierno absolutista. / Ejércitos, mentiras y violencia, / la obligación y el temor, / la prohibición y la violencia, / con todo y santo papa / con sus arengas contranatura”. Pareciera que su espíritu creador solo se dejara llevar por el arrebato emocional o lirico de sus palabras, dichas solo en emoción retorica, sin ton ni son lógico, oscuros en sus conceptos referenciales al tiempo y a la realidad que evoca. Y en ese fluir de su conciencia propone hasta gobiernos absolutistas, ejércitos y violencia sin sentido. Para su yo persiste la vida fácil o el tiempo difícil, alegrías o tristezas, lo tibio o caliente, es lo único que depara su interioridad, el hombre y al que no desea que le sobre ni el amor. Como que no pensara la poesía en su evocación creadora y sólo la inventara con lo emocional de su discurso antes que sentir o vivir el poema: “Te propongo un cuerpo fuerte. / Una masa de carnes y nervios, / huesos y sangre / que bulla y fluya / con el simple propósito / de padecer y entregarse /al despropósito de resistir”.
En el caso de ALFONSO FAJARDO (1975). Abogado y poeta. Se inicio en el Taller Literario “Talega” en 1993. Ha ganado premios internacionales y nacionales. Se le conoce en poesía: “Novísima Antología” (1999); “La Danza de los Días” (2001) y “Los Fusibles Fosforescentes” (2003). “Cruce de Poesía” ( Nicaragua-El Salvador” (2006). Pretende plasmar un verso humano y en su búsqueda, primero, se propone por escribir bien para que nazca desde su interioridad muy libre, natural en sus conceptos ni llenos de adjetivos. “El poema / deberá quedar vibrando /en el corazón de los hombres”, dice. No sé si es alusión ideológica o simbólica cuando se refiere a sus manos y les pide que se unan derecha e izquierda: “para que juntas / lleven el agua / a la boca del sediento”. Canta el amor erótico no correspondido, con lenguaje claro, natural, deseos lúdicos de un amor imaginado, inventado, que no conoce. Pero que le preocupa el terruño en un halito de su canto. En su poema “Lulú”, al acudir al recuerdo de André Bretón, veo con solo su mención le deja huellas con imágenes surrealistas en su estilo, personifica objetos como la “navaja que sonríe” en la realidad que evoca: “son filos de una misma navaja que sonriente parte la nieve del autoexilio” y este otro: “Sólo la escalera imaginaria de las calles cuenta” (…) “y yo y mi otro yo suben / a los estadios del silencio donde la paz reina como el vientre de una prostituta / o la conciencia de un país abandonado en el lobby de los pederastas”, versos de tonos surrealistas. Como otros de sus compañeros en su yo existencial, hay mucha evocación del “tiempo” con mucha insistencia: “¡Ah cómo extraño el tiempo de cuando el / tiempo aún era tiempo, / y no una palabra desgastada por la repetición de su nada!”. Se desdobla, sueña que sueña con cierto fatalismo de la vida: “Ha pasado toda una vida, mi vida. / Ha entrado la muerte a mi lecho, mi muerte. / Sé quién sos, pero no te conozco”. Al igual que otros compañeros de grupo, el joven Alfonso Fajardo busca crear una poesía cuyo contenido encierra inquietud por el hombre que surge con alma literaria tras los estragos que dejara una cruenta guerra civil.
Eleazar Rivera (1976). Graduado en letras. Nació en el Taller de Letras “Talega”. Ha Publicado tres libros de Poesía: Escombros (2003), Crepitaciones (2006) y Ciudad del Contra hombre & Noctambulario (2008). Tiende a evocar a personajes griegos, se siente encadenado como Perseo a los mitos, le gusta romper con los formalismos de conducta del hombre, su manera de ser lo demuestra en “El Contra hombre.”: Me agrada entrar a las fiestas y a los festivales a los que nadie me ha invitado. Trato de llamar la atención de las cámaras y aparecer en los titulares de los periódicos”. (…) “Los poetas mayores callan, mientras guardan sus versos en algún lugar del Olimpo”. Este joven sufre las desgracias del pasado ante las amenazas que se ciernen en el presente, un mundo existencial que frustra sus sueños, preocupado dentro del margen social que dejó una época beligerante que le corroe el sumo de una realidad que le punza los ojos, ante lo egocéntrico de su alma.
