Noé Lima, El Salvador.
Poemas de Noé Lima.
Del libro “Alta Frecuencia”
Dedicado a Yolanda Fernández Mayan.
1.
POEMA DE AMOR EN UNA SERVILLETA
MIENTRAS ELLA VISITA UNA SEX SHOP.
Ella poseía ojos de pez insolente
no me ve
no mira mi mano moverse por su cintura de nervio líquido
su ombligo crujiente al adivinar el peso del cielo
solamente mira los falos de goma en la vitrina de enfrente
los mira como a batracios azules
en los que puede pensar
soñar más bien
poniéndole abrazos colgando del más terrible insomnio
madrugadas sin máscaras en las alcantarillas
cigarrillos palpando el pulmón de la noche
besos tendidos a lo largo de alguna botella
no mira la tinta de mis dedos derramados
por sus pupilas de ostra inquieta
solo ve sus arcángeles diminutos
sus crucificados gemidos
el desolado cansancio castrando su sábana
la aspiradora suspirando por algún recuerdo
un blando espasmo de pájaro
como hebra en la víspera de la libertad
ella cree ver el paraíso fundirse en la amapola celeste
recorriendo sus venas al salir de la oficina
corre para no perder
le duele la sombra
la sex shop tiene la esperanza abotonada
en las frases “no finjas”
“quiero que mueras por mi”
“júrame que nunca me vas a dejar”
el te quiero en sus calzoncitos blancos
sus nalguitas incomodas para el silencio
sus muslos de tobogán donde corren tres corazones tatuados
sus senos de redoble para calmar el hambre
el paso firme para tocar el cristal como una caverna
en la espera de la hora para penetrar un nombre
una letra al menos
una sílaba perversa
que la hunda en el café frondoso del desvelo
no mira mi mano mientras escribe
sobre el sepelio de la rosa
el roído espacio de su aliento
preguntando por el precio de la felicidad.
2.
LA PRIMERA VEZ.
“Tinta de luz
Sonido lunar
Ocultándose en la oquedad de las piedras”
Alejandro Mos Riera.
La primera vez olía a whisky barato
a golpe gitano en las rodillas
a insolente roca despertando con el sol herido por la lluvia
olía a destierro
a migaja en el estómago
a nómada eterno por la altura de tus senos
la casa de cartón era la cueva de un sonámbulo
con el suspiro en la proa incierta del beso
fue uno de esos días rudos
de hojas cansadas
en el crucifijo de los pelos furiosos
de media luz
de las mentiras
la inocencia cabizbaja
el cometa incendiario de algún hueso
apoderándose del deseo
había un disco de Thin Lizzy
leyéndonos la romería del pecado
había una letanía entre seno y seno
las habitantes palpitaciones de un cenicero
oscuro como tu sexo de avenida abierta
había un precipicio en la parte trasera de un coche
vomitando a Silvio
con el respaldo azul
un mes de octubre de escayola rompiéndole la luz
a tus piernas
a las mías fumándose la angosta piel
las horas irreductibles en la coraza de algún corazón
la posición fetal deletrea la inocencia de los párpados
doce años no son nada
ni veinte
ni cuarenta
la abreviación de las frutas en la mano
la pelvis rota de golpe
entreabierto
para recibir a la cordura después de las tormentas
la primera vez es un juego infantil
un tranvía azul que abre sarcófagos
la naciente ojera en medio del ombligo suicida
el enjaulado canto de las flores
la primera vez jugamos a ser ciegos
la cama dócil
la fermentada erección de los huracanes
el coño rígido copiando las lecciones de mami
la medalla sin esfuerzo alguno matando la tristeza
el placer de la ropa danzando en el suelo
como huéspedes deshojados
viendo pasar al mundo en un instante.
3.
MAR ADENTRO.
"..Ondea la penumbra. No hay suspiro
flotante."
Jorge Guillén.
arroja mi nombre hacia una playa que no existe
comprueba tu reloj de arena cuando vayas a la mitad del invierno.
cuando me encuentres nuevamente
has un circulo con tus dedos de enjambre
para detener al tiempo
la mansedumbre hostil de las olas
un olor envejece
con la marea cada vez que la tocas.
