Mercedes Durand, El Salvador
Fotografía: 100 Escritores Salvadoreños de Roxana B. López
Un vuelo de azules mariposas
Le inundaba la frente
Y los pasos menudos del rocío
Verdecían el musgo
Empurpuraban más a los geranios
Y agitaban su pulso…
La noche de un agosto fronterizo
Entre el gozo y el miedo,
(mariposa-zenzontle-miel-canela)
Sacudió sus entrañas
Y el rumor pizarrino de la lluvia
Y el dolor de la sangre
Despertaron mi llanto
Y heme aquí… desde entonces.
La madre de María Inmaculada
Bendijo mi venida
Entre Kyries y Salves y Acordaos
Y mieles de achicoria…
Nací del llanto y con la lluvia tenue
Una noche sin noche
En vuelo de opalinas mariposas
—entre barro y canela—
Y por anual me dieron el zenzontle
Y por signo un lucero
Y por herencia el viento, la colina
Y el mar y el horizonte…
El Ángel de la leche me dormía
En brazos de mi madre
Y el morro de una tímida sonaja
Sacudía mis manos…
Pronto mis pies corrieron por la casa
Y conocí a la hormiga
A la chiltota —prima del naranjo—
Al zompopo de mayo…
Jugué al escondedero con mi sombra
Y el libro de Mantilla
Y el ábaco de cuentas rojo-blancas
Y la manzana rosa
Y Sor Emilia con su toca nardo
Me fueron familiares…
Miedos estacionados en los goznes
De puertas y ventanas
Asomaron su voz de medianoche
En perros sincopados
Y trac-trac de carreteras ambulantes…
Un ser estaba siendo ente y era
Construido con palabras,
Asombros, experiencias y consejos
De luna y porcelana…
Un ser estaba siendo ente y era
Romboide en espiral,
Lámpara del no-yo, luz del nosotros,
Sombra de girasol,
Gota infinita del mar existencial,
Fragmento del no-ser…
Un ser esta siendo ente y era
Átomo de galaxia,
Cristal de cosmonauta en agonía,
Espuma sideral,
Profética visión de aconteceres,
Salmo del siglo XX…
Un ser estaba siendo ente y era
Lágrima de la tarde
Escudilla de sílabas y nombres
Racimo de palabras…
Espacio de mi voz a Frida Kahlo
Un día, Frida Kahlo,
Pleno de sol y niños,
Me acerqué a tu horizonte,
A tu mundo divino:
Acaricié un rebozo, un nopal y un indio.
Desde ese día, Frida,
Aspiré tu dolor sublimizado
Por la voz de la lucha.
Me dijiste el mensaje que la tierra
Proclama en las espigas;
Me dijiste…
Me dijiste mil cosas, Frida Kahlo,
Con tu verbo encendido.
Entendí tu mensaje,
Lo guardé entre los pliegues de la sangre
Para donarlo a mi hijo,
Porque… quién Frida Kahlo
No aprendió tu lección de sacrificio
Si era tu voz un himno libertario
Para el mundo oprimido.
¿Quién te pudo ignorar si tu presencia
amanecía en todos los colores
de las cosas sencillas?
¿Quién se negó a ignorar tu noble ayuda
elaborada en paz y dulcemente
desde el cedro labrado de tu silla?
Ninguno, Frida Kahlo,
El Louvre mismo atesoró tus cuadros,
Veneró tu mujer y tu pintura;
Te amaron los hambrientos de justicia,
Te comprendió la juventud,
La brisa,
Los paisajes risueños,
La campiña;
Te saludó el arroz,
El vodka alegre,
Los maizales indígenas sangrando,
La Torre Eiffel y la Alambra antigua;
Te saludaron todos Frida Kahlo
Porque tú eras la vida,
Porque enseñaste siempre
Acuarelas tranquilas
Porque igualmente pronunciabas panadero
Que arte impresionista.
Por eso, Frida Kahlo,
Cuando la lluvia acompañó tu viaje,
Me dije:
Sus cenizas
Habrán de germinar en rosas blancas
En auroras de olivo,
O tal vez pintarán una paloma
Sobre el lienzo del mundo.
Te has ido Frida Kahlo,
Se mece en tu recuerdo
La fiesta alborozada de tus trajes
Y el gozo circular de los anillos.
Adiós a la pintora Frida Kahlo,
A la mujer sufrida,
A la artista que un día
Me permitió mirar a su horizonte,
A su mundo divino,
Y acariciar el rostro del rebozo,
Del nopal y del indio.
Vengo del viento
Vengo del viento azul
Donde el jacinto
Sorprende en su temblor al lirio de agua.
Vengo en el viento
Y con el viento traigo
La voz delgada del Guarajambala,
El eco acantarado del Sumpul,
El dialecto azulino del Jibia
Y la música en flor del viejo río.
Del río de las barbas de esmeralda,
Del río que se extiende por los valles,
Del río que amortaja a los cadáveres,
Del río de la luz en las entrañas,
Del río viejo,
Del río sangre,
Del río indio,
Del río padre,
Del río río,
Del río Lempa…
Vengo en el viento
Y con el viento traigo
Suspiros de copal,
Aire de bálsamo,
Guirnaldas de esquinsuche
Y aliento de cacao…
Vengo del viento
Y con el viento traigo
La oscura ramazón de los caobos,
El canto melancólico del guauce,
La auora vegetal del maquilíshuat,
El jacamar y su plumaje huraño…
Vengo del viento
Y con el viento traigo
Un corazón de viento huracanado…
Fotografía: 100 Escritores Salvadoreños de Roxana B. López
Las manos en el fuego
Un vuelo de azules mariposas
Le inundaba la frente
Y los pasos menudos del rocío
Verdecían el musgo
Empurpuraban más a los geranios
Y agitaban su pulso…
La noche de un agosto fronterizo
Entre el gozo y el miedo,
(mariposa-zenzontle-miel-canela)
Sacudió sus entrañas
Y el rumor pizarrino de la lluvia
Y el dolor de la sangre
Despertaron mi llanto
Y heme aquí… desde entonces.
