EL FLORECIMIENTO DE LA MUERTE
COMO FANTASMA DE UNA
REALIDAD INCUBADA Y ENTRETEJIDA
EN EL PENSAMIENTO POÉTICO DE
JEANNETTE NÚÑEZ CATALÁN
Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.
JUAN
GELMAN
nuestro destino se mantuvo
cerca en sus silenciosas manos.
Cuando con orgullosa alegría
levantamos el vino tinto de la vida
para beber profundo de la
mística copa brillante
y el éxtasis a través de todos
nuestros saltos del ser.
RAINER
MARIA RILKE
La poesía es una suerte de río que cae sobre el mar,
como dice Zurita.1 En este caso, un río que lleva consigo las aguas
de la existencia. La poeta Jeannette Núñez Catalán después de concluir este
poemario que ella ha intitulado «Florecimiento de la muerte», nos obliga con
semejante tema a hacer una serie de reflexiones y conjeturas. El tema central
del poemario de Núñez Catalán es la muerte, pero no como estamos acostumbrados
sino como realidad incubada y entretejida que se cierne sobre la existencia
humana y todo cuanto es materia viviente. Cada movimiento cultural ha tenido su
propia concepción sobre este tema inherente en todas las literaturas, en el
romanticismo, por ejemplo, La vida no es un bien, sino un mal. El alma
romántica es un alma atormentada, triste,
moralmente enferma, en
busca de un
ideal inalcanzable, de
un sueño que no se ha de realizar. El pesimismo lo envuelve todo. Si se
mira la juventud, el tiempo la destruye. Si se sueña con el amor, el desengaño
lo carcome; si se cree en la riqueza o en la fama, pronto se desvanecen. Si se
alzan los ojos al más allá, la duda y el misterio nos invaden. Si se cree que
la sociedad puede salvarnos, la injusticia y el dolor ponen su
nota de amargura.
Vivir ¿para qué? Una
angustiosa melancolía, una
incontrolable desesperación se sitúan en el corazón.2 En algunos de
sus poemas, la presencia de la muerte es evidente, las imágenes nos hacen la
referencia; en otros, la muerte avanza sutilmente señalando su inevitabilidad;
y, en otros, la muerte está al acecho en el fondo del poema, donde se
entremezcla con el amor. Para disminuir la atmósfera de misterio de la muerte y
concretar su carácter abstracto, Núñez Catalán frecuentemente crea imágenes en
que la muerte funciona en ambientes y circunstancias cotidianas, y así da al
tema de su poemario la dimensión de lo contingencia inevitable. En modo alguno
como agobio, la angustia del hombre por la esencia y el fin de la vida.
La complejidad humana configura la certeza de la
verdadera condición de posibilidad de un encuentro con el otro. De la misma
manera en que varían las formas de concebir el mundo y la vida cotidiana, las
concepciones y experiencias en torno a la muerte revisten características
múltiples y específicas, es decir, los términos que implementamos para
nombrarla igualmente transitan el recorrido de la complejidad interpretativa;
como también las narrativas de época que circulan alrededor de ciertos temas
complementan la lectura cultural. Al decir de Mèlich.3 En este punto
cabe destacar a poetas cuyo origen la unen: Armando Uribe Arce, Pablo Neruda,
Mario Meléndez, Gonzalo Millán, Enrique Lihn en «Diario de Muerte», solo para
mencionar a algunos. Y aunque es un tema con tanta elevación e intensidad, cada
poeta hace su propio abordaje.