Osvaldo Hernández (1976). Graduado en literatura. Poeta, editor. Se inicia en el Taller literario El Cuervo. Tiene publicado “Parqueo para sombrillas” (2004). “Cruce de poesía” (Nicaragua-El Salvador, 2006). Canta cierto rechazo a situaciones de la vida familiar, a seres cercanos, parece quejarse, sin encantos, acusa la avaricia, inconformidad de percibirlas con imágenes despectivas por sus procederes y resentimiento humano, la falsedad, esa experiencia en el despojos de la vida misma. Oigámoslo al instante: “falsas madrinas / parientes jamás imaginados/ apariciones de las más raras especies” (…) “y como bichos diligentes que eran / hurgaron arcones /armarios / alacenas /el fondo de todo recipiente sospechosamente cerrado / hasta dar con las joyas / las monedas / el servicio de plata / los huevos de oro de la granja / los finos candelabros enchapados”. En su elucubración simboliza el polvo, materia que relaciona por lo que somos, hijos del barro de la tierra y en el polvo mismo nos convertiremos al final del camino mismo de la vida. La tierra es materia de polvos humanos: “¿polvo serás?/ polvo de barro los hijos que plantaron flores en tu pecho/ polvo es noviembre / polvo el humus de tus ojos”. Y en ese trance recuerda seres queridos que le han rodeado el aliento de su espacio, que le duele: “Juega Mario/baja a barrer el polvo de tu barrio/con la pelota sucia de tus primeras glorias/baila Mario / echa a andar el milagro de la aguja y el vinil /como hacías en aquellas Navidades de abrazos y boleros”. Poeta se martirizan en lo existencial de su memoria con los recuerdos del ser perdido en los avatares de la vida: “preferiste el humilde regocijo de amar las botas/la sal/ las aceitunas”. Osvaldo se desahoga con visión humana muy subjetiva de su entorno que le han dejado en el transcurso del tiempo experiencias en su ser creador.
LUIS ANGULO VIOLANTES. (1977). Poeta. Arquitecto. Nació en el grupo literario Tecpán de la universidad Dr. José Matías delgado. Poemarios con títulos raros y abreviados, se le conoce: (…rhouyd…), (…r…), (…teoría sobre escaleras…), (…esto es una naranja…). De entrada a sus poemas, resalta un verso surrealista, un amor que no le encanta ni en sentimientos, evoca los instantes de alguien desconocido al que pide con clemencia y desea que muera, para poder vivir con ansiedad humana. Un amor no encontrado que no corresponde a sus deseos lúdicos, existenciales en el fluir de su conciencia. Tiende a inventar personajes vividos y compartidos, palabras para darles otra dimensión de significados dentro de su mundo poético, en relación a su vida cotidiana... Oigámoslo: “amor / “invéntatehh / porque si te invento yo/ tendrás q vivir en esta página / y no llegaremos a tiempo al café”. Espíritu desesperado abrumado por el tiempo que nos acosa, donde hay vida, pero lo que falta es tiempo para responder a nuestros sueños y avatares de la realidad misma: “no me queda tiempo de responder / de armar crucigramas /identificar rostros y paisajes / de saber si este lado es mío / de un caballo / o de un ratón / si esta mano es mía / o de la página / o tuya / o de tu sexo / o del mío / o de responder / no tengo tiempo”. El joven Angulo Violantes, difiere en el uso del lenguaje en comparación con otros de su grupo. A él no le importa la decoración en la expresión, nombra las cosas como las ve alejado de todo simbolismo metafórico. Canta los amores desesperados, que lo han frustrado. Fluir de conciencia existencial que lo une a los demás en cuanto estilo también a veces de expresión surrealista, hay una especie de desdoblamiento. Como lo muestra su poema: …”biografi k uno”… donde a nivel de forma altera las palabras en su significado dándole forma conceptual jugando con el sonido o el significante lingüístico, volviéndola un anagrama: “mi cuerpo / viene / por las mañanas / a tocarme la orilla del sueño / se para / frente a sus ojos /se restriega / los sabores entre el beso propio y la muerte / entre / amarse / o invadirse”.
