Ars moriendi-Andrè Cruchaga
POESÍA: ARS MORIENDI ANDRÉ CRUCHAGA
César Ramírez
Álbum del viento, mi atención se
queda inmóvil observando los golpes de las palabras al umbral del inconsciente,
cada verso construye un final o un principio que el lector identifica como
propio. Un cuaderno de follaje una vecindad con la muerte, signos apacibles de
aceptar principio o fin de una reliquia onírica sin temor alguno, hasta con
cierto humor intelectual: “me encanta ser el insecto imaginario del arco iris:
flotar en la misma tinta del vuelo… y los muslos un desfiladero rotundo”. Destino
de trenes … “gritan al anochecer, arrastran cuadernos oscuros, beben los brazos
del latido, endosan folios de la noche y el día” no son entonces máquinas
gigantes con su velocidad terrestre, ni su fuerza mil elefantes, esos destinos
de trenes son la vida, en la poesía de André; una multitud del vértigo con un
“calendario de añil” que imagina un rastro de generaciones coloniales en una
nación con tradición azul, su patria ancestral en varias centurias presentes con
su sangre y su ciudad Tonacatepeque. Puerta amanecida “ luz derramada en el
hilo de la ternura, filo memorioso de la luz hacia el ombligo, campanario
reptando hacia el eco del parto”… esa ciudad de vida en familia, de callejuelas
con fronteras en montañas, de peligros recientes, silencios de muerte, mientras
la vida se enfrenta a su destino programado para terminar como al principio,
escombro de paraguas en el viento… atrapando huellas con epitafios de la misma
sangre. Salvación de la armonía porque necesitamos de la incoherencia para
anotar: “en la boca, el libro, el cuaderno, la palabra necesaria”, así sea a
retazos o gritarlo con imaginarios fragmentos que todos sabemos, pero no
confesamos. Abismo infinito “no encuentro, lo sé, absoluciones para las
lamentaciones” es el abismo, esa distancia tan cercana entre personas y
universos, usualmente son lamentos que la humanidad pronuncia como un carrusel
en todas las épocas. La música acompaña el Funeral de los pájaros y escuchar el
“epígrafe” de una canción de los Ramones nos conduce a la estridencia de ese
poema, no se puede olvidar la acústica en “otra vez, la aurora, al nacer muere
en la almohada”. Desnudes de la memoria, “ tiempos clandestinos en donde la
intimidad fue intensa estrella”.., Ciprés en el viento “su río de ceniza
premonitoria” el contexto de ese adiós final
y compartido, “donde amanecen trenes como cipreses”. Descalza, la vena
de la aurora, Bostezo de la piedra “que todas las piedras son bocas adustas,
picoteadas”… “arengas de escapularios desvividos” es la mutación de la extrema
materia de los campos santos, donde aletean aves de todo tipo, incluso sin
féretros. “me despido formalmente de la otra cara de la moneda” “En la otra
vida habrá que darle cuentas a la eternidad impasible” con esa sentencia
inicial borgiana “mi reino es de este mundo. Cárceles y carceleros”... que así
sea.. . Y así la tarde huye frente al
espejo, transmitiendo el otro rostro de la moneda, los contrastes de la risa,
en el contexto de cierta alegría en este mundo informático que excluye toda
felicidad literaria como si fuese pecado. Tiempo proscrito “uno está a salvo
cuando se aparte del tobogán de la noche” así es, cuando la oscuridad no
protege, entonces solo acudes al enfrentamiento confiando en que los señores
del destino tengan piedad “nadie diga nada de la fuga, es el sueño que se rompe
de cansancios”. Inventario a Luis Antonio Chávez “provisto de recuerdos, calles
subiendo a la memoria” en los senderos urbanos de éste país. El estrecho dudoso
de las palabras “hemos inventado las palabras” prisiones artificiales, “me
aburren las palabras huecas esas que la cortesía embalsama” .. Alegría olvidada
“cuando vuelva la alegría, habremos de quitarnos las máscaras”, desechando el
artificial poder terrestre. Extraños días y caminos “uno se acostumbra a ver
rodar la sangre…” entonces surge la resistencia del poeta, que ilumina a los
ciegos. Ars Moriendi “pronto será temprano para habitar la tierra”… quizás
nunca será tarde para amar en esta tierra, plagada de amigos y amigas que
celebramos su palabra André. Monólogo de la sombra “ siempre he resucitado de
los pantanos…” “este platicar conmigo a lo largo del camino” así imagino el
destino en eterno combate contra el silencio. Silencio derrotado por la poesía
en cada verso y aunque suene a consuelo alivia el oído y alimenta a muchas
generaciones. Cancelación de la fosforescencia “un camino de alegría y no un
invernadero para escribir epitafios” la esperanza incansable de un día
diferente acá en el signo de la violencia. Búsqueda “Nunca llego al final.