Luego tenemos el movimiento modernista que está
marcado por cambios desde su concepción como tal hasta la entrada de la
vanguardia. El Modernismo se caracteriza por la búsqueda de la belleza como
placer espiritual, un mayor interés por la forma que por el contenido, la
renovación del lenguaje poético al que amplía con nuevas palabras como
unicornio, fauno o titán, el colorido y la musicalidad, el empleo especial de
la métrica con el uso del alejandrino y del serventesio, la utilización de
abundantes recursos literarios, la melancolía, el erotismo, la temática
mitológica, exótica, medieval y clásica, la influencia del Parnasianismo
(ensoñación, mitología, gusto por el pasado) y el Simbolismo francés (el mundo
es sólo un símbolo de realidades escondidas, la misión del poeta es
descubrirlas). Los símbolos modernistas más característicos son el cisne
(belleza, elegancia, gallardía),
el pavo real (colorido, vistosidad, fascinación), el búho (oscuridad, noche,
muerte), el águila (fuerza, poder, riqueza).4
Siendo un movimiento hispanoamericano, debemos señalar
a dos poetas prominentes, Rubén Darío y José Martí, El temor a la muerte es un
tema constante en la obra de Rubén Darío y refleja una preocupación que tiene
sus raíces en la
juventud del poeta: «Ciertamente,
en mí existe, desde los comienzos de mi vida, el pavor de la tumba, o más bien
del instante en que cesa el corazón su ininterrumpida tarea y la vida
desaparece de nuestro cuerpo»5
En Martí, no muy diferente a todos sus predecesores y contemporáneos, la
concepción de la muerte en ocasiones se vislumbra con ciertos rasgos místico:
abre los brazos/ listo estoy, madre
Muerte: al juez me lleva! El verso
revela la idea de quien anhela esenciarse con Dios en la magnificencia de la
Creación al modo de la Santa de Ávila o San Juan de la Cruz, quienes veían en
la muerte la consumación perfecta del goce divino. Para el poeta, el deseo de
entregarse al misterio de la trascendencia acentúa el talante íntimo de su
recogimiento espiritual.6
Frente al romanticismo y modernismo, existe un antes y
después. En este después converge la vanguardia y la obra de Jeannette Catalán.
Por lo general las vanguardias se decantaron por temas como: la angustia
existencial, los problemas sociales, las modificaciones culturales, la
religión, las angustias de la época. Y, aunque prevalece la heterogeneidad en
este punto, el tema ha sido abordado desde una estética divergente como
proclama si se quiere del subconsciente. Tomemos el caso, de Lezama Lima: Muerte
de Narciso es, en síntesis, un largo poema que parte del mito de Narciso para
indagar sobre las relaciones entre poesía, imagen y realidad. En lugar de
narrar la muerte de su protagonista, sin embargo, el poema se presenta como una
sucesión de versos
aparentemente inconexos, operando a través de imágenes visuales, casi
siempre estáticas y fragmentadas, y que a primera vista guardan muchas
semejanzas con la atmósfera onírica proporcionada por la escritura automática
de los surrealistas.7
La muerte en obra de Núñez Catalán está presente y lo
está. Impone su presencia plena, pero no a la usanza en que estamos
acostumbrados. Aparece de manera enigmática, diluida, impulsada
irracionalmente, digamos que es la celebración del ser más que aserción a la
negatividad. Así de manera audaz, la poeta nos dice: «Nada quedará olvidado /
todo naturalmente se prepara para nuevas siembras / tierra que acuna semillas y
devuelve la obra no somos lo que cultivamos / trae oculto el devenir mientras
flamean espigas y amapolas libres.» (Florecimiento de la muerte: augurio).
Sus versos son como esquirlas que parecen aludir al
vacío y a la vida: sus veladuras metafóricas, su verso libre extendido,
sálmico, la hace compleja en cierto modo. Contiene en sí «iniciaciones
agazapadas» que en lo personal me parecen deleitables en tanto cada verso y
cada poema invitan a la lectura activa, a transitar de extremo a extremo
embriagados de su singularidad arrolladora. El verso libre utilizado por la
poeta no es el de Darío, Juan Ramón Jiménez o T.S. Elliot, sino el de Whitman,
Apollinaire, Rimbaud e inclusive Dylan Thomas con libertad absoluta. Aunque
este punto sea discutible, hay quienes afirman que «hay que tener en cuenta que
la libertad total en el verso destruye su entidad rítmica, por lo que verso
libre aparece entonces como un oxímoron o incluso como una clara
contradicción». Es el caso que en nuestra poeta existe un patrón rítmico muy a
tono a las «corrientes versolibristas del siglo XIX y, sobre todo, del XX.»