DANILO VILLALTA (1979). Ejerce la poesía, cuento, teatro, gusta de la música. Nació en torno al Taller Literario El Cuervo. Usa la forma libre del verso dentro de un poema corto. Se lamenta de las ausencias de aquellos que lo rodearon un día que dejan solo recuerdos en los rincones de la memoria. Evoca los cuatro elementos de la naturaleza, viento, agua, tierra, fuego. Es un poeta de la alquimia, de la imaginación delirando en silencio la memoria de los muertos, pero no son los muertos que bajo décadas atrás cayeron y a quienes cantamos nosotros violentamente ante la imaginación del miedo y el martirio, los muertos de Villalta son pasivos sin identidad que le duelen dentro de esta realidad que lo golpea ahora, que lo sorprende, con cautela o de tajo. Ajeno a las preocupaciones sociales y realistas resaltan en su yo. En su vuelo lirico hasta ansia ser pájaro rapaz, fumarse su soledad con el rumor de los pinos y derramar llantos en los atardeceres. Hace un significado de los poetas con alegoría misteriosa, melancólica, como si estos fueran almas raras, bajados del Olimpo, en su existir Platónico, lo demuestra en el texto “Somos”: “Somos los eternos delirantes. /Nos diseminamos en palabras y llantos, / Arrullamos los atardeceres; / Somos los que nunca nadie entiende / Porque enamoramos en silencio ¿Por qué hacemos té con la memoria de nuestros muertos. / Somos los que queremos ser águilas, / Fumarnos las horas bajo el rumor de los pinos / Los que queremos amar para siempre. / Somos los que jugamos a ser sombras, / A batirnos a duelo con el mar, / Los cazadores antiguos de metáforas, / Los sacerdotes de dioses asesinados frente al cielo enrojecido. Y es que no se debe de olvidar que los poetas somos tan raros en el oficio mismo, que hacemos hablar hasta el silencio mismo de las piedras, según tu oficio de ejercerla, de edificarla con amor humano, no con indiferencia, la poesía es un oficio mas, aquí en este país hubo un tiempo de guerra que era un riesgo ejercer el oficio de haber nacido poeta, peor si militabas con el compromiso de la poesía misma en solidaridad con la justicia social. No eras sino un animal raro, sino peligroso con ideas subversivas en la cabeza que rompían la norma institucional, la opresión, el sometimiento a los sueños de la vida misma dentro de un anhelo popular que ensangrentaba los ojos con pesadillas, dolores sin bajar del Olimpo, peor sí bajabas de combatir en la montaña. Pero era otra realidad diferente de la presente, hoy es una realidad llena de esperanzas perdidas, vista en fracasos, y temor de cristiano de andar a escondidas, sobre todo a la saga de la vida misma, pues la estocada de alguien te espera a la vuelta de una esquina para esquilmarte las entrañas del corazón, especie de sueño entre una guerra y la paz en velos y mentiras.
La figura humana y literaria de MAURICIO VALLEJO MÁRQUEZ (1979) Poeta y narrador, ejemplo de fidelidad con la poesía, critico de la situación actual que se vive, dotado de cierto espíritu filosófico. En poesía se le conoce: Tiempo en la marea (1999), Cantar Bajo el vidrio (2000), La Casa (2001), El último salmo (2007), Cuentos de Ocio (2006), La decisión, la venganza y otros cuentos (2011). Responsable del Suplemento Cultural Tres Mil y Aula Abierta del periódico Colatino. Su poesía ha sido traducido: al portugués, japonés, hebreo, inglés, francés. Ha publicado en El Salvador y en el extranjero. Vallejo encierra el secreto de un verso, en el cual el hombre se encuentra inmerso en sus problemas sociales. Notable es su esfuerzo, pues suele compartir su soledad junto al amor de su amada y el hijo que paternal y maternalmente profesan. En su poema “Amada”, lamenta la ausencia del ser pasional: “La ausencia de tu voz / gasta mi pose erguida, / me cala tan hondo / con un dolor desmedido, / hiere mis ojos / y no te figuro más”. Canta a los seres más queridos: la esposa, el hijo amado, los amigos, no es ajeno a esa realidad, ante las tragedias del pasado que le duelen, el padre muerto que le ha dejado una honda huella creadora en su alma (poeta militante, víctima de la guerra civil en los 80s Mauricio Vallejo Marroquín (1958-1981, desaparecido por las fuerzas del mal) En su tono poético se le nota cierta visión moral y religiosa frente a esta realidad terrible en el respirar de los días, como el mismo lo grita. Silencioso, algunas veces en su mundo