martes, 29 de septiembre de 2020

“LA MUSA DE TRADICIÓN POPULAR SALVADOREÑA EN “CANTARES A MI PATRIA CHULA” POÉTICA DE ELIO MARTÍNEZ”






LA MUSA DE TRADICIÓN POPULAR  SALVADOREÑA  EN

 “CANTARES A MI PATRIA CHULA”  POÉTICA DE ELIO MARTÍNEZ”

 

Alfonso Velis Tobar

MA. Carleton University

Ottawa, Canadá.

 

 

         El acto de escribir es de un impulso natural del alma con esa  manera del ser de cada quien con su visión social como creador y apegado a una conducta moral.  Colmado de misterios reales o imaginarios, don de copiar esa imagen ficticia de la realidad como misión de la poesía, la literatura. Elio Martínez, poeta de la musa popular salvadoreña diría. Nació en Huizucar, un pintoresco pueblito, enclaustrado entre montañas y valles del Departamento de la Libertad en El Salvador Centroamerica.  El amor a la poesía, lo aprendió por  rigor natural que enseña la vida misma por mandato espiritual en el camino de cultivar  la poesía. Poeta que viene del monte, del cantón más poblado y de la barriada. Por ello él mismo gusta llamarse “el poeta descalzo.”  Suele sentirse orgulloso de proceder de la zona rural, lejos del mundanal ruido de una ciudad sofocante. Poeta que sabe cultivar su nativismo, sus vivencias familiares, infancia, sueños, utopías, muchacho pobre, descalzo, jugando con sus otros amigos, trompos, canicas, jugando a la chunga, elevando piscuchas, cazando cusucos y tacuazines con su hondilla, dando de patadas a la pelota, pastando las vacas como un pastor, que me recuerda a Miguel Hernández (19? 1936), poeta español pastor de cabras y ovejas que murió fusilado, por la dictadura de Franco en 1936 y no desmerece su alusión. Así el poeta Elio Martínez, pastando las vacas en el campo, cortando guatera, y comiendo frutas silvestres, soñando esa fuerza natural de su espíritu, sin saberse cantor popular sentir el llamado como el mismo lo dice, deseo de escribir poesía, como si su corazón se lo aconsejara. Poeta  campesino, ingenioso, sabedor de apodos, dichos, acertijos, refranes y sentencias morales; poeta de palabra sencilla, de lenguaje urbano y rural. Habla como la gente de nuestra tierra, aplica  en sus relatos y poemas, la gracia y  el humor  negro. Elio Martínez escribe a partir de experiencias y recuerdos vividos en la patria que lo vio nacer.  Poeta muy pobre, sus  lecturas solo con libros prestados,  meditaba en los llanos, subido en arboles de aguacate, de mango, sentado bajo la sombra de un Amate o del Árbol de fuego,  imaginando fantasías,  maravillas, fabulas y cuentos amenos,  feliz de expresar lo que siente, un bufón, más bien un juglar  popular. Poeta abrumado  de soledad, observador de detalles,  gozos del campo, en compañía de su perro Nerón, que ladraba a las ardillas voladoras, un tiempo anduvo de caza de garrobos, punches y cangrejos golpeándose contra las olas del mar, enfrentar la vida con sus fierros calientes como en su misma poesía lo dice, desde joven caló sus manos con callos con el trabajo de la tierra, de la jornada de cumplir la “tarea” del día, de la poda, la peinada de la hierba, el corte de la caña de azúcar, del café y del  tabaco, portando su azadón, su cuma, su machete a la cintura, vagando por el monte; así se cataloga el poeta descalzo que en momentos de soledad, escuchando cantos de pájaros escribía su poesía en lo profundo del valle y los rumores silvestres del campo. Elio Martínez tiende a la prosa, a veces a tercetos o cuartetos en su intención los sonidos que riman; poeta de lenguaje lirico como se caracteriza. En sus variados temas, se conduele del exilado, de sus compatriotas inmigrantes, refugiados y sufriendo soledad lejos de la patria: “Aquí en esta tierra // en este templo sagrado // Vino a disipar sus penas // un humilde refugiado //   se vino de el Salvador // huyendo de aquella guerra // y vino a parar aquí // por estas lejanas tierras.”   Con naturalidad habla  lo que siente “ojala que los candidatos, que hoy andan de cheros con toda la macuarrada para conseguir el voto, no se vayan a volver los billetes de a mil, cuando estén en la guayaba disfrutando de las deliciosas mieles del poder”. Es un popular cantor de esquinas, de guitarras y serenatas, en su juventud,  pero critica todo “Como a las elecciones” saca a luz,  a politiqueros de asambleas, diputados sinvergüenzas de hoy y desplantes “burocráticos.” Y tampoco olvida el sentimiento  romántico, canta el amor sensual a Nubia su mujer, en su cotidiano quehacer  de tejer el amor en la vida misma “Artista soñadora // de verdades hermosas // Tu aguja teje y teje // las cosas más preciosas”… habla con humor en relación a lo sensual, aclama: “Anoche soñé con ella // que estaba allí conmigo // Y me hablaba tiernamente // cerquita de mis oídos.” (…) “Pero cuando desperté, // ahí todo terminó // Porque cuando abrí los ojos, // no estaba mi gran amor.”

