En este blog encontrará: Poemas escogidos de poetas de EL SALVADOR, prólogos, reseñas, ensayos.
martes, 4 de enero de 2011
FUERZAS POPULARES SALVADOREÑAS - CÉSAR RAMÍREZ
domingo, 2 de enero de 2011
BREVE MUESTRA DEL SONETO SALVADOREÑO (Tercera Parte)
EXPLORA MIS PANALES, MI RECINTO...
Explora mis panales, mi recinto
secreto donde oculta miel destila.
El tiempo su madeja fiel deshila
confiado a los fervores del instinto.
Bebe el beso que el dulce labio afila,
devora la epidermis del jacinto:
el deseo saciado, nunca extinto,
desde tu tersa torre me vigila.
Tus manos, tu mirada, tu dulzura
desbordan en el vértigo del fuego
donde en olvido la razón se quema.
Coróneme el rocío y su luz pura
en el instante eterno en que me entrego
doblando su fervor en su diadema.
(Carmen González Huguet, Arte poética, Rostros y versos)
VII
Entre el valor y el miedo, la cabeza,
armadura de párpado, es testigo,
que observa guarecido en su fuerteza,
la lucha de otro yo que no es conmigo.
¿Cien llaves a las cosas? ¡Qué pobreza!
del sueño de unos cuantos con postigo.
Los cien mares de sueño en la tristeza
se vuelven a mi casa. Están conmigo.
Combatir por las cosas es costumbre,
¿mas quién por uno mismo que combata,
logrando el amo fiel, fiel mansedumbre?
Si el hombre es como el fuego de la lumbre,
que come de la leña que maltrata
y aclama su valor, ahí en la cumbre.
(13/V/96)-(17/VI/96)
(Claudia Hérodier, Del libro: JUGANDO CON ASTURIAS (1996- ) ,Arte poética, Rostros y versos)
OFRENDA
Toma, si acaso sirven, estas manos,
para enjugar tu llanto, si es que lloras,
para estrechar las tuyas si es que imploras
y velarle a tu sombra sus arcanos.
No pretenden tejer juegos profanos
ni sacudir el polvo de tus horas,
les basta ser las manos bordadoras
del tapiz de tus sueños más lejanos.
Allí estarán suspensas en la orilla,
esperando la nota más sencilla
que se desprenda de tu pentagrama.
Y serán las humildes mensajeras
de las líneas que quedan prisioneras
en la eterna ceniza de la llama.
(María Cristina Orantes, Arte Poética-Rostros y Versos)
EL FUEGO
El gozo de la joven panadera
Brotó de las caricias matinales
Del fuego que convierte a los trigales
En panes de morena caballera.
El rojo crepitar de la madera
Quemó las inclemencias invernales;
La lumbre de los soles tropicales
Doró la juventud de la pradera.
El fuego atardecido en la herrería
Moldeó la dimensión de los balcones
En rizos de enrejada fantasía.
El fuego, corazón de los talleres,
Llevó en universales expresiones
Aliento de artesanos menesteres.
(Mercedes Durand, Arte poética, Rostros y versos)
LA FLOR DE IZOTE
El izote, a que llaman bayoneta,
¿Qué anuncia o qué defiende
Con su explosión de espada?
Francisco Gaviria
Catedral de marfil petalecido,
Campanularia emerges entre espadas…
Triunfo de la blancura, tus nevadas
Corolas que el rocío ha bendecido…
Territorio de albura protegido
Por verdes bayonetas sublevadas,
Que con fiel vocación de ser espadas,
¡Defienden tu vocación a blanco nido!
Consagración de un blanco en alto grado
De limpidez… ¡racimo casi alado!
¡O caso un aletear de albas palomas!
Y como creces libre, ―entre las lomas—
Cuando desapareces del cercado…
¡Con tus hostias el pueblo ha comulgado!
©Ricardo Castrorrivas
De: La Cebolla púrpura, Página Literaria de Diario El Mundo, 31081974, San Salvador, El Salvador. (Soneto publicado en Artepoetica.net).
RASCACIELOS SOBRE EL RÍO
De noches y auroras voy herido
como un río que cruza un rascacielos;
no sé si hay sol o luna en mis desvelos
o si huyo tras el túnel presentido.
La muerte me cabalga a todas horas,
la vida es el cristal que se me incrusta;
quiero ver al jinete que me asusta
transpirando el cristal por lo que llora.
Emboscados de ira los silencios
y a punto de gritar con gran demencia
violentan a la nada y me dan vida.
Caballo de fuerza el ayer marchito
cabalga como nuevo y es un mito;
como un duende que juega con mi vida.
