sábado, 10 de junio de 2023

DEMONIOS Y CONCIENCIA EN LA OBRA POÉTICA DE MARÍA EUGENIA CASEIRO A TRAVÉS DE SU DISCURSO PRAGMÁTICO.

María Eugenia Caseiro,
Fotografía tomada de http://www.ellugareno.com/2019/07/maria-eugenia-caseiro-alta-hechura-para.html


DEMONIOS Y CONCIENCIA EN LA OBRA POÉTICA

DE MARÍA EUGENIA CASEIRO

A TRAVÉS DE SU DISCURSO PRAGMÁTICO.

 

 

Yo dejo mi palabra en el aire,

sin llaves y sin velos

...

Nada hay en ella que no sea yo misma;

pero en ceñirla como cilicio y no como manto

pudiera estar toda mi ciencia

DULCE MARÍA LOYNAZ

 

La historia de la Poética no debe proponerse una lectura infructuosa, sólo sentimentalmente monumental del pasado. Incluso, añadiríamos, tampoco una lectura del pasado hecha desde los presupuestos estabilizados

en nuestra conciencia científica del presente; sino debe aspirar a una lectura de las interrogantes del presente realizada desde el pasado, donde se encuentran generalmente numerosas claves y respuestas de los problemas actuales, e incluso formulados ya los interrogantes sucesivos.

FRANCISCO CHICO RICO

Pragmática y construcción literaria

 

 

María Eugenia Caseiro[1] poeta, narradora, ensayista. Excepcional en su expresión y compromiso poético. Vital en todos sus escritos, profusa en lo que se refiere a su profundidad intelectual, singular en su poética y cuentística hiperrealista[2]. Un acercamiento pragmático a su literatura y, en caso particular a su poesía se hace necesario dado que se pueden abordar en concreto las particularidades de su lenguaje poético y de igual manera las notas del contexto. En sus textos la poeta adopta elementos renovadores, mismos que nos permiten visualizar un relieve para hacer efectivo lo que nos quiere comunicar. Hiperrealismo, irracionalismo, pragmatismo, son en mi opinión la consecuencia inherente a su invención e impulso a escribir distinto lo que le da solvencia y originalidad a su trabajo. Así, en el poema «DONDE NADIE ME RECUERDA», y bajo los influjos confesionales, nos dice: «Ahora que soy casi tan grande como mis pies / sigo el rastro de esas conchas / con la misma verdad en los riñones / donde croan las ranas que me saltan dentro/ con la misma inocencia en cada hueso / donde afloran los lirios de todos mis dolores / con la única sonrisa en la pisada / que enarbola tomeguines y hojas de naranja / en el regio crujir de mis tendones.»

Cristina Fernández Monterde[3] En «una aproximación pragmática al estudio del texto literario…desde las teorías de la cortesía y de la relevancia.» nos plantea que además de esquemas, la memoria archiva supuestos contextuales o conocimientos sobre objetos y conceptos a los que se acude cuando hay que interpretar enunciados en que éstos se mencionan. Dichos supuestos interactúan con la información nueva para generar otros que resultan en el enriquecimiento de los esquemas mentales. Este enriquecimiento es el beneficio que el escritor otorga al lector a cambio del esfuerzo de procesamiento que le impone para la interpretación adecuada de su mensaje. Pero, además, en el texto literario, en el que el autor juega con la presentación de información para implicar al lector. A veces se vale de la proporción de información que provee en los versos y al lector para crear significado en dos niveles distintos: en muchas ocasiones un mismo enunciado-verso es interpretado de forma distinta por el lector debido a la diferencia de conocimientos previos con que cuenta. Esta contradicción genera un conflicto entre su percepción de la realidad y la que le muestra el autor que les hace reflexionar sobre su actitud en la vida para persuadirles a cambiarla. En este poema breve de la autora, preludio de la muerte, e intitulado «ANTES DE ZARPAR de SIN CARONTE EN LA BARCA», «I tanto caminar tanto tanto mover las alas hacer nido tanto / en todas partes y en ninguna tropezador el vuelo errante / hay muchas direcciones hubo alguna continente de ti sin ocurrir tropiezo alguno con mis alas /» nos transmite la tribulación, la tribulación y sentimiento de pérdida, esa muerte rumorosa que embiste, monótona de sol a luna.

