sábado, 21 de enero de 2012

TRES POEMAS DE MIGUEL HUEZO MIXCO


Miguel Huezo Mixco, El Salvador




SI LA MUERTE




Si la muerte viene y pregunta por mi
haga el favor
de decirle que vuelva mañana
que todavía no he cancelado mis deudas
ni he terminado un poema
ni me he despedido de nadie
ni he ordenado mi ropa para el viaje
ni he llevado a su destino el encargo ajeno
ni he echado llave en mis gavetas
ni he dicho lo que debía decir a los amigos
ni he sentido el olor de la rosa que no ha nacido
ni he desenterrado mis raíces
ni he escrito una carta pendiente
que si siquiera me he lavado las manos
ni he conocido un hijo
ni he emprendido caminatas en países desconocidos
ni conozco los siete velos del mar
ni la canción del marino
Si la muerte viniera
diga por favor que estoy entendido
y que me haga una espera
que no he dado a mi novia ni un beso de despedida
que no he repartido mi mano con las de mi familia
ni he desempolvado los libros
ni he silbado la canción preferida
ni me he reconciliado con los enemigos
dígale que no he probado el suicidio
ni he visto libre a mi gente
dígale si viene que vuelva mañana
que no es que le tema pero ni siquiera
he empezado a andar el camino




CLIENTES




Qué hay debajo de una ciudad
sino cloacas
Qué hay sobre una ciudad
sino basura
Qué hay por encima de las cloacas
la ciudad y la basura;
Nada en absoluto.
Total se desvanece,
la vida es corta, la muerte ingrata
un ojo opaco la existencia
el universo un plato
y tras el camino de encima la enorme fatiga.
Por el contrario el burdel es un panal:
intensa bocaza abierta
con risa sensual;
pelucas muruchas enriquecidas con champú
caderas flacas o rellenas
muslos de goma repletos de moscas
sin ropa interior.
Además jamás hemos amado
y ese montón de silencio apuñado
nos ha cambiado las palabras.





EL HILO DE ARIADNA




La historia ha sido mal contada
No soy Teseo
el héroe
mi nombre es otro
Después de la guerra de los centauros
bajé a los infiernos
pero conseguí huir a los turbiones salobres
ultramarinos
Yo traía un casco reluciente
como el de un motociclista
Sin medallas ni condecoraciones
Sólo una madeja de hilo
Y mi espada rota
Como mi suerte
La dilatada sombra azul que crece

viernes, 20 de enero de 2012

TRES POEMAS DE EUGENIO MARTÍNEZ ORANTES


Eugenio Martínez Orantes+, El Salvador




AÍDA




La primera brasa que tuve
se llamaba Aída.
Tenía el pelo alegre
como un trigal sembrado en una perla,
y unos ojos de fiesta donde el cielo
nacía diariamente.

(Ella fue la culpable de que yo empezara
a escribir garabatos sobre las espaldas
de lejanas estrellas)
...los dos éramos hijos de mecánicos,
los dos éramos hijos
de esa clase de hombres sudorosos
que aman la paz y aman el trabajo
y que al acariciar manchan de grasa.

La primera brasa que tuve
se llamaba Aída.
Los dos creíamos
que la vida era
un juego azul carente de final,
...Yo recuerdo que nunca nos pusimos
a pensar en la guerra y en sus muertos
ni en los países grandes que conservan
sus deudos con cañones y con tanques.
Nunca hablamos de eso. Ni del hambre
que roe y que taladra los estómagos
y aúlla en las esquinas de los barrios.
Los dos éramos niños todavía.
Ella fue un liriosol entre mis manos,
un venado de fuego saltando por mi frente
un canarioazucena
bañando mi costado de músicaperfume.

Han pasado los años.
Aída es una flecha cruzando mi recuerdo.
Yo estoy como los árboles:
enraizado a la tierra,
frente a los huracanes,
con los brazos cubiertos de frutos
y de trinos;
esperando el fulgor de un nuevo día.




SÍ SEÑORITA, LOS TRACTORES...




Sí, señorita,
los tractores son las arma
que nosotros necesitamos urgentemente.

Hasta ahora, los hombres
Hemos querido conquistar el mundo
a fuerza de golpes,
de puñales y ametralladoras.
Consulte usted la historia.
Está llena de sangre,
de cadáveres,
de gargantas que gritan contra el odio.
Todas las hojas de los calendarios
están de luto, señorita,
como si el único
motivo que nos tiene en la tierra
fuera el de asesinar a nuestros semejantes.
Es terrible, señorita, terrible totalmente.