Otra de las características importantes en esta obra
de Núñez Catalán es la combinación sin orden aparente de diversos elementos e
imágenes. Diría de la poeta, lo mismo que José Martí, dijese sobre Whitman:
«irregularidad aparente, que en el primer momento desconcierta, resulta luego
ser, salvo breves instantes de portentoso extravío, aquel orden y composición
sublimes con que se dibujan las cumbres sobre el horizonte.»
La incógnita
Luz encendida en la noche diáfana día
de antaño vive en mi pecho sin apagar los cisnes del lago
cerezos floridos hacen ronda reconocen la viajera
mi mano no lanzará una piedra
mi voz no será un muro en el profundo labio del sol
existencia suave como llegó suave se esfumará en los diagramas del
paisaje
sin reclamar herencia buceare en el musgo con mi farola de siempre.
Debemos recordar que las construcciones sociales de la
muerte —en interrelación con otras— gozan de altos grados de autonomía, porque
los cambios en la historia de las mentalidades son muy lentos y siguen operando
más allá de los marcos sociales que las generaron. Decíamos antes que cada
poeta se caracteriza por aprehender el tratamiento poético de la muerte en su
discurrir. La simbolización de esta nos lleva a lo discursivo, a la metáfora
con sus axiomas y realidades. La muerte estructura nuestras posibilidades en
una proyección a futuro en el marco de una trayectoria potencial de muerte
8, donde el proceso de morir y el significado de la muerte refieren a
consideraciones socioculturales desde el momento en que la muerte encarna una
pérdida permanente del ser de la persona (Mamo, 1999). Sin embargo, «no se
habla de la misma muerte allí donde no se habla la misma lengua [...] cuando se
pasa así la frontera de una cultura, se pasa de una figura de la muerte como
tránsito a otra figura de la frontera entre la vida y la muerte»9
La poeta Núñez Catalán maneja hábilmente el
encabalgamiento como versal del poema. Y este es un acierto que festejamos. Me
atrevo a afirmar que este libro es, por lo mucho que muestra un pastel deseado
en donde no hay fatalidad ni extenuación, sino una unidad cerrada, propia de
una orfebre. «Tenía que pasar —nos dice ella —por el crisol que guarda el
tiempo como hoguera palpitante / a quienes no visten uniformes»
Gratitud
He dormido junto a las fauces de la noche en un puerto los árboles en
hilera acunan sus nidos
Cada vez que abro mi boca un torbellino de pájaros azules anida en el
cielo
¿no me ves?
Con la yema de mis dedos hice figuras en el agua para que vieras
la ternura que se
dibuja la palabra frio no es de nieve
En mi recuerdo voy tejiendo estrellas para tu largo viaje.
Dice Carolina Mazzetti Latini que «Aproximarnos a lo
“innombrable” es hacernos conscientes de nuestra condición de seres mortales;
mirando la muerte desde la vida misma. Si se niega lo inevitable ocultando o
desvirtuando la palabra, quizá se pierda gran parte del potencial transformador
que encierra; porque nombrar es el primer paso para ordenar la conciencia,
comprender de manera autónoma y accionar a partir de paradigmas de pensamiento
que modifiquen armoniosamente el plano personal y colectivo.» La poeta talla y
escucha su entorno y entre sus pies en tierra y sus manos, entrega y comulga
con lo que amanece cada día: su oficio límpido no cojea, es en realidad un
granero donde suena la vida. La casa ahí, del poema es un templo.
Regeneración
Veo mi árbol que durmió largo tiempo hasta que la luna susurro
[a mi oído la palabra vida
Estuve en lugares que no existen en la copia de un papel olvidado en un
invierno
dibuje rosas en la boca de un gigante me enrede en las nubes de mis
sueños
aparecì árbol pájaro voz, remedo los horizontes quebrados de mis pies
salen raíces
con alas
No me esperes.