            En esta suerte dual en la que ubico a María Eugenia Caseiro, no deja de sorprenderme su enjundia y su poética que constituye todo un manifiesto referencial sobre la vida: ella no se limita a la exteriorización del sentimiento humano y a externar puntos de vista, sino a construir una obra de largo aliento y alcance. Conviene decir que A. García Berrio,[4] «Lingüística, literariedad/poeticidad (Gramática, Pragmática, Texto)», cit., p. 168. El profesor García Berrio profundiza todavía más en este problema al explicar el fenómeno de la poeticidad, frente a la literariedad, en términos de valor resultante de una manera azarosa: «La opción de construir un discurso literario –escribe García Berrio– [...] es una cuestión de cultura, de estar al corriente de un conjunto de reglas convencional izadas y de ajustarse a ellas. Pero la eficacia estética no está garantizada a partir de esas reglas convencionales; hay textos literarios bellos y detestables, acontecimientos artísticos logrados y fallidos. La poeticidad es una de las varias manifestaciones específicas de la eficacia literaria.» Evidentemente la intensidad de su poética invita a la reflexión, tras el relieve de su palabra el lector se intriga, es una voz cavilosa y radical. En el caso que nos ocupa la poeta es ducha en el arte poética, posee un estilo particular. En «COMO QUITÁNDOSE EL ROSTRO PARA RESPIRAR» encontramos la extensionalización de los elementos semántico-intensionales que el texto contiene, imprescindibles para el lector como acciones sumarias de una realidad que almacena información emocional y cognitiva.

Debajo de la mesa ronronea la muerte / aunque los celulares alimenten los bolsillos. / El polvo echa raíces parabólicas que la aspiradora se niega a digerir. / En tu boca un parapeto de puntos suspensivos / impide que caminen las palabras persiguiéndote / desde el ojo amoratado de la computadora. / Tu máscara se tiende a dormitar como un perro en el vano del impulso; / (…) / En tu bolsillo tintinean los huesos del crimen / que trajo arrastrada la mancha de tu peso hasta mis pies, / pero nadie se asoma al cabezazo / y tu sombra no se cansa de lamer paredes.

            No puedo mencionar un libro en específico, pero sí puedo expresar lo siguiente: la poeta ha asumido su destino. Eso sí, su poesía de la formalidad del verso clásico. La poeta recrea sombras y máscaras, recuerdos que reviven el tiempo. Es una cubana que hereda acervos ancestrales que derivan en escritura. Su pensamiento alberga la universalidad poética, su lengua, y esa cultura vibrante que se distingue de cualquier otra. Es decir, la cubanidad.[5] Estas como lo expresa Barnet, «son categorías del espíritu y también volitivas. No fueron muchos los estudiosos del siglo XIX que hicieron reflexiones teóricas sobre estos conceptos de cubanía y cubanidad.» Digno es de poner sobre la mesa sus investigaciones y escritos sobre el origen del «SON CUBANO» Retomo para este trabajo dos fragmentos de su escrito: «Entre los diferentes toques africanos que arribaron a Cuba con la llegada de la colonia y la institución de la esclavitud, también se encuentran viejos cantos funerarios, motivo por el que no solamente una serie de ellos dedicados a las deidades africanas, posteriormente fueron comprometiendo, en una mixtura, las expresiones del folklore musical español y algo de influencia francesa. Pero definitivamente el caudal del folklore español, combinado con la fuerza de la música africana, generó rápidamente lo pródigo y lo explosivo de la esfera musical cubana. Del aquel híbrido maravilloso nació la criollez, y con ella la evolución, tanto de la vida como de la cultura, y lo que hoy conocemos como ritmos cubanos.» Según sus palabras, «El son: son de los pobres; son de la gente rechazada y marginada por las clases acomodadas del país, que incluso llegó a ser prohibido por el gobierno que lo consideraba un baile inmoral, se permitió el lujo de entrar con un esplendor, sin precedentes, en los salones de baile de La Habana y de otras ciudades importantes, pasando a ser representativo de la música cubana, y seguidamente a recorrer el mundo, llegando a superar, en gusto popular, al propio danzón.»

Hay desde luego otras calas o cauces en la expresión poética de María Eugenia Caseiro, el aspecto filosófico que está presente en su variado trabajo. Esto debo entender porque su inteligencia ha estado orientada a la reflexión sobre la existencia humana. Como poeta pensadora y en los albores de su escritura, supongo abrevó conscientemente en el pensamiento de Pitágoras, Heráclito, Zenón de Elea, Platón, Aristóteles, Dilthey, Bergson, Hegel, Heidegger, Nietzsche, Ortega y Gasset y otros muchos seguramente. Y seguro que, en el anaquel de su memoria, perviven poetas como: William Blake, Shelley, John Donne, Mallarmé, Goethe, Baudelaire, Eliot, Góngora, Sigmund Freud, Jung, Lezama, Dulce María Loynaz y tantos otros.