(Daniel Eguizábal, publicado en Artepoetica.net)
viernes, 31 de diciembre de 2010
BREVE MUESTRA DEL SONETO SALVADOREÑO (Segunda Parte)
ARPA BÍBLICA
Cuando en los pueblos la maldad domina,
y la nación raquítica y menguada
a su completa perdición camina
como la Roma de la edad pasada;
cuando el ojo de Dios ya no ilumina
las tablas de la Ley, con su mirada,
porque todo es horror, vergüenza y ruina
y nada queda de su alteza, nada,
el bardo, como el Justo del Calvario,
aunque pierda su voz en el desierto
cual pierde su perfume el incensario,
¡ay! ¡con la mano el corazón cubierto,
debe clamar, cual clama el campanario,
con profundo dolor tocando a muerto!
(Calixto Velado, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
VIENTOS DE OCTUBRE
¡Salud, vientos de octubre, bien venidos!
¡Al romper en alegre sinfonía,
Recordáis con tristeza el alma mía
Tiempos mejores para siempre idos!
La cometa de vuelos atrevidos,
Pintoresca y triunfante, que ascendía,
Y una puesta de sol, que era una orgía
De luces y matices encendidos…
Mirándose en el río gemebundo
Los cocoteros de sonante palma
Con su verde abanico siempre abierto…
Las golondrinas aturdiendo el huerto:
¡Sólo flores y luces en el mundo,
Sólo cantos y sueños en el alma!
(Vicente Acosta, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
FUNERAL
Llegas a los umbrales del misterio,
magnífico señor en tu Pegaso.
¡Pues bien! No es un capricho del acaso
el final del terrestre cautiverio.
Que hay algo más allá del cementerio,
y esa gloria que dejas a tu paso
es un sol que se apaga en el ocaso
para llevar su luz a otro hemisferio.
Pero al darte mi adiós de despedida
el alma siento de dolor transida
cual si decirte adiós fuera perderte;
y es que el cobarde corazón olvida
que en el idioma sideral es Vida
el verdadero nombre de la muerte.
(Francisco Herrera Velado, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
EL SILENCIO DE LA ROCA
La roca es un orgullo silencioso,
Que surcan líneas de senil rudeza.
Como férrea armadura es su firmeza,
Ante el mar resonante y tumultuoso.
Las olas, en el blanco desdeñoso,
Ensayan bruscamente su destreza;
Mas en vano, la impávida fiereza
De la roca es un reto victorioso.
Su silencio es de luz, sabiduría
De soledad, de fuerza y energía,
Que fatiga las olas encrespadas…
Así callad vosotras, sed discretas
Almas de luz y de dolor, poetas,
En las noches del mar desesperadas.
(José Valdés, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
ESTE DOLOR INMENSO
Este dolor inmenso que te has vuelto,
esta piedra en el pecho establecida,
esta página sangrándome la vida,
este amargo sabor a mar revuelto,
esta brasa en el pecho establecida
que me galopa como potro suelto,
esta avispa de aguijón resuelto,
esta uña escarbándome la herida,
se apoderan de mí de tal manera
que ya no sé decir si soy el mismo
o soy sólo este amor en que me empeño,
que ya no acierto a discernir siquiera
si mi sueño se llena de tu abismo
o si lleno tu abismo con mi sueño.
(Pedro Geoffroy Rivas, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
DESIGNIO
A Alfonso
Adherida a tu ser, a ti adherida
Como tu misma piel, como tu acento,
Apagada por ti, por ti encendida,
Arteria, entraña, fibra, ligamento.
Quién sabe por qué arcano filamento,
Por qué ignoto designio fui fundida
A tu esencia vital en tal medida
Que estoy en ti como tu propio aliento.
En mí se cumple el bíblico suceso
De manera total pues soy astilla
Que salió de tu carne y de tu hueso…
Mi nombre lo proclama: soy tu arcilla
Y navego en tu sangre como un beso
Sin tiempo, sin distancia y sin orilla.
(Elisa Huezo Paredes, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
DOLOR TREMENDO
Pienso en los niños pobres de mi tierra…
En Colorado Spring no hay gente mala.
Cómo quieren al perro y a su perra,
¡son los mejores muebles de la sala!
Aquí perros con suéter y bufandas,
con la alegría azul sobre los ojos.
Allá en mi tierra bajo jacarandas
niños pobres sacándose los piojos…
Aquí toman los perros desayuno
con leche, tostaditas, granizado.
¡Desconocen la pena del ayuno!
Qué tremendo, tremendo este dolor:
¡Vive mejor un perro en Colorado
que un niño pobre allá en El Salvador!
(Oswaldo escobar Velado, ÍNDICE ANTOLÓGICO DE LA POESÍA SALVADOREÑA)
TESTAMENTO
Un día he de morir y no me asusta.