4.
EL OJO DE AGUA.
El tiempo se desnuda poco a poco
un hilo de un suspiro cosiéndole piedras a la noche
tambores que trotan en el espacio de tu cama
el dolor es una aguja despojándose del insomnio
es una boca que se cierra
un despojo
el humo disecado en la puerta que se cierra:
una habitación consumiéndose ciegamente en el silencio
tu caballete muriendo de frío
el cuadro inacabado expirando astros ruidosos
como una ventana donde anidan siempre las respuestas
el ojo de agua es un túnel hacia un cuerpo
la bocanada de las horas en la niebla como un guante
quejándose por el labio perdido en el alba
el ojo te preguntas Frida
dónde cavila el venado sin la armadura del viento
sin el vuelo tembloroso del aire desnudando alguna estación
ese ojo aúlla en esa seda dormida de tu pulso
tu mano de hierba
tu mano relámpago
tu mano líquida
tu mano de flor abierta
tu mano empuñando la ceniza
ese ojo de agua
a la orilla de una cama
el transparente martilleo de nuestras arrugas
donde el tiempo es la arena huérfana de la luz
me queda tu recuerdo pelona
como el cerro que vomita relojes
en la esquina opuesta de cada cuadro
te preguntas mucho Frida
y la tibieza del agua es un tobogán
deslizándose
en tu pierna de invierno
en tu espalda de carrusel
donde descansan los huesos trapecistas que nunca amaron.
5.
LA EDAD DE LOS CUERPOS.
un templo fulgura unas canas
el lino sutil de una cama
el alba de julio sangrando tu nombre
soy una vela apagándose
en la intacta ánfora de tu boca.
6.
EL CORAZÓN DE LA LUNA.
La noche es una frontera líquida en mis manos sordas
ellas solo escriben
vuelan
se arrinconan
hasta ese latido hueco de la luna
donde caben
el cadáver del invierno
y tus ojos.
7.
LA VIEJA CASA..
“y cerrar por fin los ojos cuando la mariposa próxima a
caer sobre la
tierra sorda quiere en vano volver sus alas hacia lo verde
que ahora la desconoce”.
Leopoldo María Panero.
En el rincón la alfombra besa huellas
aun camina desnuda
la botella de vodka vacía
aun palpita
y me visitan los fantasmas de vez en cuando
hurgando el zumbido de abeja
en que se ha convertido mi corazón
de papel mi esqueleto
de humo mi sangre
de ceniza el sueño goteando en las grietas de la pared
en el rincón caminan las pesadas aldabas
como lágrimas los cerrojos en los poros
vagan
esas criaturas móviles
la imposible media noche
abrigándole alas al insomnio
al mudo presagio del poema hundido en tu sexo
desde rincón suelen llegar los barcos de papel
naufragando en tu cadera
en el golpe furioso del viento en los muebles
el polvo es solo un huésped que cabe en tu pelo
o en las esquinas de los muros
donde se deletrea tu bostezo
como armadura para los recuerdos.
8.
AYULIMA.
“Voy a tu cuerpo igual que ir a los ríos”
Eunice Odio.
Mi cigarrillo hace figuras en el aire
el insomnio tiene una cintura
del tamaño del acorde de tus ojos
hace cruces
venados
mareas dispersas
montañas
y todas se diluyen en una sinfonía de huesos
en la desteñida fotografía estéril de este cielo
detenido en el tiempo de tus poros
en los míos
en ese pensar humeante de la distancia
hace cada figura mientras pienso
en la consumación del asma en cada temporal que se avecina
en la mirada abierta de los huracanes
apenas tocados por tu aroma
mi cigarrillo tose lentamente pensamientos con el humo
jadea simulacros con tu carne
se deja caer en pedazos con tus latidos segadores
los cortadores de esa palabra en su diástole
en su sístole negro que chorrea la encendida agua
aproximándose a tus besos
mi cigarrillo se parece a mi tacto
poco a poco siembra nuevas voces en la ceniza carcelera de la noche
hasta aplastarlo como a mi corazón en el cenicero.
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