            Acoto que la poesía en todo momento y en cualquier circunstancia es de esencias, una indagación de la realidad, y ello supone, la universalidad de la vida y la muerte. En este punto la poeta moldea el lenguaje, a fin de cohesionarlo y hacerlo coherente con sus preocupaciones vitales. Al final esas esencias constituyen la red temática que se perfilan de manera magistral en sus textos. El poeta que no quebranta el lenguaje no llega lejos. María Eugenia Caseiro no solo lo sabe, sino que ha trabajado en ello. Sobresale en el desarrollo del poema las imágenes

Y metáfora asociadas a sus inquietudes o percepciones intuidas del entorno. Poeta del exilio, pero muy arraigada a su tierra, a su país, a su patria, nos lo deja saber en su poema: «CARGA PARA EL CONJURADO», mismo que ha sido acompañado por un epígrafe de Roque Dalton: "...el mundo / está que jode loco de sordera". Aquí el poema con su realidad y lenguaje, en su esencia: «Desde mi árbol plantada con mi país a cuestas / diviso tus estados paridos de otro tiempo. / Supongamos que hay en las caras opuestas / un ojo o un diamante, alguna indicación... / así tal vez allí se reconcilien. / Caminé sin ceder a los destrozos / ni a la perversidad ápice alguno. / Yo en mi árbol plantada con mi país a cuestas, / tú con tus estados comprimido allá en la eternidad / burbujeante de epilogaciones. / Supongamos también que en las caras opuestas / hay algo de unidad, un ente camaleónico / que en la rotura hilvana precipicio con altura. / Tú con el ropaje de los muertos, clausurado. / Yo en mi trozo agónico de sílabas / taconeando el himno de las conjuraciones, / camino con el pútrido cadáver de un país, / el mío, mi país podrido al hombro, condenada. / El mundo sin olfato no lo advierte.»

            Ante lo anterior es imperativo acotar que María Eugenia Caseiro es maestra en el uso de los recursos retóricos. Poeta de extraordinario bagaje vanguardista. Metáforas que se encargan mediante la percepción de alterar su razón lógica o incluso su función de semejanza. Así, luego, intentando darle una cierta profundidad al tema de las metáforas de las vanguardias podremos conocer los tropos más figurativos de esta apasionante forma de expresión artística; por ejemplo tenemos las metáforas negativas, las impresionistas, las visionarias, las abstractivas, entre otras tantas y también un amplio campo en la diversificación de las retóricas como por ejemplo: la antítesis, la erotema o interrogación, la ironía, el eufemismo, el hipérbaton, el asíndeton, la sinestesia, la paradoja, la personificación, la onomatopeya, la jitanjáfora, etc. Mediante estos recursos la poeta expresa de manera inherente su rechazo hacia la carga semántica heredada. Tampoco hay que negar su estructura netamente acumulativa que le permite dar una expresión lírica al mejor estilo del automatismo, en algunos casos, cuando emplea esta ilimitada cantidad de técnicas estilísticas. Su carácter lúdico siempre prevalece fomentando una participación sumamente creativa entre el autor y el lector al límite de generar suposiciones y enigmas que jamás tienen un único sentido.[6]

            La pasión poética y humanada de María Eugenia Caseiro nos habla en cada uno de sus textos, sean poéticos, narrativos, ensayísticos e inclusive teatrales. Ella nos implica en su obra y lo sigue haciendo con la soltura e ingenio que la caracteriza, a veces, a través del aforismo. La realidad siempre se torna mágica cuando se le transmuta y así lo han hecho los grandes poetas de todos los tiempos. En «Es muy tarde», nos dice: «Apaga la ciudad y deja / esta calle de palabras deslucidas / con sus noches de alfabetos y de moscas / en los tejados un gato / y el chasquido de las sombras / que devoran los últimos despojos / de las líneas que trazamos.» Y agrega, «Ya la luz es un recuerdo / donde el claro abanico despuntaba / y el aroma del jazmín / rueda del templo/ de una hoja de papel.» La palabra «preserva lo perdido» por lo que suele decirse que por su poder evocador es elegíaca. Es la presencia de lo perdido, algo que solo se puede resucitar a través de la metáfora. Y por supuesto, la metáfora visionaria. Como vemos, las posibilidades de materialización del poema emergen de un contexto o circunstancia que manifiesta solo un conjunto de posibilidades disponibles (los haberes de la poeta, su acervo, su experiencia de vida) que Heidegger[7] llama espacio-para-maniobrar.