se encierra un permanente conflicto, un profundo inconformismo frente a la vida. Pero entre tantas iniquidades dentro de una sociedad deshumanizada, siempre mantiene viva la luz de la esperanza, lo expresa su poema “Instante”, la que le da fe, puesta en el hombre de carne y hueso, en Dios ante todo : “y arroparon sin remedio la sombra de Dios / como hoy nos inunda su Nombre / vacío entre los hombres / llenos de olvido / anhelo evadir mi voluntad / porque en la noche amanece, y en el día anochece / y vuelve y se va y vuelve y /a la tarde es eterna y lánguida, / y a la noche inmuta y ruidosa / tan temperamental y ajena a mí”. Vallejo es un poeta que sufre un proceso creador que va de lo religioso, a lo político, lo amoroso, lo social, lo antropológico de la vida. Como el mismo lo canta, su hijo es lo más valioso que tiene después de Dios y junto a su amada. Pero el joven Mauricio Vallejo Márquez, también destaca su personalidad por la actividad que desarrolla y por el vitalismo humano con el cual se entrega a la promoción de la literatura. Es quien busca la poesía, no la inventa, espontaneidad que se manifiesta, como su persona misma como trabajador incansable por la cultura y el arte. A su preocupación impera la soledad del hombre, el amor como medio de salvación social, algo quijotesca también diría, se une a esa concepción del amor, Dios, la muerte misma, el monologo interior y existencial, serán características primordiales dentro de la poesía de postguerra en relación a sus otros compañeros. “no pasas Dios / mientras que los hombres pasan como las horas / algunos despacio, otros más rápido / como aquel en una tarde que olvidó entregar las guías / ponerse el cinturón / doblar el pañuelo /olvidó sin remedio / detenerse”. Hace alusión a la muerte, a los muertos que ya no tienen un retorno, que los lleva como en largo viaje sin fin, muertos vivos que salen a caminar: “los muertos le temen a la letra / ascienden como hebras por los cielos. / Es la muerte su ventaja / y el grito que anuncia el alma / al abordar el barco / que la lleva rumbo a un viaje sin final.”
RAFAEL MENDOZA LÓPEZ (1979) Joven que ejerce la poesía y el periodismo. Lo conocí cuando era un niño en casa de su padre, el poeta Rafael Mendoza, ocasiones que lo visitaba y con quien la poesía nos ha encontrado en el camino de la vida, de manera que este joven ha nacido en un hogar con el calor de la poesía en su seno, pues su hermana Mextli Súchilt Mendoza López (Flor de Luna), también poetisa, cuya voz surgió en plena guerra de los 85s. Alma femenina de verso libre, delicado, lirico, cristalino y fresco como el rocío, como dije alguna vez de ella en los Cinconegritos. En cambio su hermano Rafael, surge en torno a la Revista “Huella” (editada junto con Mauricio Vallejo Márquez), en la Universidad Nacional, en el grupo literario “La Fragua”, allá por 1999 cuando ya los Acuerdos de Paz, marcan una realidad diferente, de posguerra sin bombas y metrallas. En su yo especie de rumba poética con el juego de un lenguaje coloquial que caracteriza en su estilo de estos tres poemas que comento, como en su texto “Facundo”, oigámoslo, poema que libre tiene cierto ritmo en su hablar: “Tumbado. No fue posible la pena. / Tumbado. Siendo el que no quiso, llorando en la sombra de un cuento / que no pienso. / Tumbado. Desde el dolor que aroma el vitral de los despojos. / Tumbado. Tumbado.” Al igual que sus demás compañeros de promoción el tema del amor es primordial dentro de esta poesía de posguerra, poesía amorosa, decantada, libre. Pero con un simbolismo erótico, lúdico, en su gozo de la realidad existencial que enfrenta: “Cuando tu corazón se abre / no hay balcón donde quepa mejor la madrugada, / no hay lluvia que abarque tu mirada. / Sólo entonces me dan ganas de cantar / si te desnudo”. Encuentro en Mendoza, hijo, cierto gusto por el soneto. He aquí donde lo amoroso, lo lúdico, de sus últimos dos tercetos del soneto XI: “Quemando sus arenas vino a verme / feliz mientras flotaba entre mis barcos, / con esos ojos donde el mar se duerme. / Hayóse eterna el alma entre los parcos / malecones. Y allí volvió a quererme / como un grito varado entre los charcos”. Pese a la dificultad que entraña la construcción de un buen soneto lo siento bastante logrado en su fuerza expresiva y métrica, habría que ver más de su poesía para conocer más de su visión de mundo.
