domingo, 3 de noviembre de 2013

HALLAZGOS DE RAFAEL LARA MARTÍNEZ: POLÍTICA DE LA CULTURA DEL MARTINATO

Carátula- Rafael Lara Martínez




HALLAZGOS DE RAFAEL LARA MARTÍNEZ:

POLÍTICA DE LA CULTURA DEL 

MARTINATO[1]



Por César Ramírez Caralvá



El libro consta de las siguientes partes: Crónica de encuentro con el “Pulgarcito de América” y sus anexos: 1 El Salvador de Gabriela Mistral; 2 El Salvador, Pulgarcito de América de Julio Enrique Ávila;  3 El Pulgarcito de América Alfonso María Landarech; 4 “Hotel Fraternité” de Hans Magnus Enzensberger; 5 Carta de agradecimiento del padre de Sandino a Maximiliano Hernández Martínez; la segunda parte se titula : “Armas y Letras”: principios de “la política de la cultura” del martinato, que tiene un apéndice: Historia del hecho a la conciencia Martínez en 1955; Salarrué en Costa Rica (1935) Indigenismo en pintura y disemi-nación de la política cultural del martinato; finalmente:  Política de la Cultura Martínez y el Indigenismo.
La importancia de este documento es inaugurar el debate sobre la política cultural y sus interpretaciones entre sinergias y antagonismos ideológicos, además la construcción de una política oficial a partir del martinato.
La figura de Roque Dalton con su libro: Historias prohibidas del Pulgarcito es el motivo de investigación sobre la autoría de  esa frase, una generación de salvadoreños le atribuyó a Dalton ese calificativo, pero el genuino autor fue Julio Enrique Ávila (El Salvador, Pulgarcito de América) la lectura daltoniana contrasta con la interpretación del contenido ideológico de su vida y en el trabajo se dedica a construir un arsenal conceptual contra los poderes militares, oligárquicos y eclesiales, para este objetivo usa la ideología marxista contra el régimen autoritario. No obstante Roque Dalton omite al verdadero autor, ese es el hallazgo y la discusión propuesta en el libro de Lara Martínez, condición que revela la importancia literaria en el imaginario salvadoreño… ¿arma ideológica o revisionismo literario?, en realidad podíamos aceptar cualquier cosa que se opusiera a los militares en esos años de oscuridad y represión.
En el capítulo: “Armas y Letras”: principios de “la política de la cultura” del martinato encontramos trascendentales hallazgos en la línea cultural oficial,  si anoto “oficial” es debido a que antes de éste régimen no existe un impulso hacia la aglutinación de los conglomerados de: letras, pintura, historia e indigenismo como parte estructural gubernamental, esta situación connota un ideario manifiesto: “La fundación de una nueva Patria con su Historia, Arte y Gobierno,  diferente a todo lo anterior” y un ideario oculto: “la eliminación de la Patria étnica, afrosalvadoreña y sus tradiciones, Historia y Sociedad” no existirá más una nación original con sus características: pluriétnica,  pluricultural, multilingüe, sino una República de proto-europeos mestizos.
El contexto de los hallazgos es finales de los años veinte y los años treinta, justo en el ascenso del fascismo en Europa que tiene como estructuras diseminadoras a la Teosofía, de la cual muchos intelectuales hacen gala, pero bajo una interpretación tropical y desnaturalizada.
Las anotaciones de Lara Martínez son trascendentales, puesto que muchos conceptos de estos autores clásicos en nuestra literatura aún son divulgados sin ningún cambio, este defecto es la tradición de aceptar sin crítica, ni análisis histórico todo argumento oficial, de tal manera que los autores son elevados a los altares culturales, a semejanza de “santos” donde se prohíbe identificar fallos en sus opciones políticas como parte de un contexto del ascenso del militarismo en nuestra nación; debemos destacar que ésta crítica a los autores salvadoreños y su apoyo a la dictadura nos coloca entre las opciones a juzgar: “su obra o su personalidad”, en la primera podemos celebrar su trascendencia literaria, artística etc., pero en la segunda, podemos condenar su opción por el fascismo y su visión excluyente.
Estas duras expresiones corresponden a realidades concretas a mencionar: no se reconoce constitucionalmente a la etnia salvadoreña ni sus derechos; en segundo lugar la  historia sobre los acontecimientos históricos donde grupos étnicos y afrosalvadoreños participan a favor de la independencia es negada, sirvan estos elementos para indicar que estas exclusiones tienen su origen en el martinato, hasta la fecha la historia oficial no reconoce estos acontecimientos.
Es cuestión de la ciencia aportar pruebas y análisis, de ahí la importancia de los hallazgos mencionados.
Dos componentes más del texto (1): Salarrué en Costa Rica (1935), el martinato instaura el premio nacional denominado: “El Salvador”, que otorga a Salvador Salazar Aurrué, es una acción que no tiene nada de ingenuo, el objetivo era una sutil propuesta de alianza entre el arte y la visión de un gobierno militar, es un acto diplomático que busca impulsar el indigenismo –en imagen,  no en derechos, ni en cultura étnica, ni etnohistoria-  junto a intelectuales favorables al régimen, pero guardan un notable silencio ante la matanza de 1932 y la negación de derechos constitucionales y (2) Martínez  y el indigenismo: Describe un evento olvidado de la relaciones exteriores de El Salvador, el Informe presentado al Gobierno de El Salvador por la delegación salvadoreña en el Primer Congreso Interamericano de Indigenistas en Pátzcuaro, Estado de Michoacán, República de México (14-24ABR940), demuestra el olvido gubernamental de la antropología salvadoreña y sus conexiones con áreas creativas y la política cultural… éste evento más parece una condición para maquillar la imagen dictatorial del martinato que un acto académico, mientras en México desde esa época avanza con la fundación de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Indigenista, en nuestra nación el régimen no realiza el menor esfuerzo para crear algo similar, develando su visión de un indigenismo pictórico e inofensivo; debemos destacar un estudio mencionado en este tema, realizado por Leonhard Schultze-Jena condenado al olvido durante ochenta años, este antropólogo alemán investiga la lengua nahuat y nos permite conocer los mitos pipiles, que Lara Martínez rescata en su libro: Pipiles de Izalco… hasta hace un par de años… así la Antropología e Historia fueron excluidas de las materias académicas oficiales, quizás porque en ellas reside la vocación de la nación y el legado de los pueblos originarios a quienes en pleno siglo XXI aún se les niegan sus derechos.
El libro de Lara Martínez se convierte en el primer libro que abre un debate sobre las escuelas de intelectuales y sus tendencias ideológicas, antes de este documento los textos solo son identificados por la belleza de su prosa o verso, también apertura la polémica  sobre los autores en el contexto histórico, situación crucial debido a que la Historia implica las grandes tendencias sociales de las épocas. El documento identifica que además del ascenso del militarismo en la nación, los intelectuales de la época apoyaron decididamente al hombre que realizó la ruptura constitucional vigente desde 1886 y callaron la feroz represión de 1932.
Debemos agradecer al autor la dedicación de esta investigación y su contribución hacia la comprensión de nuestra cultura en el siglo XX, también a la Universidad Don Bosco por publicar tan valioso documento.
Finalmente: ¿existe un contrato político entre la cultura y el poder? La Historia demuestra que si, las variantes culturales de los años treinta nos remiten a la Alemania fascista, Rusia comunista, España franquista etc. la cultura tiene en esas naciones y otras, un marcado silencio de los opositores y ello nos conduce a otro parámetro, ¿es tarea del Estado promover la cultura en su beneficio o la cultura es libre de la política oficial?... desde mi punto de vista debemos entender la cultura como expresión independiente que no debe radicar en los altares del gobierno, anotemos que Roque Dalton solo fue publicado oficialmente post-morten.
La respuesta es la independencia cultural, los autores deben ser respetados por su obra.
En el martinato existe una coincidencia de los autores con el régimen, ese es el hallazgo.
Durante estos años del Siglo XXI solo las universidades han tomado la iniciativa de construir nuevos marcos teóricos, así se abren nuevos caminos para las ciencias y una nación más tolerante e incluyente.
Gracias por publicar esta obra, gracias a Rafael Lara por su valioso estudio.



