Carátula- Rafael Lara Martínez
HALLAZGOS DE
RAFAEL LARA MARTÍNEZ:
POLÍTICA DE LA CULTURA DEL
MARTINATO[1]
Por César Ramírez Caralvá
El libro consta de las
siguientes partes: Crónica de encuentro con el “Pulgarcito de América” y sus
anexos: 1 El Salvador de Gabriela Mistral; 2 El Salvador, Pulgarcito de América
de Julio Enrique Ávila; 3 El Pulgarcito
de América Alfonso María Landarech; 4 “Hotel Fraternité” de Hans Magnus Enzensberger;
5 Carta de agradecimiento del padre de Sandino a Maximiliano Hernández
Martínez; la segunda parte se titula : “Armas y Letras”: principios de “la
política de la cultura” del martinato, que tiene un apéndice: Historia del
hecho a la conciencia Martínez en 1955; Salarrué en Costa Rica (1935)
Indigenismo en pintura y disemi-nación de la política cultural del martinato;
finalmente: Política de la Cultura
Martínez y el Indigenismo.
La importancia de este
documento es inaugurar el debate sobre la política cultural y sus
interpretaciones entre sinergias y antagonismos ideológicos, además la
construcción de una política oficial a partir del martinato.
La figura de Roque
Dalton con su libro: Historias prohibidas
del Pulgarcito es el motivo de investigación sobre la autoría de esa frase, una generación de salvadoreños le
atribuyó a Dalton ese calificativo, pero el genuino autor fue Julio Enrique
Ávila (El Salvador, Pulgarcito de América) la lectura daltoniana contrasta con
la interpretación del contenido ideológico de su vida y en el trabajo se dedica
a construir un arsenal conceptual contra los poderes militares, oligárquicos y
eclesiales, para este objetivo usa la ideología marxista contra el régimen
autoritario. No obstante Roque Dalton omite al verdadero autor, ese es el
hallazgo y la discusión propuesta en el libro de Lara Martínez, condición que
revela la importancia literaria en el imaginario salvadoreño… ¿arma ideológica
o revisionismo literario?, en realidad podíamos aceptar cualquier cosa que se
opusiera a los militares en esos años de oscuridad y represión.
En el capítulo: “Armas
y Letras”: principios de “la política de la cultura” del martinato encontramos
trascendentales hallazgos en la línea cultural oficial, si anoto “oficial” es debido a que antes de
éste régimen no existe un impulso hacia la aglutinación de los conglomerados de:
letras, pintura, historia e indigenismo como parte estructural gubernamental,
esta situación connota un ideario
manifiesto: “La fundación de una nueva Patria con su Historia, Arte y Gobierno,
diferente a todo lo anterior” y un ideario oculto: “la eliminación de la
Patria étnica, afrosalvadoreña y sus tradiciones, Historia y Sociedad” no
existirá más una nación original con sus características: pluriétnica, pluricultural, multilingüe, sino una
República de proto-europeos mestizos.
El contexto de los hallazgos
es finales de los años veinte y los años treinta, justo en el ascenso del
fascismo en Europa que tiene como estructuras diseminadoras a la Teosofía, de
la cual muchos intelectuales hacen gala, pero bajo una interpretación tropical
y desnaturalizada.
Las anotaciones de Lara
Martínez son trascendentales, puesto que muchos conceptos de estos autores
clásicos en nuestra literatura aún son divulgados sin ningún cambio, este
defecto es la tradición de aceptar sin crítica, ni análisis histórico todo argumento
oficial, de tal manera que los autores son elevados a los altares culturales, a
semejanza de “santos” donde se prohíbe identificar fallos en sus opciones
políticas como parte de un contexto del ascenso del militarismo en nuestra
nación; debemos destacar que ésta crítica a los autores salvadoreños y su apoyo
a la dictadura nos coloca entre las opciones a juzgar: “su obra o su personalidad”, en la primera podemos celebrar su
trascendencia literaria, artística etc., pero en la segunda, podemos condenar
su opción por el fascismo y su visión excluyente.
Estas duras expresiones
corresponden a realidades concretas a mencionar: no se reconoce constitucionalmente
a la etnia salvadoreña ni sus derechos; en segundo lugar la historia sobre los acontecimientos históricos
donde grupos étnicos y afrosalvadoreños participan a favor de la independencia
es negada, sirvan estos elementos para indicar que estas exclusiones tienen su
origen en el martinato, hasta la fecha la historia oficial no reconoce estos
acontecimientos.
Es cuestión de la
ciencia aportar pruebas y análisis, de ahí la importancia de los hallazgos
mencionados.
Dos componentes más del
texto (1): Salarrué en Costa Rica (1935), el martinato instaura el premio
nacional denominado: “El Salvador”, que otorga a Salvador Salazar Aurrué, es una
acción que no tiene nada de ingenuo, el objetivo era una sutil propuesta de
alianza entre el arte y la visión de un gobierno militar, es un acto
diplomático que busca impulsar el indigenismo –en imagen, no en derechos, ni en cultura étnica, ni etnohistoria-
junto a intelectuales favorables al
régimen, pero guardan un notable silencio ante la matanza de 1932 y la negación
de derechos constitucionales y (2) Martínez
y el indigenismo: Describe un evento olvidado de la relaciones
exteriores de El Salvador, el Informe presentado al Gobierno de El Salvador por
la delegación salvadoreña en el Primer Congreso Interamericano de Indigenistas
en Pátzcuaro, Estado de Michoacán, República de México (14-24ABR940), demuestra
el olvido gubernamental de la antropología salvadoreña y sus conexiones con
áreas creativas y la política cultural… éste evento más parece una condición
para maquillar la imagen dictatorial del martinato que un acto académico,
mientras en México desde esa época avanza con la fundación de la Escuela
Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Indigenista, en nuestra
nación el régimen no realiza el menor esfuerzo para crear algo similar,
develando su visión de un indigenismo pictórico e inofensivo; debemos destacar
un estudio mencionado en este tema, realizado por Leonhard Schultze-Jena
condenado al olvido durante ochenta años, este antropólogo alemán investiga la
lengua nahuat y nos permite conocer los mitos pipiles, que Lara Martínez
rescata en su libro: Pipiles de Izalco… hasta hace un par de años… así la
Antropología e Historia fueron excluidas de las materias académicas oficiales,
quizás porque en ellas reside la vocación de la nación y el legado de los
pueblos originarios a quienes en pleno siglo XXI aún se les niegan sus
derechos.