ROXANA MÉNDEZ (1979). Quien escribe poesía y cuento infantil. En poesía se le conoce: Clara y Clarissa (2012). Mnemosine (2008), Memoria (2004). Incluida en Antologías de poesía Centroamericana: Puertas abiertas (Fondo de Cultura Económica, México, 2011) y La Herida en el sol, (Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, 2007). Hay cierta belleza lirica, coloquial en los poemas de Roxana Méndez que da mérito a la poesía femenina en El Salvador. Como visión de mundo toma el cosmos que la lleva a evocar los años de infancia y fantasías como alma soñadora, sin ignorar que otra realidad amenaza hambrienta con el acecho, el peligro, la hace ver visiones por las noches que avanza y en trance existencial, siente que el mundo se derrumba en sus alrededores, el texto “Condenación” lo dice con su canto de quejas: “esta noche no puedo / distinguir la constelación de Orión / y todas las estrellas me parecen iguales. / Mientras leones hambrientos / me aguardan tras una puerta, / me conducen por un pasadizo amplio / y escucho el canto íngrimo de un grillo / ¿será el mismo que alguna vez encerré / en una caja de madera.” Espíritu sufriente, melancólica, que manifiesta cierto aire surrealista en su expresiones: “Y las olas tocarán mi cuerpo / y la espuma alcanzará mi lengua / hasta que aparezca / de nuevo el alba”. Para ella un “Viento de Noviembre” es misterioso, sombrío, de metal, que sabe arrastrar las palabras más allá de los límites de la tierra, la memoria que describe el paisaje con aire bucólico, pronunciando nombres que no puede callar que tiende a caer en constante soledad: “Veo la vastedad de la sabana, / lo largo y ancho del paisaje / y también más allá / hasta donde mis ojos / llegan y no retornan / para devolverme una imagen. (…) “la savia que circula en los pequeños arboles / que come la jirafa, / y el sol en el cenit / cuyos rayos tocan el borde de la hierba / que jamás fue cortada”. Todo en ella semblanza de soliloquios describiendo un mundo que ella misma construye, inventa como si cayera dentro de un trance espiritual que la hace ver visiones, contempladas por un espíritu que se desdobla, desesperado, frustrado y en constante fatalismos: “La noche avanza y a mi alrededor / el mundo se derrumba. / Llega la hora. Ya casi me veo frente a mí”.
CLAUDIA MEYER (1980). Poeta de las más jóvenes de su generación, que gusta también de la crítica y eso es bueno, reflexionar la realidad que enfrentamos. Su poesía se conoce en: “Antología de poesía joven Las otras voces” (2011), en “Madrugada del siglo XXI” (2010), “Los ángeles también cantan” (Perú, 2006). Premios en los Juegos Florales de Zacatecoluca con: “Dédalo o el laberinto” (2011), “Estación del frío” (2010), en Cojutepeque con “El vuelo de Ícaro” (2008). Suele publicar en el Suplemento TRESMIL sus poemas. En su coloquio con ella misma, su poesía es imaginativa, en angustiosas y constantes preguntas dice: “¿Quién podría? Sólo la locura puede sonreír ante el rostro de la nada”. Trances de locura, donde la realidad la desespera en infartos huecos, dentro un estertor de adrenalina, un tanto metafísica su manera de poetizar lo desconocido que inventa en palabras que caen en torrentes liricos y alardes retóricos. Con ánimos de pedir que nadie proteste, o se arme de dudas vanas en que el ambiente frustrante la enclaustra: “La luna es mortaja sin denuncia. / El encierro es mi castigo, el laberinto soy yo”. En su poema “Soledades” de versos largos y tendidos hacen que recuerde los viejos amores muy enmohecidos por el tiempo, allá en un rincón de su alma su horizonte imaginario vibrando las cenizas pasadas de su infancia y adolescencia que regresan a su yo en los rincones de su memoria. Que se le vuelven: “despojos nacidos de querellas virulentas, piélago de colosales catástrofes espirituales”. Si a los otros compañeros de su promoción que tienden al verso corto, limitado de imágenes metafóricas, en Claudia Meyer, su yo poético, la caracteriza por un torrente abundante de palabras que no le importa ni la forma, ella se deja llevar por las palabras, por su discurso poético nada mas, es manantial desbordante, que la pierden en emoción y objetividad. Cuidado el poema debe pensarse y no es solo dejarse ir por ese arrebato emocional lirico del lenguaje, donde el poema no sea solo imaginado, inventado, literario más que vivido, entiendo que es bueno soñar, todos tenemos derecho a soñar, pero sin perder la realidad que nos acicatea el alma, escapándonos sin rumbos. Lo social primero está presente en la vida del hombre. Eso es parte de su frustración, desesperación, soledad que se manifiesta en sus revelaciones constantes. Su poema “Tierra” es el mejor ejemplo retórico: “¡Ah qué dolor de mortal succionado por este suelo! La superficie rebulle de trotes, / me angustian sus frondas, peñascos, todo lo inerte y demás gravedad”. Donde la situación del verso surrealista se le manifiesta en una realidad que la desvanece en sus sueños ante sus ojos: “Yo debí ser pájaro, tengo un alma de viento que se retuerce en esta losa de arena. / Busco un explícito destierro, un desprendimiento de águila de sus callejas de piedra. / Busco el sin sentido, lo inadmisible, dejar mi par de anclas epidérmicas: ser humano caótico que inunde la vastedad del etéreo paisaje”. Pienso que Claudia difiere de sus compañeros por la riqueza de su lenguaje que la hace caer en desbordamientos liricos, queriendo hacerlo humanos, un tanto metafísicos en su vuelo que emprende con pasión verbal.