         Da gracias al creador, por  esa  madre abnegada, humilde, mujer trabajadora de la casa y del campo que lo enseño el buen camino y los libros. Muy sentidas, tristes, sus cartas a la  madre escritas desde el duro oficio del exilio, en que el poeta ama su patria “Chula” la recuerda de una manera soñadora, creadora. Su madre Clara Luz a la que elogia  en su temario Cansada se fue mi madre // la muerte se la llevó // Al caer aquella tarde // Recuerdos bellos dejó // ¿Adónde vas madre mía?.. “ Aquella vendita madre // todo el tiempo me adoró // desde el día en que nací // hasta el día en que murió”, confía en el amor maternal, al contar sus decisiones personales: “Madre yo quiero que hoy sepas // que así como te quiero a ti, // Yo quiero mucho a mi pueblo, // por eso me voy a luchar”  El poeta con la experiencia  del militante, de aquel Frente, heroico de aquel tiempo Farabundo Martí dice “Yo soy revolucionario nacido en el Salvador // que luchó junto a los pobres // por una patria mejor”,  anhelos del poeta “Para luchar con furia y  valor” // junto al pueblo al triunfo final”,  canta con esperanza de que nuestro pueblo conquiste una vida justa y más humana: ”Obreros y campesinos // y el pueblo en general // vamos todos con el frente // a la victoria final” (… )  Refleja un sentido de militancia de compromiso político con la lucha popular de 1970-80 y su tono casi épico canta lo sutil por esos ideales de la liberación nacional; dice: “mi canto y mi voz vivirán // Otros seguirán la lucha…. // ¡Hasta siempre por tu libertad!” (Mamá déjame luchar, 114)   Elio Martínez sabe equilibrar su palabra, diluye su visión de mundo en un lenguaje, sin figuras literarias ni tantas metáforas. Así discierne a personajes populares en la escena de los hechos históricos. Como cuando habla del hombre nuevo, cuyo mensaje fue de amor de justicia y libertad. Habla del hombre nuevo y  evoca a Monseñor Romero “El gobierno le decía // monseñor ya no moleste // porque estas sus homilías // le van a causar la muerte”… Así al padre Rutilo Grande “Hermanos voy a contarles // con tristeza y con dolor // la historia de un sacerdote // que el gobierno lo mato.” Así evoca al Che Guevara, a  Sandino, Víctor Jara, Roque Dalton, Neruda, Farabundo Martí, Jesús, Bolívar en su canto al estilo de las coplas y bombas populares. Poeta  que escribe a partir de sus experiencias,  recuerdos de infancia y juventud, de su militancia por la causa de la patria y en aquellos tiempos de  liberación. Habla desde la voz de  la gente humilde, que llora su dolor, las pobrezas del trovador, del campesino que se unió a la lucha del pueblo.  En fin se gozan  sus “Cantares a mi patria chula”.   Y en sus reflexiones alude a poetas como Roque Dalton(1935-1975) en homenaje: “¡Chas gracias ñero Roque // por todo ese quinipuchal de chuladas // que nos dejaste escritas // que cuando las hemos leído… // nos han somatado sin misericordia, todas las arganias del alma”,  notable lenguaje coloquial, agradable, chistoso cuando poetisa…como cuando exclama “aquellos que primero que te apoyaron // y reconocieron sus dotes de “hijuepueta” // y revolucionario. ...! // Ahhh! y esto fue porque te dieron matarile aquellos hijos de la guayaba, // que supuestamente eran tus “compañeros” de lucha revolucionaria y de ideales” Elio Martínez habla a calzón quitado sin  pelos en la lengua, las verdades, claro a su modo de lo que significa la musa popular. “Pero en tu caso dale gracias al colchón que aunque sea tarde, nos hemos acordado de tus huesos”. Y suele hablar con sarcasmo e ironía  de los poetas asolapados, los “poéticos”  “hijos de lacha”, dice de aquellos que cantan como chismuyos, tísicos y que por ahí andan dando, más vueltas que un trompo tatarata y todo calaceado aquellos poetas del alpiste, con sus buenos salarios de lujo, reconfortados en su limbo neoliberal, mientras el pueblo anda verriondo por la calle. Elio Martínez se mofa a viva voz  de la  conducta moral de algunos poetas “Para todos ellos mejor les digo ¡fli, fli, fli! // Y para vos mi estimado hermanito de mi alma. …! Salu cheradita Roque! // ¡Hay nos bitles algún día! // ¡En el éter de la vida!” (A la memoria de Roque Dalton, 1983)  Una poesía peculiar del  poeta descalzo,  de su temática, de juglar cantor a manera de folklore popular. Desde su exilio de vivencia cotidiana fuera de la patria. “vivo en un edificio de seis pisos, // desde hace más de diez años // En ese lugar viven gringos, negros, chinos, árabes y latinos. // Y buena cantidad de los que ahí moran, // son mis compatriotas; // sin embargo… a nadie conozco todavía” (Vida en Estados Unidos,  159). 