Siempre te busco, luz en cada ventana que amanece” la recurrencia de cada día
diferente, la dialéctica desigual de la aparente e inalterable ventana, Heráclito en su distancia es cercanía en el
poeta. Rasgada vestimenta “todas mis vestimentas han dejado de ser follaje para
convertirse en un sol enroscado de crepúsculos” sin nada que ocultar, sin nada
que fatigar, el ser llega a su génesis como en el génesis material. Ars Morendi
“Se muere tantas veces que la propia muerte resulta irreal, inusitadas imágenes
sin Lázaro”… el saldo de vida es positivo, hasta un día que nos cobran tanta
suerte, somos una especie de jugadores inconscientes de ese día, lo cual es
mejor afortunadamente. Reloj calcinado “el reloj ha dejado de ser palabra con
balcones, ahora tiene escapularios”… Letanía del vértigo en la realidad de una
nación sitiada por la violencia “vivo en esa Patria efímera de mis propias
resistencias”. Ars Morendi “ me he preparado con cierta ingenuidad de niño para
ese gran día: por supuesto, no tengo nada más que mi alegría”. Decadencia “ uno
nunca sabe para qué tanto respiro, días de confeti, minutos de amor, golpes de
pecho, las calles que huelen a mortalidad” en ese poema se atisba la respuesta:
“el oficio de escribir es también otra forma de dispersar las aguas” así se
elimina la apariencia. Claves del desánimo… agradezco la dedicatoria de este
poema “Hay un mundo incierto que veneramos en la postrera sustancia de las
quebradas” en estas situaciones o palabras podemos encontrar un mundo que
irradia objetos materiales e intangibles que no sirven para nada, el desánimo
invade, pero en ese combate la alegría triunfará como nosotros contra el
fatalismo. Oficio del Moho “ por poco me acostumbro a la demencia” pensar en el
rito, el encuentro con ese mundo para algunos irracional, para otros la
metáfora no es de este mundo. Último pábilo “Ahora resulta que el delirio
contribuye al calentamiento global” entonces uno piensa en las noches de frío
con la ausencia inesperada, fusilado por el recuerdo, sin nada que consuele
tanta nostalgia. Alrededor de mi escritura “es fácil cambiar de rostro y
convertirse en el personaje bueno”… efectivamente todo parece un supermercado
de emociones. Ars Moriendi “siempre se cae irremediablemente en la trampa de
los minutos” atrapar el tiempo… efímero asalto al Nirvana en el día a día. Extrañas
paredes “Un día disertaré sobre la distribución equitativa de la perversión”
porque en este momento no es un acto de justicia, sino de ciegos políticos y
dementes capitalistas. Edad de las palabras “Si me remonto al absoluto, sabré
la edad de los relámpagos de mis ojos” donde la intuición reina se puede ser
más humilde. Ars Moriendi “hay que vivir sin reprimir los epitafios
anticipados…” de esa manera ilumina un pequeño sol horario en el calendario, lo
sabemos con mucho humor. Ávida evocación “nada es más cierto y contundente que
dormir en el filo de los durmientes” a tono con el contexto de un libro que
danza esperando el tren de su vida. Anhelo en la penumbra del jardín “ciertos
muertos cada día agregados al plato de comida” en la confabulación mediática
negativa, como si el sol no irradiara vida con transformaciones. Avidez “…
horizontes donde silban trenes, y diafanidades resumidas como en un
invernadero” donde las palabras palpitan nuevos horizontes con un guía que
anota esa ruta esmeralda. Digresiones “Cada quien se resigna a la apariencia de
su cuerpo” la mención del teatro griego en una metáfora próxima y universal. Sombras
abisales “Sé que la historia salvará mi respiración a fuerza de abdominales”
exactamente con la voluntad de los amigos y amigas que incursionan en los