Cuando usted, frente a un espejo,
se pinta las mejillas y los labios,
cuando espera el autobús para ir a la oficina
o cuando está
frente a una máquira de escribir,
cuando escucha a Beethoven
o lee a Neruda,
cuando ríe, bosteza o suspira;
en cualquier parte del mundo
está muriendo un hombre y otro y otro y otro.
Los está matando el odio,
la guerra, la miseria.
...Los días corren por las calles
mostrando el esaueleto
bajo la carne rota.
Los mendigos
penetran a las cafeterías y los bares
como hormigas hambrientas.
Da lástima, dolor, rabia,
el contemplar los rostros dolorosos
de los niños
que antes de aprender a leer y escribir,
aprendieron
-porque la vida les enseñó con golpes-¬
a pedir una limosna en nombre de sus dientes

Es terrible, señorita, demasiado terrible.
Por eso
Yo
afirmo corvencido:
Los tractores son las armas
que nosotros necesitamos urgentemente.





EN ALGÚN LUGAR DE ESTE PEQUEÑO PAÍS




En algún lugar de este pequeño país,
hay una mujer a quien yo amo.
La amo, porque tiene panales en la boca y la mirada:
su presencia es un río, arrastrando
dulces cantos rodados hacia el mar de mi anhelo;
y su voz tiene la suavidad del vuelo de un pájaro,
recorriendo los cielos en la búsqueda de una estrella lejana;
porque su pecho es un nido de gorriones,
que vibran, se agitan y se expresan
con palpitantes llamas de pasión.
En algún lugar de este país,
de sólo, veintiún mil kilómetros cuadrados.
y entre varios millones de mujeres,
hay una sola mujer a quien yo amo.
La amo, porque tiene una dulce sonrisa de virgen antigua,
y me hace recordar a Miguel Ángel y a Leonardo.
Afirmo que la amo, porque puedo pasar horas enteras,
años, siglos, milenios, admirando su rostro, su perfil,
en un silencio eterno, sin principio ni fin.
La amo porque mi soledad se vuelve fiesta
con sólo recordar que ella existe.
Cuando camina por las calles y va de un lugar a otro;
cuando trabaja, canta, ríe o charla con alguna persona,
yo suelo estar pensando en ella, amándola segundo tras segundo.
La amo porque ella es torrente de vida,
erupción de lava jubilosa,
bosque lleno de mariposas de todos los colores y tamaños,
viento transformándose en canción,
mar con gigantescas olas de ternura.
Muy especialmente, la amo
porque, sobre todo lo bello,
etéreo, irreal y onírico que tiene,
ella es, simplemente, una mujer de carne y hueso.

San Salvador, mayo 22, 1981.

jueves, 19 de enero de 2012

TRES POEMAS DE MARISOL FLAMENCO


Marisol Flamenco, El Salvador





NO PUEDO EVITAR




No puedo evitar mirar el ayer,
recordar con nostalgia
todo lo que fue.

Todo lo que significó tener,
todo lo que me hizo enloquecer.

No puedo evitar sentir su presencia,
sentir como se eriza mi piel,
recordar sus caricias,
ese pasado tan cierto,
que al cerrar los ojos
vuelvo a tener.

No puedo evitar mirar el ayer,
como la ráfaga de un viento
que ya fue.
De una tormenta que ya pasó,
y de un adiós que me marcó.

No puedo evitar sentir lo que siento,
querer un instante,
odiar después.

Odiar primero,
querer un instante.
Saber que el ayer fue eso
y que ya no es.

No puedo evitar sonreír en silencio,
seguir viviendo aunque aveces
sienta que haya muerto.

No puedo evitar viajar al pasado,
comprar las historias que
me hicieron creer,
que la felicidad en sus ojos
podría ser.

No puedo evitar recordar el ayer,
como el más lindo cuento
que he podido leer.
Y aunque en sus páginas
hubo espinas,
hoy brillan en ellas,
el perdón y poco a poco
aparece el olvido.
Copyright ©2008




YO SOY ELLA





Yo soy ella
A quien tú buscas
En la arena y en el mar.

Yo soy ella
Flor y aroma
Agua, sal y manantial.

Yo soy ella
A quien tú amas,
A quien no puedes olvidar
A quien buscas
A quien quieres
Yo soy ella
Y eso siempre
A si será.

Yo soy ella
Y te acompaño
Vestida de soledad,
En las noches de ausencia
En cada despertar
En las flores
En el viento
En el agua
Y hasta en el mas allá.

Yo soy ella
Quien te ama de verdad.