Y entonces cuando me hayan sepultado
—y ojalá que del alma bien curado—
quiero una recompensa más que justa.
Quiero que, por Destino, en esa adusta
ceremonia del cuerpo soterrado,
una mujer —aquella que me ha dado
el alma que a mi cuerpo más se ajusta—
si no es mucho pedir en ese trance,
esa mujer sin lágrimas ni duelo
una rosa de amor ponga a mi alcance.
Ese es mi testamento. Ese mi anhelo.
Para que así mi rosa amor afiance.
Para que así mi rosa llegue al cielo.
(Rolando Elías, CELEBRACIÓN DE LA ROSA, CONCULTURA,1999, Volumen 59)
martes, 28 de diciembre de 2010
BREVE MUESTRA DEL SONETO SALVADOREÑO (Primera parte)
lunes, 27 de diciembre de 2010
CASA SOBRE TU PECHO-CLAUDIA LARS
domingo, 26 de diciembre de 2010
DOS POEMAS DE OTONIEL GUEVARA
NUNCA TUVE UNA CASA
Quiero una casa
donde no escuchen tus gritos los vecinos
tus gritos de placer
inocultables
donde siempre caiga el agua
del cielo
y de la regadera
Quiero un hogar con patio
donde juegue la infancia
su m.s torrente abecedario
donde el sol no me recuerde
los cad.veres incesantes de mis doce a.os
donde no haya que colocar sem.foros
bajo las puertas
donde quepa el amor que nos lazamos
y los hijos
donde La Muerte finalmente llegue
y se sienta
como en su propia casa.
PARA VOS
I
Es cierto
Ten.s raz.n
Todos mis poemas los escrib. para vos
para entreg.rtelos justo en este momento
en que mi coraz.n encuentra al fin
el puerto del cual salieron
bajo la oscura confusi.n de la tormenta
II
Entre el sue.o y la maravilla de tenerte
me han crecido poemas
Son poemas sencillos
sin pretensiones
escritos nada m.s que para vos
Los poemas verdaderos son as.:
sencillos, sin pretensiones
y de alguna misteriosa manera
todos
han sido escritos nada m.s que para vos.
(Los dos poemas de Otoniel Guevara, han sido tomados del Suplemento Cultural TRES Mil, de Diario Colatino, sábado 18 de diciembre de 2010.)
jueves, 23 de diciembre de 2010
RECORDACIÓN PASCUAL (SONETOS NAVIDEÑOS)
RECORDACIÓN PASCUAL (SONETOS NAVIDEÑOS)*
SONETO AUGURAL
Es una escena, sí. La misma, aquélla
de padre, madre, Niño —y bestias suaves,
y reyes mitológicos, ingraves.
Y una estrella. —¡Pues sí, la misma estrella!
No es una escena, entonces. Sobran claves.
—Que ahí no existe el tiempo, aunque destella.
—Que la madre es un sueño de doncella.
—Y que el niño es un arca de mil llaves.
Mas la escena —viviéndose— es la misma.
Revelándose en cada pensamiento.
Creciendo amor por íntimo mercurio.
Génesis repitiéndose en el prisma
de nuestra humanidad que bebe aliento
en esta lumbre anual de buen augurio.
San Salvador, diciembre, 1982.
NAVIDAD
Nació un Niño en lo oscuro. Y es tan vaga
la noticia, que nadie se da cuenta.
Nació un Niño, y su madre lo alimenta,
mientras tiembla la noche que se apaga.
Ese Niño, en lo oscuro, apenas traga.
Llora apenas el Niño. Pero aumenta
de súbito la luz y el sol revienta,
como un arcángel tímido que indaga.
Alza la madre el rostro. Un rayo fino
repinta su mejilla desvelada.
Y el rumor va subiendo en el camino.
Vuelve el rostro la madre hacia la entrada,
y ve que se arrodilla un peregrino,
y se asusta, y aparta la mirada…
San Salvador, diciembre, 1985
*Los sonetos han sido tomados del libro: RECORDACIÓN PASCUAL, (sonetos navideños, 1982-2003. Imprenta y Offset Ricaldone, 2003. El Salvador.
martes, 14 de diciembre de 2010
poemas de Aranzazú Tejada
I
Pongo una cuartilla sobre tu regazo, con el desdén estampándole un verso,
un verso llano, grácil e inmoral, que se tiende de mis dedos al papel
a la espera de tus impulsos de caballero sesgado, rompiendo a la poesía.