            Es posible que algunos temas centrales, latentes o no, forman parte del corpus de ideas, puntos de vista, reflexiones, obsesiones que se materializan en su obra. Lo cierto es que su trabajo es una puerta a otras puertas suculentas e inusitadas. Su yo poético es inseparable a la realidad y va consigo con la imagen y la metáfora. Este yo poético representa a su voz y a su vez, la correlación de fondo y forma a veces con tono de desasosiego. La metáfora de la luz, mencionada en el fragmento del párrafo anterior, nos presenta un momento álgido en su imaginario poético: «noches de alfabetos y de moscas», nos dice la poeta. En este verso de reflexión explícita nos permite hacer múltiples inferencias, el ojo frente a una realidad oscura y sucia, marginal, depredada, inacabada en su condición de ocaso. Y hay ahí, me atrevo a decirlo, una dicotomía hostil de Cuba real en el presente. Un país vivido desde el exilio con todos los matices que tiene el concepto de exilio.  En el ensayo «Poesía cubana: primeras manifestaciones hasta 1990»[8], se hace un interesante aporte en este sentido: «Cubanos emigrados, exiliados y cubano-americanos.» Al menos como aporte historiográfico. Para Virgilio López Lemus es imposible estudiar el proceso identitario de la

cultura nacional sin tener en cuenta que poesía y nación están estrechamente vinculadas. Como bien plantea: «[…] la historia de la nación cubana puede seguirse en sus versos, pero no solo en lo factual, sino en la evolución del espíritu cubano, el cual, por supuesto, como el propio concepto de identidad, implica cambios, evolución, no estatismos»[9]

            Este trabajo es un cruce personal de mi camino. Al descubrir el trayecto de los demás se encuentra el propio. Como dice un verso de Luis Cernuda: uno debe ser «fiel hasta el fin del camino y de la vida.» En la poesía siempre, por raro que parezca, existen filiaciones entrañables como lo han sido Rilke o Hölderlin, Vallejo, Char, Dylan Thomas, Baudelaire. Y es que, en definitiva, María Eugenia Caseiro, representa una poética sin aliteraciones, de floraciones auténticas y experiencias vividas. En su vehículo, la palabra, paradójicamente hay eternidad.[10]  En «Poesía cubana del siglo XX. Un vistazo personal y selectivo», Mario Beneditti,[11] expresa y que retomo a manera de colofón: «En la poesía puede haber invención,» no autoengaño; puede haber influencia, no contagio. Es el género de la sinceridad última, irreversible. Un poema puede ser luminoso como en Eliseo Diego u oscuro como en Lezama Lima, pero si ambos son genuinos es porque, bajo la claridad del uno o las tinieblas del otro, hay un denominador común: el entrañable fluir de los sentimientos, las convicciones y las búsquedas.»

 

 

 

André Cruchaga,

En la hora undécima de nuestra democracia,

Barataria, 4 de junio de 2023.



[1] http://espanol.agonia.net/index.php/author/0010463/Caseiro

[2] Como tal me refiero a la ingente necesidad de la autora de plasmar una visión de un mundo complejo y caótico.

[3] Universidad de Sevilla.

[4] Citado por Francisco Chico Rico en «Pragmática y construcción literaria», Secretariado de Publicaciones Universidad de Alicante, 1988.

[5]  Ver la explicación en el Artículo de Miguel Barnet: Cubanidad y cubanía. http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/08/08/cubanidad-y-cubania-2/

[6] Para tal situación puede verse, «La metáfora al servicio del surrealismo (primera parte)», publicado en http://www.mundopoesia.com/foros/temas/la-metafora-al-servicio-del-surrealismo-primera-parte.573550/

[7] Heidegger, M. (1997a), Ser y Tiempo, Santiago de Chile: Editorial Universitaria.