La madre de María Inmaculada
Bendijo mi venida
Entre Kyries y Salves y Acordaos
Y mieles de achicoria…
Nací del llanto y con la lluvia tenue
Una noche sin noche
En vuelo de opalinas mariposas
—entre barro y canela—
Y por anual me dieron el zenzontle
Y por signo un lucero
Y por herencia el viento, la colina
Y el mar y el horizonte…
El Ángel de la leche me dormía
En brazos de mi madre
Y el morro de una tímida sonaja
Sacudía mis manos…
Pronto mis pies corrieron por la casa
Y conocí a la hormiga
A la chiltota —prima del naranjo—
Al zompopo de mayo…
Jugué al escondedero con mi sombra
Y el libro de Mantilla
Y el ábaco de cuentas rojo-blancas
Y la manzana rosa
Y Sor Emilia con su toca nardo
Me fueron familiares…
Miedos estacionados en los goznes
De puertas y ventanas
Asomaron su voz de medianoche
En perros sincopados
Y trac-trac de carreteras ambulantes…
Un ser estaba siendo ente y era
Construido con palabras,
Asombros, experiencias y consejos
De luna y porcelana…
Un ser estaba siendo ente y era
Romboide en espiral,
Lámpara del no-yo, luz del nosotros,
Sombra de girasol,
Gota infinita del mar existencial,
Fragmento del no-ser…
Un ser esta siendo ente y era
Átomo de galaxia,
Cristal de cosmonauta en agonía,
Espuma sideral,
Profética visión de aconteceres,
Salmo del siglo XX…
Un ser estaba siendo ente y era
Lágrima de la tarde
Escudilla de sílabas y nombres
Racimo de palabras…
Espacio de mi voz a Frida Kahlo
Un día, Frida Kahlo,
Pleno de sol y niños,
Me acerqué a tu horizonte,
A tu mundo divino:
Acaricié un rebozo, un nopal y un indio.
Desde ese día, Frida,
Aspiré tu dolor sublimizado
Por la voz de la lucha.
Me dijiste el mensaje que la tierra
Proclama en las espigas;
Me dijiste…
Me dijiste mil cosas, Frida Kahlo,
Con tu verbo encendido.
Entendí tu mensaje,
Lo guardé entre los pliegues de la sangre
Para donarlo a mi hijo,
Porque… quién Frida Kahlo
No aprendió tu lección de sacrificio
Si era tu voz un himno libertario
Para el mundo oprimido.
¿Quién te pudo ignorar si tu presencia
amanecía en todos los colores
de las cosas sencillas?
¿Quién se negó a ignorar tu noble ayuda
elaborada en paz y dulcemente
desde el cedro labrado de tu silla?
Ninguno, Frida Kahlo,
El Louvre mismo atesoró tus cuadros,
Veneró tu mujer y tu pintura;
Te amaron los hambrientos de justicia,
Te comprendió la juventud,
La brisa,
Los paisajes risueños,
La campiña;
Te saludó el arroz,
El vodka alegre,
Los maizales indígenas sangrando,
La Torre Eiffel y la Alambra antigua;
Te saludaron todos Frida Kahlo
Porque tú eras la vida,
Porque enseñaste siempre
Acuarelas tranquilas
Porque igualmente pronunciabas panadero
Que arte impresionista.
Por eso, Frida Kahlo,
Cuando la lluvia acompañó tu viaje,
Me dije:
Sus cenizas
Habrán de germinar en rosas blancas
En auroras de olivo,
O tal vez pintarán una paloma
Sobre el lienzo del mundo.
Te has ido Frida Kahlo,
Se mece en tu recuerdo
La fiesta alborozada de tus trajes
Y el gozo circular de los anillos.
Adiós a la pintora Frida Kahlo,
A la mujer sufrida,
A la artista que un día
Me permitió mirar a su horizonte,
A su mundo divino,
Y acariciar el rostro del rebozo,
Del nopal y del indio.
Vengo del viento
Vengo del viento azul
Donde el jacinto
Sorprende en su temblor al lirio de agua.
Vengo en el viento
Y con el viento traigo
La voz delgada del Guarajambala,
El eco acantarado del Sumpul,
El dialecto azulino del Jibia
Y la música en flor del viejo río.
Del río de las barbas de esmeralda,
Del río que se extiende por los valles,
Del río que amortaja a los cadáveres,
Del río de la luz en las entrañas,
Del río viejo,
Del río sangre,
Del río indio,
Del río padre,
Del río río,
Del río Lempa…
Vengo en el viento
Y con el viento traigo
Suspiros de copal,
Aire de bálsamo,
Guirnaldas de esquinsuche
Y aliento de cacao…
Vengo del viento
Y con el viento traigo
La oscura ramazón de los caobos,
El canto melancólico del guauce,
La auora vegetal del maquilíshuat,
El jacamar y su plumaje huraño…
Vengo del viento
Y con el viento traigo
Un corazón de viento huracanado…