Sin embargo,
tu mano se desbarata en cientos de migajas que componen
a una elegía soberbia pero malnutrida,
una elegía creada por el desgano de tu beso trocado por la injuria,
una elegía forjada por la desidia o por la muerte
en la frialdad de la tundra que es tu caricia,
donde todos mis intentos suelen perecer.
II
Ni siquiera reanudes al silencio más austero,
o recojas al artilugio asesino que se estremece con el graznido
de las aves que crujen en tu cielo, cielo falso de recuerdos;
cuando en una noche, en un instante o en un rezo,
en el sosiego añorado dentro de tu mente
llegue una mujer cualquiera apropiándose de mi nombre
y te haga tambalear en la cúpula del ensueño.
No le sonrías, le ovaciones, le temas, o le odies;
pues, ella es una actriz con caprichos distinguidos,
es una marioneta con afán quejumbroso,
rondando por los vergeles opacos de tu infancia.
Ni siquiera te acerques, al temblor de sus manos y de sus labios oníricos,
mucho menos lo hagas a la tersura de su pubis,
de su pubis quimérico, etéreo y fatal;
aunque sea la noche cargada de lamentos y vuelvas abatido de la urbe
y la compañía sean unos estantes polvosos
y el estupor del pasado te tumbe sobre un cojín agradable, no cedas a su ardid.
Pueda que te levantes sonámbulo con pupilas gatunas, cojas el teléfono
y me llames en la madrugada;
y la voz que escuches no sea la mía, sea ronca y candorosa;
y te despiertes para sonrojarte, para enfundarte de asombro con la pócima añejada
de una botella y un par de cigarrillos;
mientras la actriz de tu nostalgia,
se tuerce burlona y falaz
en el escondite más recóndito de tu memoria.
III
En el abismo pérfido,
en el que tus deidades interpretan a tu sonata irascible;
una flauta enmudece y se rebela.
Toda la obertura de furor, se para, a causa de sus notas infringidas.
Y el infierno, abismo ruidoso de tu ira, vuelve a estar en silencio:
¿Escuchas a los himnos de mi gloria?
Dialéctica de la ceniza
Virutas de color verde se desprenden de un pequeño cilindro de papel, perfectamente enrollado. Una llama se aproxima al borde del cilindro; al otro extremo, los labios húmedos de Irene rodean a un filtro de algodoncillo blanco, por el que succiona hasta dejar una ascua perfecta. Escucha como las virutas se queman para transformarse en el humo que viaja hasta sus pulmones y deja un rastro de frescura como el invierno en el pasto. Segundos después, con ímpetu, su tráquea expulsa el humo en la zaga de su garganta; al momento que el frescor se vuelve un agrio sabor en su boca. En su cerebro miles de vínculos se hacen y se deshacen. Un neurotransmisor es su anfitrión: Dopamina. Irene ríe. Piensa si los movimientos que cree que hizo, ya los hizo. Ríe. Calla. Piensa si está haciendo movimientos cuando piensa que los hace. Ríe. Piensa que no ha pasado algo. Calla. La brasa apunta hacia sus dedos, los cuales con una destreza inesperada hacen que desaparezca en un santiamén. Han pasado años de movimientos y de brasas. Cuando mira el cigarrillo sospecha que no es el mismo. Ríe. Carraspea. El humo se desvía de su boca a sus fosas nasales. Unos residuos grises resbalan de un vidrio multicolor. Calla. Carraspea. La dopamina es su huésped permanente. Inhala profundamente hasta hinchar a su diafragma. Sus manos son diestras con el papelillo, de modo que ya no cae ningún vestigio verde grisáceo sobre el suelo. Irene ríe, calla, carraspea. Aún no sabe si ha hecho algún movimiento o si piensa hacerlo. Han pasado años. Han pasado horas. Pasan los minutos; y la única certeza es la dopamina anegando a todo su cerebro.
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Nació el 29 de febrero de 1984, en la ciudad de San Salvador, El Salvador.
Cursó sus estudios de educación básica y media en el Complejo Educativo “Walter Beneke” de la ciudad capital. Inició sus estudios superiores en la Universidad de El Salvador, en el año 2002, en la carrera de Profesorado en Lenguaje y Literatura; graduándose en el año 2005.
Su labor literaria comienza con su participación en el Certamen Literario “Nuevas Letras” en el año 2006, en el que resulta como finalista. Inició un taller literario con otras mujeres llamado “Las mujeres no lloran, escriben” hasta el año 2008. En el año 2010 es invitada a participar en el Taller Internacional “Propuesta tecnológica, científica y artística de Latinoamérica en el Siglo XXI”.
Sus referentes literarios son la post vanguardia, el intimismo, el neo surrealismo, y la transmodernidad poética. Su poesía y narrativa es inédita aún.
aranzaztejada@yahoo.com