Carmen González Huguet, El Salvador,
Imagen sin marco tomada de Elsalvador.com
De "Tierra habitada": Tierra
...no se alcanza
a volver con los remos y la vela
al puerto en que dejamos la esperanza.
Miguel Ángel Asturias
a volver con los remos y la vela
al puerto en que dejamos la esperanza.
Miguel Ángel Asturias
1.
Del rumor de tus manos me alimento
y mi hoguera renuevo en lluvia fría.
Surge de ti fluyente geometría:
venero de la luz, cálido acento.
El seno de la vela que hincha el viento
para partir a la aventura un día,
y tu tierra en su quieta geografía,
trazada en gozo exacto y fiel tormento.
Se abre el ojo a la flor de la belleza
que se desata con fervor de río
y se instala a soñar en tu cabeza.
Por tu perpetuo, floreciente estío
cruza la tarde donde, libre y presa,
la luz corre desnuda por el río.
y mi hoguera renuevo en lluvia fría.
Surge de ti fluyente geometría:
venero de la luz, cálido acento.
El seno de la vela que hincha el viento
para partir a la aventura un día,
y tu tierra en su quieta geografía,
trazada en gozo exacto y fiel tormento.
Se abre el ojo a la flor de la belleza
que se desata con fervor de río
y se instala a soñar en tu cabeza.
Por tu perpetuo, floreciente estío
cruza la tarde donde, libre y presa,
la luz corre desnuda por el río.
Raíz y rama, flor, nube y colina
Hundidas en el mar de aire que mueve
El invisible cuerpo donde bebe
La vida transitoria y cristalina.
Espejismo tenaz que la alucina,
Fuego escondido al fondo de la nieve,
Sed que escancia la boca donde llueve
La palabra triunfando de la ruina.
Vano intento: aferrar la llamarada
De ayer, hecha pavesa hoy inasible
Para incendiar su esencia ya gastada.
Victoria que tu esfuerzo hace posible:
Congelar la belleza alucinada
huyendo sin cesar en lo movible.
Hundidas en el mar de aire que mueve
El invisible cuerpo donde bebe
La vida transitoria y cristalina.
Espejismo tenaz que la alucina,
Fuego escondido al fondo de la nieve,
Sed que escancia la boca donde llueve
La palabra triunfando de la ruina.
Vano intento: aferrar la llamarada
De ayer, hecha pavesa hoy inasible
Para incendiar su esencia ya gastada.
Victoria que tu esfuerzo hace posible:
Congelar la belleza alucinada
huyendo sin cesar en lo movible.
La belleza te anida en la cintura,
en la bondad azul en que navego:
cosecha permanente donde siego
los frutos de la voz y su ventura.
Derramas con largueza tu hermosura
y en la pupila tanta luz trasiego,
que siento arder en mí tu puro fuego
y en la noche brillar tu quemadura.
Estás en mí, como agua de la fuente,
como la sed al fondo del estío
que calme su anhelar en la corriente;
y estás en cada estrella con que guío
el viaje que me lleve hasta tu frente
y a la profundidad del hondo frío.
en la bondad azul en que navego:
cosecha permanente donde siego
los frutos de la voz y su ventura.
Derramas con largueza tu hermosura
y en la pupila tanta luz trasiego,
que siento arder en mí tu puro fuego
y en la noche brillar tu quemadura.
Estás en mí, como agua de la fuente,
como la sed al fondo del estío
que calme su anhelar en la corriente;
y estás en cada estrella con que guío
el viaje que me lleve hasta tu frente
y a la profundidad del hondo frío.
Alimenta la sed, dale a mi trigo
Más hambre para así seguir viviendo.
Echa más fuego al sol, que siga ardiendo,
Y más dolor a este fatal castigo.
Da tu aliento vital a lo que digo,
Pon sangre y alma a lo que voy haciendo,
Entrega esta verdad que nace hiriendo
Y acompaña su luz a herir contigo.
No te dejes vencer, no te acobardes,
apuesta sin cesar a lo imposible,
y construye primero lo que aguardes.
Pero emprende la ruta ineludible
En este mismo instante. No te tardes,
Porque empiezan la sombra y lo invisible.
Más hambre para así seguir viviendo.
Echa más fuego al sol, que siga ardiendo,
Y más dolor a este fatal castigo.
Da tu aliento vital a lo que digo,
Pon sangre y alma a lo que voy haciendo,
Entrega esta verdad que nace hiriendo
Y acompaña su luz a herir contigo.
No te dejes vencer, no te acobardes,
apuesta sin cesar a lo imposible,
y construye primero lo que aguardes.
Pero emprende la ruta ineludible
En este mismo instante. No te tardes,
Porque empiezan la sombra y lo invisible.