[8] https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_08/pdf/literatura11.pdf

[9] https://www.scielo.cl/pdf/alpha/n39/art_19.pdf

[10] Todos los fragmentos de los poemas aquí citados han sido tomados de su página personal: https://www.facebook.com/buhowriter

[11] file:///C:/Users/andre/Downloads/Poesia_cubana_del_siglo_XX_un_vistazo_personal_y_s.pdf


 

André Cruchaga. Nació en Nueva Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, desempeñó la función de director y docente en Educación Básica y Superior. Poemas suyos has sido traducidos al francés por Danièlle Trottier y Valèrie St-Germain; al  Idioma vasco (Euskera), Miren Eukene Lizeaga; griego,  lia Karavia; holandés, Michel Krott; rumano, Elena Liliana Popescu, Alice Valeria Micu,  Elisabeta Botan, María Roibu, Tanase Anca, Ioana Haitchi,  Andrei Langa, Costel Drejoi (George Nina Elian), Ion Calotă, Daniela Toma; catalán, Pere Bessó;  portugués, Tania Alegría; inglés, Grace B. Castro H. y Dumitru Ichem; italiano, Norberto Silva Itza; al albanés, Fahredin Shehu; sueco e inglés, Cándida Pedersen; y, al Serbio, Marija Najthefer Popov. Ha obtenido el Premio de poesía en los VIII Juegos Florales de Zacatecoluca, El Salvador, 1985; PREMIO ÚNICO en los VI Juegos Florales Chalatecos, Chalatenango, El Salvador, 2001; y, el XII, en los Juegos Florales de Ahuachapán, El Salvador, 2005, Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San Miguel, San Miguel, 1988. Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San Vicente, San Vicente (2001); Finalista. Primer Concurso Internacional de Poesía “Paseo en Verso”, Editorial Pasos en la Azotea, Querétaro, México, 2004, entre otros.

 Parte de su obra se encuentra publicada en revistas electrónicas y en papel de América y Europa; así también, ha recibido varias distinciones por su obra literaria. Entre sus libros editados podemos mencionar: «Alegoría de la palabra» (1992);  «Memoria de Marylhurst», (Interface Network, Beaverton, Oregon, 1993); «Visión de la muerte» (1994), «Enigma del tiempo» ( Plaquette,1996); «Roja vigilia» (Plaquette, 1997); «Rumor de pájaros» (2002);   «Oscuridad sin fechaData gabeko iluntasuna», edición bilingüe: castellano-euskera, (El Salvador,2006); «Pie en tierra» (2007), «Caminos cerrados», (México, 2009), «Viajar de la cenizaVoyage à travers les cendres», edición bilingüe: castellano-francés, (El Salvador, 2010); «Sublimació de la nit Sublimación de la noche», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2010); «Poeta en Barataria», (La Habana, Cuba, 2010); «Tablou de cenuşăCuaderno de ceniza», edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador, 2013): «Balcón del vértigo», (El Salvador, 2014); «Post-Scriptum», edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador, 2014); «Viaje póstumo Viatge pòstum», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2015); «LejaníaAway», edición bilingüe: castellano-inglés. (El Salvador, 2015); «Vía libreVia lliure», Edición bilingüe: castellano-catalán. (El Salvador, 2016); «Cielorraso», Editorial La Chifurnia, (Colección palabra de Alto Riesgo), El Salvador, 2017; «CallesCarrers», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2017); «Ars moriendi», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); «Motel», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); «La experiencia de vivir», Chile, 2018; «Cuervo imposible», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2019); «Viaje cósmico», Editorial 2.0, Chile, 2019; «Espejos funerarios», Editorial La Chifurnia, (El Salvador, 2019); «Ráfagas» Editorial 2.0, Chile, 2019. «Vacío habitado», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); André Cruchaga, Poesía reunida. Tomo 1, Enciclopedia universal de la poesía. Editorial Författares Bokmaskin, (Stockholm, Suecia, 2020); «Ecología del manicomio», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); «Firmamento antiguo Old firmament», edición bilingüe: castellano-inglés. Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); «Cementerio atávico Cementiri atàvic», edición bilingüe: castellano-catalán. Editorial EdictOràlia Llibres i Publicacions, (València, España, 2020; «Sepulcro de la tierra», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2021); «Antípodas del espejo», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2021); «Estación Huidobro», 2ª. edición, Editorial 2.0, Chile, 2021; «Invención de la espera», Laberinto Editorial, (El Salvador, 2021); «Oficio del descreimiento», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2022); «Noción de la extrañeza», (Antología poética 1988-2018). Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Travesía de la muerte», Editorial BGR, Catálogo de Literatura Digital (Versión Kindle), España, 2022; «Lejanías rotas», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Precariedades», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Camino disperso», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Metáfora del desconcierto», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Umbral de la sospecha», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023