Al final de cuentas, como expresa Morris Berman, la
construcción poética de Núñez Catalán, «representa una rebelión en contra del
principio de realidad, que ve como aplastando al espíritu humano.» Pero ella,
hábilmente rearma desde el lenguaje cada uno de los espacios disonantes, a
veces dolientes para avanzar. Por ello, siguiendo la tesis de Derrida, Butler y
Lacan, Stuart Hall, subjetividad, que da cuenta de un yo “incesantemente
performativo” que construye al sí mismo desde conceptos subjetivos en relación
con su propia construcción, que incluye aquellas tachaduras dadas en el
concepto de identidad.
Luminarias
Venimos de una misma fuente que lanza logotipos al aire algunos al sol
distintas formas como nubes en la hoja de papel la última palabra jamás
será escrita
elevamos nuestros barcos por sobre las montañas serenos naufragan en
una sola idea
No te pierdas
Diversos bosques tejen alboradas traen lluvias a tus ojos resecos la
flor en su borde
cae al precipicio y aparecen hordas
noche negra cóncava suelta rayos de luz enciende luciérnagas alumbran
el bosque
La fauce del lobo ha cerrado se sueltan cometas del cielo.
La obra de Núñez Catalán constituye un aporta
importante a las poéticas de chile y aunque no es visible su filiación con la
estética postdictadura, si hay un sustrato de ella en el subsuelo de la
memoria, en los cementerios de la historia. «Para
hablar de la muerte/ he de vivir la vida/ hablamos la vida muerte.» La
construcción de sus poemas está cerca de la técnica del montaje. en esta las
imágenes van emergiendo de manera yuxtapuesta, una detrás de la otra lo que
hace que el contexto necesario para darles sentido o interpretación sea siempre
difícil de confiurar.10 «Textos parecidos a las
digresiones que va de una escena o paisaje a otro sin pretensiones
ordenatorias, pero que revela a su paso una realidad.»
Alfabetos
Mis palabras puentes volaran por calles plazas y desiertos el mar
arrastrará la voz
no todos los pájaros tienen alas rotas
Palabras derribaran muros y construirán ciudades por donde vuelen las
aves
Del conocimiento alfombran las lenguas de ternura y aceptación
La luna caerá en una gota de agua las inundaciones llevarán nuevos
barcos
La felicidad se tejera en todos los árboles como en los muros
Una mano abrazará a otra y tu boca perfumará el vacío.
En general, en estos textos la
experiencia es vivida como una suma de episodios en el sentido que le ofrece la
cotidianeidad. La memoria del poema es construida a partir de los fragmentos de
la historia. Recuerdos de la percepción del tiempo, o bien, reconstrucciones
subjetivas, electivas y selectivas del recuerdo. El lenguaje siempre le
proporciona significado a los recuerdos, a las vivencias. La poeta, después de
su vivencia, necesita de un espacio análogo (el poema) para proteger esa
historia personal del yo poético. El poema es pues, una topografía, un
territorio de representaciones e imaginación. La sintaxis narrativa de sus
poemas concuerda con esos mecanismos subjetivos de la memoria, incluso aquellos
que pudieran derivar o emerge de realidades traumáticas, lo que da paso a una
identidad totalizadora. Acorde a esto, existe en la poeta Núñez Catalán, una
articulación poética de la memoria capaz de producir una escritura de la
reflexión del mismo modo hacer que su experiencia escritural no sea traumática
como otros poetas que han abordado este tema. Su lenguaje es capaz de trastocar
toda esa noción del espacio desde la cual se construye el poema. Siendo como
decimos, su poética nos resulta innovadora en cuanto a la forma como a su eje
temático. Lo escrito aquí está acorde con la realidad que nos cuenta como
realidad incubada y entretejida. No es una poesía que le quiere dar sentido a
algo, sino uno diferente. Y esa es la labor creativa del poeta.