sitios nombrados. Húmedos contrastes del espejo “Hay Hefesto en esta cadencia
del infinito y no Hades que espíe el ahogo” la fragua del trabajo y los
deformes virtuosos capitalistas, donde el cuerpo desaparece sin rastro en la
oscuridad. Buen augurio “ …los apóstoles, exégetas, los iluminados que ven la aurora desde
limusinas” en la composición retorna el mito náhuat-pipil con el ojo de venado,
la ruda, la limpia, contra la herencia escéptica entronizada del siglo
veintiuno. Frente al espejo del traspatio “Es evidente que en este diálogo he
perdido el tiempo…” una leve conclusión de la realidad ante el espejo, el mismo
que le espera cuando “abro la cerradura del traspatio…” Epístola mortuoria “La
piedad es un artículo de lujo, cara para ponerlo a la vista de todos” en ese
panorama macabro de la violencia que nos invade. Walk Down “He tocado fondo
tantas veces, que ya la escoria me es familiar” en ese sitio ya no hay donde
ir, entonces proclama “ (he) dejado de recordar la súplica”. Pesadilla del
fuego “ De vez en cuando disfrazo mi brazo y la risa: hay días solo para
masticar alacranes..” con el espíritu contracultural del dominante esquema
capitalista. Ficción de la ausencia “... hay ficciones creíbles, hay ausencias
ciertas” en medio del laberinto la mención de justicia parece caer sin
paracaídas. Llueve a cantaradas “ En cada gota de agua, el destello invisible
del sonido, el libro de lecturas a media luz…” la fotografía de las madrugadas
tropicales, llueve, con música de piano en los techos. Embriaguez de la
linterna “Aprendo las vocales con todos los cirios mortecinos de las tildes”
entonces se puede viajar entre las líneas de la poesía para “celebrar los
colores después de olvidarlos”. Reloj de musgo refleja al caminante, un
fatigado estudioso que se resigna y desconfía al final de todo. Tiempo acumulado
en cementerios “si hay un duelo a muerte con mi alma, es la aurora” es un
momento feliz, poemas al alba que incendian con vida las silenciosas lápidas. Capital
del antifaz “Oí mi voz en el tropiezo: la sangre en la cara (eras vos)” una
réplica del momento histórico, un rostro en el rostro. Construcción del
desgarramiento y Paréntesis, contienen
la imagen de Heráclito, el aforismo, con sentencias precisas “en cada puerta, banderas
del olvido. Solamente el olvido “está aquí el atajo a través del cual el olvido
se acomoda” parece el final de la búsqueda del poeta, en armarios, alacenas o
una voz que nunca se encontró. Desatinos “Y por si acaso, desafiamos la
grandeza de Heráclito” aquél filósofo que afirmó que todo está en movimiento o
la teoría de los opuestos. Rapto de la agonía “La agonía, la flema en las
ventanas, el rictus de la historia desangrándose” es un tema recurrente la
guerra civil, entre los ojos aún vemos a no pocos morir injustamente. Presagio
del espejo “alrededor de cada página pasan los incendios” sin fecha emotiva,
parece que el tiempo de las palabras sucede en este instante, la constante
herida del miedo o la traición de los fanáticos. Aguas invadidas una mención universal, mutable al agregarle
un apellido, aguas de todo tipo, sagradas o gentiles, “me inunda el río
desbordado de lápidas” con el agua que descubre huesos en cementerios pobres. Lluvia
del cuerpo “nos persignamos, pero envenenamos con el desastre los propios
pensamientos” en fragmentos posibles e intimistas… y catorce poemas más.
Debo expresar mi asombro ante este
prodigio de metáforas, es un complejo aforístico que impacta al lector, uno
celebra entonces Ars Moriendi de André Cruchaga con prólogo de Teresa Moncayo,
como celebra la palabra del buen poeta.
San Salvador, El
salvador,
14 de abril de 2018
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