Yo soy ella
La nostalgia
El recuerdo y una voz
Un eco misterioso
En lo profundo de tu amor.

Yo soy ella
Quien te ama y quien
Te espera
Aquí, en la eternidad.
Copyright ©20





ECLIPSE




Recordando cosas de mi infancia...

El cielo comenzó a nublarse de tal forma
que mi cuerpo
comenzó a temblar.

Mis piernas perdieron
el equilibrio,
Mi corazón palpitaba
sin parar.

Mis ojos se perdían
en la oscuridad del día.
Invadida por una inesperada
melancolía.

Un silencio aterrador
se pronunciaba
la tarde en la que el sol
se nos escapaba de las manos.

Un aro de luz iluminando,
Un anochecer anunciado
En medio de una tarde
Incrédula y abandonada
En la que mis ojos,
y mi alma
Eran testigos de la unión
Apasionada de dos viejos
y entrañables amantes.

El Sol y la Luna
Que por unos segundos
se amaban.

Eclipse de amor/ Aro de luz
Una tarde de mi infancia,
inolvidable.
Marisol Flamenco©2009

miércoles, 18 de enero de 2012

TRES POEMAS DE MANUEL LUNA


Manuel Luna, El Salvador





PREGUNTAS LEJANAS
[ a mis padres y hermanos ]



Padre, Madre
¿ dónde quedaron las fotos ?
o ya ni las fotos
¿ dónde están sus hijos ?
[ mis hermanos ]
¿ dónde estamos los hermanos ?
o ya ni los hermanos
¿ Dónde estamos los que éramos ?
Padre, Madre
¿ quiénes somos ahora, seremos otros ?
¿ qué haremos para vernos mañana
o ya ni nos veremos
Padre, Madre:
Todas son respuestas que se hacen adivinatorias




PAISAJE LEJANO



Un cielo muy cielo
Un cielo de allá
Un camino terroso, agrietado
Por ese sol de allá
Un verde de árboles
Coloreados a frutas
Unos anacardos amarañados
Unos cuelgan aun verdes
O amarillos o ya rojizos
Todo plantado a la tierra
Bajo ese brillo candente
Y aun tus ojos
Y aun mis ojos
En ese cielo muy cielo
En ese cielo de allá




SALVATRUCHA EN EL NOMBRE DEL NOMBRE



En mi sien izquierda tatuaron en rojo
salvatrucha de salvadoreño
Y
Siete lágrimas entintadas rojas
Que gotean de mi sien a mi corazón
Esas lágrimas no son muertes que hice
Son siete muertes que dejaron los asesinos
Tiradas en el suelo de la casa
A pesar de que estos dejaron sus huellas
Nadie hizo caso a estas muertes
Porque la muerte era lo nuestro en esos días.
Yo escape
Y continúo en este tren
Que va de frontera en frontera
Que va de la noche a la madrugada
Entonces comencé a vivir
Hacia delante, donde me llevaba la vida
En mi pecho del lado izquierdo
Tatuaron un disparo que no me toco
Los disparos dieron en mi madre
En mis hermanas y hermanos
Del lado de mi sien izquierda
Se lee salvatrucha de salvadoreño
La sangre de mi pensamiento gotea
La sangre de mi sangre cae en mi corazón
En el nombre de mi nombre
Esta tatuado salvatrucha
Salvatrucha de salvadoreño.

martes, 17 de enero de 2012

TRES POEMAS DE LAURA ZAVALETA


Laura Zavaleta, El Salvador




MATERNIDAD




Mi abuelo le dijo algo al oído,
ella parió un mundo
y luego otro y cada vez más geométrico
el círculo se fue cerrando
y el mundo era abarcado por su falda.
Ahí subíamos a bordo.
Entrábamos al Arca.

En todos sus rincones
mi abuela esparcía leche,
sobre los abismos
donde se fundaban las jurisdicciones
de nuestros fantasmas.
Ella nos daba de comer.
Nos arropó con la nieve
que cubría sus párpados.

Llenó de nieve mi lengua
y quedó dormida
hasta que me quiso mostrar el alfabeto.




HUMO




Él pintaba, esculpía,
me hacía un retrato de niebla con su boca
y tiraba el humo
más allá de la nostalgia.
Tallaba
las líneas de una mano que no existe.
Hacía una casa
Donde cabía el agua estancada.
Hoy el agua es madre
y tiene un montón de insectos
pegados a su nombre
como mis recuerdos.