[1] Presentación del libro: Política de la Cultura del Martinato de Rafael Lara Martínez, Jueves 13OCT013, Universidad Don Bosco, Campus Antiguo Cuscatlán, presidido por el Dr. José Humberto Flores.





César Ramírez Caralvá




JÚBILO EPISTEMOLÓGICO (INTIMISSIMUN)




Por César Ramírez Caralvá





Debería ser obligación estudiar a los clásicos griegos: Sócrates, Platón, Aristóteles para reconocer el destino de la humanidad. Comprendo la gravedad de estas afirmaciones así como el desprecio de muchas personas por la filosofía singular de nuestra América Latina y mucho más de nuestra nación centroamericana.
El concepto no sería una traslación mecánica a una época remota de hace cuatro mil años, sino comprender las bases de nuestra sociedad en las ciencias y artes, de igual forma las nuevas escuelas de crítica a estas materias históricas, así obtendríamos al menos una visión de “Gran Angular” sobre nuestra existencia.
Estos conceptos filosóficos son indigentes, destinados a grupos marginales usualmente eruditos, que se deleitan con un raro placer, observar y proponer caminos olvidados por la sociedad del siglo XXI, senderos que toda persona puede alcanzar con un poco de voluntad, pero la consciencia parece una materia subversiva cuando rechaza el consumo, la adicción tecnológica, el ruido mediático y más aún cuando pide renunciar al modelo de éxito de Hollywood.
Hace unos años en Estados Unidos se formaron grupos de lectura lenta, este concepto refiere a grupos de personas que se reúnen a escuchar lecturas de viva voz, similares a: conversatorios, recitales, lecturas de autores, los cuales recobran un sentido olvidado por los medios de comunicación masiva: “el contacto directo entre emisor y receptor”, aunque parece un acto arqueológico o una acción jurásica, la pequeña reunión provoca una conjunción de voluntades o un signo de comprensión entre autores y lectores, de tal manera que el mensaje de la obra provoca el denominado: “júbilo epistemológico”… “y en este júbilo reside, entonces, lo que hoy podríamos designar como identificación”… “La resonancia de una y otra con la forma de una identidad es lo que hace surgir el “Júbilo epistemológico, mientras que su discrepancia, en cambio, provocará el extrañamiento” –Poética,  Aristóteles–.  
Estos conceptos tienen vigencia, excepto que ahora se sustituye el hallazgo del conocimiento por la compra de objetos que imitan el conocimiento, como la tecnología; las personas no crecen en conocimiento, sino en ansiedad por el siguiente modelo material, el abismo se profundiza y las personas evaden la conversación directa porque no tienen ningún hallazgo personal que comunicar, es la miseria filosófica y quizás de la humanidad, sin júbilo epistemológico. Esto es parte de la teoría de la creación artística, la Poética tiene tres conceptos: poiesis, la mímesis y la katharsis… es una valiosa fuente de interpretación antigua.



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