Me cuenta de sus  “petequenes” y “chaparros”,  gozo de poeta bohemio y mundano,  que lleva a su patria en el alma, sus amigos los compas y las historias de su tierra.

         En fin estos  “Cantares a mi patria chula”, es como  miscelánea poética, conversacional, al estilo libre, o rimando tercetos y cuartetos, el amor, el patriotismo, las cartas, anécdotas,  notas, escritas con ironía y sarcasmo,  uso prosaico del lenguaje,  a ejemplo: “El arte de amar” “Esta nota va dirigida en especial, para todos aquellos lentos, tímidos, lelos, aguacates, dundos tarados, // que  no pueden cuentiar un cuerito // y que en muchas ocasiones son ellas las que se tienen que lanzar // con todo porque el pobrecito aunque esté bien enculado de la chera, // no tiene ni valor, ni palabras para piropearla //  y por eso, después cuando otro se las afianza // ahí viene la chilladera y la decepción y muchos terminan aplicándose: Cruz Calavera y camposanto para no seguir sufriendo, // más  esta bendita vida los desprecios del ser amado” (….) “!Adiós hermosa princesa! // Dímelo pronto mi bella. ¿Qué es lo que debo hacer // para bajar esa estrella? // - Pa’ poseer esta estrella, // mi estimado caballero // lo único que necesitas, // es tener fama y dinero” (El arte de enamorar”),  más claro no canta un gallo, con este poeta popular de nuestra tierra guanaca, poeta de habla hermosa en retratos de héroes, mártires, caídos en la lucha.   Tal como en la “Cita clandestina”  Deseaba con tantas ansias // de tenerla entre mis brazos. // Pero cuando no llegó, // mi alma se hizo pedazos”…poeta de la musa al expresarse al estilo de las bombas que se cantan al compas de la guitarra (…) “Cuando iba por el camino // una pregunta me hacia: // ¿Porque no vino la compa, // a la cita de este día”?… “Yo era un fino caprichoso, // y  un arrogante rebelde // Que aunque el color fuera rojo // yo decía que era verde.” (…) En esta vendita vida // si no caminas derecho // Cuando vienes a sentir // estas pagando lo que has hecho” (Reflexión, Pág. 143)