MUJER Y MUERTE



Querida: Los segundos sin permiso, pasan
y todo es estrujado acá dentro.
En la cabeza cargo un nudo de inviernos y solo digo:
cómo vas conduciendo la noche mientras desciende
de mí, este largo hilo de hormigas
todas, con tu cabeza de diosa;
con tu crueldad de animal insondable.
Sobre mí hay un dedo infinito
que se desliza y dibuja en mi arena
la forma de un mar que devora y arrastra,
y camina desesperadamente hambriento,
y es una serpiente inmensa que muerde mis talones.
Y no hay nadie
que cierre los ojos por mí.
Y el aliento, la música y la lámpara
son solo ilusión y nada pesa.
Sigue y camina tu abrazo,
en la transpiración, ésta, de realidades
yo solo guardo un sabor de niebla en la boca.

lunes, 16 de enero de 2012

TRES POEMAS DE MARIO NOEL RODRÍGUEZ


Mario Noel Rodríguez, El Salvador





PARA DESVESTIR A UNA CEBRA




No hables de paisajes a la más bella de todas.
La sola voz enturbiaría su corazón.
Preferible si el incienso inunda de cortinas,
invade con la tibieza de otrora horizontes.
Besa su asombro,
despacio muy despacio dile su beldad en letras de coral,
corónala con los ojos cerrados.
Cuando llegue la desnudez –portera del paraíso-
cúbrela de mimos
y cuelga la piyama en las estrellas más lejanas.





AMEDEO MODIGLIANI EN LA BRUMA




El pintor hacía el amor con ocho espejos,
no veía cuando el alma se le iba.
Mirándose demasiado por dentro enfrentaba al cuerpo amado,
a esa verdad de paisajes pintados por la noche.
Y el abismo lo asedió sin descanso,
no hubo vino que no llevara sismo,
hachís que no alimentara sus telas,
cama que no apestara a hospital.
Amedeo embrumado,
por las tardes lloraba hasta la resequedad
presintiendo que un poema sería quien cerrara sus ojos a la noche.





HERIDAS


a David Escobar Galindo


Sombra, catacumba, delirio,
ciclón, gangrena, pústula, grano,
desesperanza, esputo, roto lirio,
caída, pólvora, cornada, marrano.

Puñalada, tisis, divorcio,
misil, convulsión, úlcera,
abandono, jaqueca, humo, consorcio,
pornoteca, pedrada, cáncer, balacera.

Guerra, perra, sordera, cojera,
guerra, aterra,
guerra, sierra, combate, tontera.

Guerra, herida, Paz,
guerra, doble perra.
Te entierro con vida, rapaz.

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DESIERTOS QUE HABITÉ OASIS QUE ENTREVÍ: Boletos

DESIERTOS QUE HABITÉ OASIS QUE ENTREVÍ: Boletos: A mi amigo Miguel, que despertó estas palabras. No nombraré la ciudad porque la ciudad es múltiple, y porque lo que allí sucede, bien pu...

domingo, 15 de enero de 2012

TRES POEMAS DE AÍDA ELENA PÁRRAGA


Aída Elena Párraga, El Salvador





A QUÉ ME VOY A AFERRAR





Si no es a la risa que dejaste
colgada en el respaldo de la cama?
Cómo voy a sobrevivir estas distancias,
Si no es amarrada a tu palabra?
Quién me va a inventar zoológicos en la luna
cuando me esconda atrás de un beso?
¿Dónde voy a enterrar mis lugares comunes?
Dónde a desvestirme los deseos,
dónde a jugar con mis ?no puedos??
Dónde, amor, encontrará esta playa
barco, naufrago y puerto?





MARGARITA TE QUIERO CONTAR UN CUENTO...




Estoy a punto de caer
en el pozo avellana
de tus ojos…
Me aferro a mis razones,
a las pocas raíces que la vida
me ha ido creciendo en el alma…
Pero me empujan las estrellas
que te brillan en el fondo
y, como otra Margarita traviesa,
me inclino desde el borde de tus labios
tratando de atraparlas.
Entonces me resbalo,
me resbalo,
me resbalo,
caigo sin voluntad en tu deseo…
Aquí no hay elefantes
ni dos ni cuatrocientos,
aquí
las plumas de tus manos,
aquí
mi piel vistiéndose de versos.





EL FUEGO Y SUS MISTERIOS





Yo conocí el secreto del fuego
mucho antes que el primer
bosque se incendiara.
Antes aún de aquella hoguera,
antes de la llama.
Como todos los hallazgos
fue accidente,
tropezar con la chispa en tu palabra,
y después, ¿qué remedio?:
encenderme
con el roce casual de tu mirada.

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