PABLO BENÍTEZ (1980). Es el más joven de esta promoción. Se dice que escribe ensayo, poesía. Gusta de la filosofía, de la investigación histórica, eso alegra, necesitamos investigadores que vayan manejando este instrumento para el desarrollo de la cultura. Doce contaba cuando presencia los Acuerdos de Paz que dan fin a una secuela de violencia, que quizás lo deja marcado en su infancia, espíritu de transición entre la guerra y la paz. Empieza a publicar hacia la década del 2000 en adelante, después de sus 20 años. A sus 31 tiene mucho horizonte para que trabaje con ahínco. Expresa una situación surrealista cuando se sueña la planta florecida, rio que arrastre sus corrientes, montaña donde se desate la tormenta en sombra fértil. Evoca el perro de la calle dentro de un réquiem muerto, dice que todos chillamos como canes muertos, que recuerde que hasta los perros lloran y saben hablar con su lenguaje de alaridos y sus silencios, dentro de una realidad que mata nuestros sueños a cada instante, sin esperanzas de encontrar para ellos su hueso de felicidad, solo la frustración y el miedo. Ama la risa de los muertos, del perro que lo compara con el tallo que comienza a brotar en flor que se marchita un día. Dentro de una realidad donde anda el hambre y la miseria en su imagen fantasmal que acecha con alaridos de dolor, de muerte, al acecho donde: “no se sabe nada / el mar sigue cortando / y cortando / caen las rebanadas de la noche / y nuestra hambre vieja / y sin filo / no sabe morder.” Es muy raro en su planteamiento existencial al percibir la realidad de otra atmosfera violenta que recuerda o no quiere recordar porque hay temores escondidos o rebeldías sin causas que lo acosan en el alma. Dice en su texto “rebanadas” que: “el mar corta la noche en rebanadas / al otro muñones sin nombre / quizás un marido / quizás una hermana / no se sabe nada / el mar sigue cortando y cortando / caen las rebanadas de la noche / y nuestra hambre vieja / y sin filo no sabe morder”.
1.4- Estilo y visión de mundo que poetizan en una época de posguerra.
Estos poetas se desarrollan después de la guerra y fueron surgiendo en sus publicaciones poco a poco a partir de 1990. Resulta difícil resumir los temas que más los aquejan, pero veo que el tema del amor o de la poesía amorosa, es primordial en el panorama lirico de esta poesía de posguerra. Es decir el motivo de la mujer, el hombre es un medio, en el cual se expresan las más intimas y complejas emociones del alma. Casi todos herederos de una expresión existencialista, a veces surrealista en otras, de angustias, de sueños oníricos, contemplación en monólogos interiores de una realidad distantes de los problemas que realmente hieren la existencia del hombre, a quienes inevitablemente, se une a veces la idea de la muerte, manifestada en un estado de inconformidad social, sin rebeldías sociales, sin acusar, sin poner dedos en la llaga. Para mí en lo personal en mi experiencia creadora, pienso que la poesía, la literatura y el arte en todas sus manifestaciones deben adquirir un compromiso con la historia de su tiempo, identificarse con sus momentos. Seguir denunciando toda una serie de reveses negativos de un sistema injusto donde el hombre no encuentra una salida para sus sueños, seguir fustigando las injusticias en las que el hombre está inmerso, colonizado, sometido, frustrado, desencantado ante los problemas que más nos duelen. A la mayoría de estos jóvenes, en su lenguaje poético no les importa la belleza expresiva, usan en sus motivos un lenguaje llano, prosaico a veces, un “yo” existencial resalta en su poesía. Veo en sus gustos por la forma, que predomina en todos ellos con acento principal el “verso libre”, “verso suelto” o “verso blanco”, como dicen algunos estetas del lenguaje. Aunque según lo indagado en otros hay algún apego a la rima. Habría que verlo. Sucede a veces lo contrario, a unos no les preocupa ni la forma, o más que la realidad del contenido, según lo veo en sus poemas escogidos.