A veces este “Poeta Descalzo Elio Martínez,  poetiza breves historias, imaginando experiencias del pasado, amigos o amigas, símbolo popular: “Con el permiso de ustedes, // aunque me cause dolor // quiero contar esta historia // que hace tiempo que pasó” // Se trata de una muchacha, que tanto se enamoró // y  fue tan perdidamente // que entregó su corazón // Cuando el padre se dio cuenta, // de esa relación prohibida // Con crueldad la castigó // condenándola de por vida. (…) Pero aquella dulce joven // ya no entendía consejos // seguía viendo a su amado // aunque se enojara el viejo // El padre lleno de rabia // pensó que era lo mejor llevarse a su hija lejos // pa’ separar a los dos. … Pero desde que el padre los separó // Aquella hermosa muchacha, // solo pensaba en su amor. … conforme el tiempo pasaba // aquella linda florcita // su color palidecía // y se ponía marchita. …Por fin la triste joven // el creador la escuchó // Y en una fría mañana // pal’ cielo se la llevó. …Ese día fue a la fuente// y de ahí ya no volvió // la encontraron casi muerta // del veneno que bebió //…Aquí termina mi historia // si lloro pido perdón // Porque esto le sucedió, // a la que tanto me amo”    (A la que murió de amor), 110) Es contador de anécdotas  narradas desde la misma experiencia personal de su vida.