El libro de Lara
Martínez se convierte en el primer libro que abre un debate sobre las escuelas
de intelectuales y sus tendencias ideológicas, antes de este documento los textos
solo son identificados por la belleza de su prosa o verso, también apertura la
polémica sobre los autores en el
contexto histórico, situación crucial debido a que la Historia implica las
grandes tendencias sociales de las épocas. El documento identifica que además
del ascenso del militarismo en la nación, los intelectuales de la época
apoyaron decididamente al hombre que realizó la ruptura constitucional vigente
desde 1886 y callaron la feroz represión de 1932.
Debemos agradecer al
autor la dedicación de esta investigación y su contribución hacia la
comprensión de nuestra cultura en el siglo XX, también a la Universidad Don
Bosco por publicar tan valioso documento.
Finalmente: ¿existe un
contrato político entre la cultura y el poder? La Historia demuestra que si,
las variantes culturales de los años treinta nos remiten a la Alemania
fascista, Rusia comunista, España franquista etc. la cultura tiene en esas
naciones y otras, un marcado silencio de los opositores y ello nos conduce a
otro parámetro, ¿es tarea del Estado promover la cultura en su beneficio o la
cultura es libre de la política oficial?... desde mi punto de vista debemos
entender la cultura como expresión independiente que no debe radicar en los
altares del gobierno, anotemos que Roque Dalton solo fue publicado oficialmente
post-morten.
La respuesta es la
independencia cultural, los autores deben ser respetados por su obra.
En el martinato existe
una coincidencia de los autores con el régimen, ese es el hallazgo.
Durante estos años del
Siglo XXI solo las universidades han tomado la iniciativa de construir nuevos
marcos teóricos, así se abren nuevos caminos para las ciencias y una nación más
tolerante e incluyente.
Gracias por publicar
esta obra, gracias a Rafael Lara por su valioso estudio.
[1]
Presentación del libro: Política de la Cultura del Martinato de Rafael Lara
Martínez, Jueves 13OCT013, Universidad Don Bosco, Campus Antiguo Cuscatlán,
presidido por el Dr. José Humberto Flores.
César Ramírez Caralvá
JÚBILO
EPISTEMOLÓGICO (INTIMISSIMUN)
Por César
Ramírez Caralvá
Debería
ser obligación estudiar a los clásicos griegos: Sócrates, Platón, Aristóteles
para reconocer el destino de la humanidad. Comprendo la gravedad de estas
afirmaciones así como el desprecio de muchas personas por la filosofía singular
de nuestra América Latina y mucho más de nuestra nación centroamericana.
El
concepto no sería una traslación mecánica a una época remota de hace cuatro mil
años, sino comprender las bases de nuestra sociedad en las ciencias y artes, de
igual forma las nuevas escuelas de crítica a estas materias históricas, así
obtendríamos al menos una visión de “Gran Angular” sobre nuestra existencia.
Estos
conceptos filosóficos son indigentes, destinados a grupos marginales usualmente
eruditos, que se deleitan con un raro placer, observar y proponer caminos
olvidados por la sociedad del siglo XXI, senderos que toda persona puede
alcanzar con un poco de voluntad, pero la consciencia parece una materia
subversiva cuando rechaza el consumo, la adicción tecnológica, el ruido
mediático y más aún cuando pide renunciar al modelo de éxito de Hollywood.
Hace
unos años en Estados Unidos se formaron grupos de lectura lenta, este concepto
refiere a grupos de personas que se reúnen a escuchar lecturas de viva voz,
similares a: conversatorios, recitales, lecturas de autores, los cuales
recobran un sentido olvidado por los medios de comunicación masiva: “el
contacto directo entre emisor y receptor”, aunque parece un acto arqueológico o
una acción jurásica, la pequeña reunión provoca una conjunción de voluntades o
un signo de comprensión entre autores y lectores, de tal manera que el mensaje
de la obra provoca el denominado: “júbilo epistemológico”… “y en este júbilo
reside, entonces, lo que hoy podríamos designar como identificación”… “La
resonancia de una y otra con la forma de una identidad es lo que hace surgir el
“Júbilo epistemológico, mientras que su discrepancia, en cambio, provocará el
extrañamiento” –Poética,
Aristóteles–.
Estos
conceptos tienen vigencia, excepto que ahora se sustituye el hallazgo del
conocimiento por la compra de objetos que imitan el conocimiento, como la
tecnología; las personas no crecen en conocimiento, sino en ansiedad por el
siguiente modelo material, el abismo se profundiza y las personas evaden la
conversación directa porque no tienen ningún hallazgo personal que comunicar,
es la miseria filosófica y quizás de la humanidad, sin júbilo epistemológico.
Esto es parte de la teoría de la creación artística, la Poética tiene tres
conceptos: poiesis, la mímesis y la katharsis… es una valiosa fuente de
interpretación antigua.