Creo que a medida que vengan los años, estos poetas irán encontrando su personalidad con cierto prestigio, pienso que todos deben ampliar los motivos de su poesía, enriqueciéndola con parámetros propios de su época, si es que tienen conciencia de su evocación creadora, sin quedarse en el camino, sin ser comidos por el tiempo mismo, como pasa con muchos que el tiempo se los comió y perdieron vitalismo, habrá que esperar. Si para los que venimos de la generación de los 70s y las voces de los 80 que se juntan (como los grupos Xibalba. Patriaexacta y otros), que en carne propia vivimos una época sangrante, de guerra fratricida en que tú misma conciencia social te exigía militar (para no quedarte aislado) con postura moral por la justicia social, el respeto a los derechos humanos, en violentas manifestaciones o células de acción revolucionaria, jugándote la vida de una y otra forma a favor de la revolución, debías estar consciente de ello, al integrarte a la lucha con riesgos de tu propia vida. En cambio para estos Poetas Noventeros de Posguerra, que surgen dentro del marco de los acuerdos de paz, dentro de esa “transición” entre la “guerra y la paz”, pero una paz que nos desencanta, que por sus mismas secuelas sociales de posguerra, es una paz simulada, caótica, de incertidumbres, donde siempre circunda la violencia, la muerte fantasmal, por la misma inestabilidad social, económica que vivimos, una paz que ha creado desilusiones, sin felicidad, una paz frustrante donde el hombre siempre está al acecho por sobrevivir con cierta esperanza de encontrar una vida más justa y más humana, pero parece no encontrar esa salida. Esta “violencia de la paz”, donde inmersa esta misma “generación del gonce” como la califica el investigador académico Rafael Lara Martínez, en un reflexivo artículo acerca de estos poetas de posguerra, incluso que oyen hablar de una Cultura de Paz quienes padecen ese fenómeno de transición: “negarse a pensar la poesía de la generación del gonce, de la transición guerra – paz, significa olvidar la interrelación entre la historia y la conciencia poética urbana que la expresa en un periodo clave de el salvador. (…) existe un cambio en la sensibilidad poética de la violencia de la guerra a la violencia de la paz. He aquí su testimonio acallado” [i] Generación que no deberán ignorar que esta posguerra exige un tipo de compromiso, ejemplo, el velar con actitud antiimperialista por el rescate de la identidad cultural misma, aunque parezca un concepto ya trillado. Primero, produciendo una obra con valor estético, con conciencia de clase, incluso llevar al arte mismo el problema del medio ambiente, porque el terrateniente, el industrial mancomunados en sus ambiciones de riqueza, destruyen y modificar el paisaje físico de nuestro entorno, por expandir sus medios de producción económica, pienso que proteger el hábitat que nos circunda es deber moral. Todo eso mismo exige un tipo de compromiso, ético, estético, estudiando, investigando con disciplina, creando una obra bien pensada, leyendo mucho, reflejándola con sentido descolonizador siempre dentro de un espíritu de participación liberadora; porque la lucha continua de una u otra manera. Porque ante estos problemas sociales, de reconstrucción nacional se debe romper, encontrar otra manera de manifestar su expresión creadora. Recuerden que los pudientes de la economía, del poder dominante, quienes tienen sus propios gozos estéticos les conviene que Uds. Escriban (mos) una poesía que no aborde los problemas cotidianos, que no proteste, conformista ante la imagen de progreso que nos muestran con la publicidad alienante, amarillista, el consumismo sofisticado y ante el denigrante teatro de la vida que ofrecen nuestros políticos de turno ante la crisis. Todo entre en crisis y hasta ellos, en los que teníamos esperanzas parecen entrar en crisis, en crisis de poder, en crisis de moral e ideología, ante los cambios que muestran en sus procederes y menesteres, pienso que algunos ya están pensando mejor con el estomago porque el sueño popular se les va esfumando ante las circunstancias e incertidumbres.