Toca temas políticos con ataques al poder reclama por la injusticia, la explotación de los pobres, bajo trabajo duro, salarios de hambre y miserables, ante la riqueza de los poderosos de este país, que hacen dinero con la fuerza de trabajo de la clase proletaria, sin reconocer beneficios. Elio Martínez,  voz de protesta social y discrepa todo mal estado de cosa. Usa la ironía, el sarcasmo crudo, dice al pan pan y al vino vino como aquí  lo vemos: Estaba la Oligarquía  // Tranquila de la vida // Disfrutaban de sus millones // y brindaban con mucha felicidad // por las grandes ganancias que obtenían, // a costa del sudor de los pobres. // (…) Con la alborada vinieron las huelgas // y el pueblo poco a poco // se fue organizando // así como las hormigas // de lo simple a lo complejo // como quien dice // de lo poquito a lo bastante // de lo particular a lo general. Tata pueblo…si es justo o injusto. // Lo que hacemos // a vos te dejamos la última palabra” (El Subversivo, 93.) Sabe introducir fabulas y leyendas míticas de los ancestros como “El zorro y la gallina” el poeta quiere dar consejo moral: “En un lugar muy lejano //   un zorro era arrastrado // Por las aguas turbulentas // de un rio crecido y bravo // a la orilla de aquel rio se encontraba una gallina // y cuando el zorro la vio // este favor le pidió // Sálveme hermana gallina // se lo pido por piedad // Si usted me hace ese favor // nunca se arrepentirá // Le prometo amiga mía // que si de esta salgo viva // se lo juro por diosito // que seré su fiel amigo // Y también se lo prometo // hablándole muy sincero // Que ya nunca comeré // ni un pollo de su gallinero. // La inocente gallina creyendo en promesas raras // le tiro un bejuco al rio // para que del se agarrara // … la gallina como pudo // le ayudo en su desventura // Salvado a aquel desgraciado // de aquella muerte segura // Pero aquel astuto zorro // cuando salvado se vio // En vez de darle las gracias // de un zarpazo la mató // La gallina agonizando // le dijo al zorro de plano: “Así pagas desgraciado// a quien te tiende la mano” y resalta la moraleja en la estrofa final que no hay que confiarse de nadie ni con el mas adulador:  “ Así como este pilluelo  //  hay muchos en esta vida // Que después que les ayudas // Te siembran siempre la puya” (El Zorro y la gallina, 95) De aquellas que no hay que confiarse, que a la  vuelta te despedazan y otros que no agradecen después que les has tendido tu mano, en vez de reconocer el favor,  mejor se vuelven tus enemigos, y son sinvergüenzas, irresponsables de sus actos. Es bella la historia del pajarillo, alegoría, como en trance encarnado en el pajarillo que metafóricamente alude a lo humano: “Un rebelde pajarito // que cantaba muy bonito //   Una tarde lo agarraron // y en una jaula lo encerraron. // Le quitaron su plumitas // le quebraron sus patitas // Para ver si desistía // de aquel canto que se ofendía  -mas que todo cuando dice – (…) // la tortura y la prisión que me impuso aquella fiera // No fue nada que pudiera // doblegar mi decisión // Los que a mí me encarcelaron//  no entienden de mi canto // aunque todo torturado // yo no puedo estar callado. // Y si nunca me  liberan // desde fiero cautiverio //Y cantando seguiré // hasta que haya libertad” (El pajarillo, 83) Como cuando se queja de un padre ausente que niño lo abandono “Por algún tiempo vivió una pareja su amor //  Disfrutaron de la vida // Compartieron su calor”. … Siempre cuenta una historia de amor, una tragedia, o habla de un padre que desea conocer, habla de las  discordias de matrimonios, después de vivir amor color de rosa, termina con el tiempo sin qué ni para qué, solo para ofenderse, chuchos y gatos, eso no es felicidad, terminan separándose dejando problemas emocionales a los hijos que sufren aquel choque y abandono del padre y solo criados bajo el calor de la madre abnegada por sus hijos, ante la falta del padre: “Así pasaron los años amándose noche y día // Donde todo era armonía // felicidad y alegría // . … Y así pasaban los días desde que nació el pequeño // los dos cuidaban al niño // con amor y con empeño. …” la vida de aquel hogar  // fue un infierno sin par // si no era uno era el otro // que comenzaba a pelear. // El problema se arregló // con la cruel separación // Papá se fue del hogar // mamá se quedo sin él. //El pequeño fue creciendo en la casa de mamá // y un buen día le pregunta // Mamá ¿Dónde está mi papá? // Un día aquel inocente // traveseando un gavetero // Encontró una vieja foto // de su padre verdadero. …Al mirarla la abrazó // y con llanto lastimero // Dijo el niño emocionado // ¡Papi lindo yo te quiero” (…) Después de aquella tragedia // ¿Quién pagó las consecuencias // si aquellos con su caprichos // o el niño con su inocencia?” (El padre ausente, 80). Poeta que conoce vivir esa ausencia de un padre, ya que no conoció ninguno, el poeta no sabe  quien fue su padre, dilema que lo martiriza de por vida. Por eso el poeta dice que por no haber conocido padre alguno, se considera como se tilda el mismo un “poeta hijo del viento”.

              En conclusión poeta campesino que por su edad  responde a la generación de 1970, a los ánimos de una visión revolucionaria que todos conocemos  esa historia violenta, de conocidos poetas que se fueron a la lucha  y donde no todos fueron poetas consecuentes, se evocaba la gesta del Che Guevara, de la revolución cubana, Sandino, Farabundo Martí, una literatura subversiva, lo exigía el momento, la militancia revolucionaria  por la liberación nacional. Toda esa dinámica tiene que ver con la poética de Elio Martínez,  cuando se conoce su mundo, expresado en aire coloquial,  mas no por ello pierde una visión social. Para cerrar este comentario quiero aclarar que dentro de esa tradición de la poesía popular salvadoreña es decir de la musa popular, considero que en nuestro medio de quehacer literario, se distinguen tres poetas en su orden Salvador Juárez  “Con puro guanaco”,  Ricardo Castro Rivas con “Puro Pueblo” y Elio Martínez con sus “Cantares a mi patria chula” quienes se distinguen por esa expresión diseñada desde la misma boca de la gente con el uso de un lenguaje coloquial que los caracteriza hasta con cierto tono folklórico, que dicen mucho de nuestro pueblo, sus tradiciones, costumbres y cosas de nuestra tradición, como parte de nuestra identidad nacional. AVT//08//2020.   


 

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