Espejo ciego
La casa tenía ventanas tan grandes
que entraba la
noche
no veía la mano
arrancaba mi árbol
en pie como tótem
inmortal
las lluvias no
mojaron mi casa.
un pájaro ciego
chocó en la ventana
más yo como barquito
de papel
no supe leer tus
desencuentros
los tormentos del
hada que no hacía milagros
esta noche bebo
del veneno amargo
se deshilvana el
pecho no muere
Se suponía que
debería saber leer todos los espejos
se suponía
Solo tengo uno a
veces lo pierdo.
La poeta Núñez Catalán,
mediante todos estos parajes de extroversión del yo poético, se vincula todo:
mundo y tierra; sus pies echan raíces mientras rebasa su propia humanidad hasta
lo visible y lo invisible. Así, atraviesa en oleadas su sangre situada con
sensibilidad cósmica: «Caminé largo tiempo por ríos sin cauce / me
llene del polvo del miedo de otros / mantuve la puerta abierta / mi copa seca
no conoció el trino del ave / llegó el mar que todo lo arrasa / se llevó mis
gentes y mi casa/ no le temo a la muerte / he de temer estar viva de esta
manera siniestra / en el ocaso vislumbro las aves que vienen a mi copa / el mar
sereno llega hasta mi puerta.» Ella se vive a sí misma
alrededor de todo cuanto captan sus sentidos. Las grandes visiones surgen de
poetas que experimentan, el murmullo, las armonías, los contrastes. «No
hay realidad artística sin espíritu.» Sueño y pensamiento van de
la mano, sin castigar, más bien salvar la vida entera en ese hoy infinito que
señala muy bien la poeta. Quedémonos, pues, con su palabra: «Mi tiempo de hoy
es un sueño sin muros saber volar los océanos caminar a campo / abierto sin que
la mano busque un sujetador / abriendo mis ojos desde un pecho adormecido /
incongruencias / el hoy es una plaza desnuda de pájaros silbadores / árboles
cantores / y soles de duraznos / de las palabras expulsadas me quedo con la
desechada / empiezo en otro cielo / mi tiempo es hoy.»
André Cruchaga,
Barataria, El Salvador, noviembre de 2022
Referencias bibliográficas
1.
Zurita Raúl. La vida nueva (versión
final). Penguín Random House Grupo Editorial S.A.U, 2019. Pág.170.
2.
https://studylib.es/doc/6492939/la-muerte-en-el-romanticismo-la-vida-para-los-rom%C3%A1nticos
3.
Mèlich, J. C. (2012), Filosofía de
la finitud, Barcelona: Herder.
4.
http://extremaduraxxisiglosdepoesia.educarex.es/index.php/poesia-modernista
5.
Obras completas (Madrid, Afrodisio
Aguado, 1950), 1, pág. 223. Sucesivas
referencias proceden de la misma fuente y se
indicarán con la abreviatura Historia y el número de la página entre
paréntesis.
6.
https://www.nagarimagazine.com/la-poetica-de-la-muerte-en-jose-marti-jose-raul-vidal-y-franco
7.
http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/7253/7380
8.
Gómez Sancho, M. (2003), “La
ansiedad ante la muerte. Decir o no decir la verdad. Las malas noticias” (cap.
31), en Avance en cuidados paliativos, tomo I, Las Palmas de Gran Canaria, pp.
579-597.
9.
Derrida, J. (1998a), Aporías:
morir-esperarse (en) los “límites de la verdad”, Barcelona: Paidós.
10.
Apablaza, Claudia. “La poesía es un
llamado de alerta. Conversación con Héctor Hernández Montecinos”. La voz del
escriba. Consultado última vez el 27 de junio de 2017. http://letras.mysite.com/hh120609.html
11.
Ayala, Matías. “Amarillo
crepúsculo: de la lírica a la política”. Revista Intemperie. Consultado última
vez el 27 de junio de 2017. http://www.revistaintemperie.cl/index.php/2012/03/21/
amarillo-crespusculo-andres-anwandter/
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