Creo que estos jóvenes deben (todos) incorporar nuevos valores de que hablar en la poesía, la literatura, en el arte en general. Este capitalismo subdesarrollado, economía dependiente, amoldado a los intereses del imperio norteamericano, quiere hacer de todos los sectores una especie de marionetas fácilmente manejables con sus aparatos de poder, en lo político, en lo económico, y en lo cultural es evidente sus influencias de cultura neo colonizadora, son causantes, en el caso de nuestro país, según piensa el poeta Miguel Huezo Mixco son quienes: “trituran y vuelven un producto desechable nuestra propia cultura” [ii] Pero debe(n)(mos) ser entes de cambio de acción y reacción ante lo presente, sujetos de participación y transformación ante esta realidad cambiante, incluso saber usar la nueva tecnología computarizada para bien del cambio, del progreso que el país requiere, ante esta otra realidad virtual en que nos ha enclaustrado el fin de una guerra civil que tantas heridas sin sanar ha dejado, donde la proletaria familia salvadoreña está siendo drásticamente golpeada, engañada, debemos luchar desde el pueblo mismo y para dar al pueblo mismo el sueño diferente, cambiando de raíces la infraestructura económica, la salud, educación, cultura, la distribución justa de la tierra como parte de un sentir histórico donde los poetas deben lanzar su grito, aprovechar esta nueva reapertura democrática, la verdad nunca deberá callarse en ninguna época de la historia, como lo hacía valientemente Monseñor Romero, de quien debemos aprender ese humanismo en beneficio de los más necesitados. Según mis investigaciones la mayoría de estos poetas aparecen en la “Antología Alba de otro Milenio”, elaborada por el poeta Ricardo Lindo (DPI 2000), labor necesaria para ubicación histórico-generacional.
Y para cerrar mi deber como crítico, es justo mencionar otras voces y no me encasillo solo en la poesía, sino en la literatura en general, donde hay otros jóvenes, dramaturgos, narradores, artistas, teatreros que comparten esta misma promoción contemporánea de postguerra en El Salvador. En el exterior ubicamos en esta generación al joven guionista, autor y actor de teatro y cine al salvadoreño canadiense Juan Carlos Velis Paniagua (1973) de Windsor University. Es meritorio mencionar a dos jóvenes narradoras: Claudia Hernández (1973) y Vanezza Núñez Handal (1973). Perdonen aquell(o) (a) s los que no registra mi memoria para mención y estimulo. La mayoría de estos jóvenes, suelen publicar en el suplementoculturaltresmil.com de Diario COLATINO y en las páginas de lectura virtual artepoetica.net, que coordina el poeta André Cruchaga en su “Blogspot”, divandelescriba.com/ laberintodeltorogoz.com/ albumnocturno.com, de ámbitos internacionales, meritoria labor que debemos apoyar. Aunque la mayoría de estos poetas tienen sus propios blogs para promover sus trabajos cibernéticamente. Quienes están produciendo su obra dentro de un espacio de más libertad democrática y libertad de pensamiento, pero recuerden que ésta se conquistó con sangre y lucha, que tuvimos que enfrentar las generaciones pasadas, democracia demagógica, opresión militar y con riesgos de la muerte, la cárcel, el exilio contra un régimen fascista que nos caracterizaba, para ellos ideas peligrosas que habían que eliminar. Creo que todos Uds. deben tomar ventaja del momento histórico, aunque los unan entre sí, pequeñas diferencias en esa visión existencial del mundo que expresan, que viv (en) (ivimos). Es un reto en todo sentido, creando con magia, utopía, ética, moral. En todo caso no quiero causar desencantos, pues soy responsable de lo dicho, fácilmente me puedo equivocar, lo siento. Uds. tienen la palabra para tirar la primera piedra, más sepan que tienen esa “juventud”, divino tesoro, “voz”, “imagen” y “palabra” que debe ser muy ardiente, aun con llamita de árbol de Ocotes para alumbrar el camino de esta realidad que cada día se siente más violenta y entre los nuevos retos que nos trajo la posguerra para construir sin desilusiones o desencantos los nuevos aires del futuro. ¡Que la poesía siempre los ilumine (a todos) en la vida, como una de las exigencias más indispensables de nuestra alma! London, Canadá. AVT/05/03/2012
[i]- Véase de Rafael Lara Martínez: “Entre la generación del gonce-violencia de guerra-violencia de la paz”. Tres mil # 1137. 18/02/12. El Salvador, Centroamérica.
[ii] - Véase de Miguel Huezo Mixco: “La casa en Llamas” (La Cultura Salvadoreña en el siglo XX) Ed. ArcoIris, 1996, San Salvador, El Salvador. P. 11.
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