Allan Barrera, El Salvador
FRENTE AL POEMA
Cada poema un paso hacia la muerte,
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche.
Álvaro Mutis
Ahí estoy yo
mirándome de frente en el poema
que escribí hace siglos
desde antes de nacer,
parado en el centro de la desgarradura
desde donde inventé mi voz para llamarme del
otro lado del fuego
sin que nadie me encuentre, sin que nadie me
mire.
Ahí estoy, en la altura de mi mano,
cayendo en el poema desde mi ser más
profundo, más antiguo
como la noche en la que se inventó la sed y
el frío de los muertos
como la mañana que se quebró en mi rostro
frente al espejo,
buscando una razón que justifique
la temperatura de mi muerte y el líquido de
mis ojos.
Ahí estoy al principio de mi voz
entre mil imágenes labradas por el silencio
buscando una palabra desde la cual partir
hacia el lugar del canto
sin verdugos o testigos para la noche de este
verso
heredero invisible de un fuego increíble,
milenario
soy mi único sueño
y también mi único llanto.
LA DESINTEGRACIÓN
Eso es lo que soy
el milagro de una enfermera triste
y el sueño de un motorista de buses errantes.
Nací en noviembre, con las alas recortadas
del corazón
frente a la indiferencia de los arcoíris en
los parques
y los crepúsculos fracturados de San
Salvador.
Tenía yo un soplo metafísico de melancolía en
la mirada
tenía en el pecho una soledad ancestral.
La soledad –sabes–
es como una hemorragia que llevo dentro,
no se cura con la multitud. La soledad
se cura con estrellas fugaces en la garganta
se cura con escritura y alcohol.
Recuerdo bien el centro –sabes–
ese río de sueños estancados en el asfalto
esas miserables calles llenas de sangre
esos miserables pantalones rotos.
Yo soy de ahí
de ahí me vino este perfume de lo abyecto
esta líquida arquitectura que brota de la
palma de mi mano,
esta piel y este frio
con que interrogo al mundo,
mi pavor de nacimiento.
DIÁLOGOS DE CENIZA
Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos
al retorno de una furiosa adolescencia
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron.
Alvaro Mutis
Madre,
perdóname,
otra vez quise
hablar de lo tuyo
y terminé hablando
terriblemente de lo mío,
es decir de la tormenta y del rayo,
es decir del fraude y de la palabra.
Yo no puedo, ¡madre!
romper este muro
transparente del silencio,
este hilo de tierra para siempre.
Necesito curarme, necesito
colocar a mis fantasmas en la noche
afuera de mí,
y sentarme en el universo
como la antítesis del tiempo
de la estrella que pasa,
sin residencia fija.
Tú no sabes
cuánto me duele haber crecido tanto
y verte ahora
metida en la tierra
en el tiempo desintegrado del reposo
metida en la muerte
en tu ataúd telúrico
con tus zapatos
y el corazón para el viaje.
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Allan Barrera.
Nació en San Salvador, departamento de El Salvador, un 23 de noviembre de 1984.
Poeta e investigador académico. Posee una licenciatura en Letras y una maestría
en Estudios de cultura centroamericana de la Universidad de El Salvador. Como
poeta obtuvo el premio único de poesía de los juegos florales de Sonsonate
2014, con el poemario Los paraísos de la
desolación.
Como
investigador, trabajó en la investigación de fuentes bibliográficas del primer
proyecto de ley de cultura de El Salador que elaboró la Secretaría de Cultura
del FMLN, el cual fue ingresado a la Asamblea Legislativa en noviembre de 2012.
En 2014, desde
la secretaría de cultura del FMLN, trabajó en el área de investigación del
proyecto “Configuraciones del pensamiento crítico salvadoreño” cuya
coordinación académica estuvo a cargo de Breni Cuenca, y que se publicará en un
libro, (aun inédito pero se publicará a finales de este año 2015) que compila
20 ensayos de 20 destacados académicos salvadoreños. Así mismo en 2013 coordinó
la publicación del libro de poesía “Piedra y siglo”, en homenaje al aniversario
de los 40 años del colectivo literario salvadoreño Piedra y siglo.
Actualmente desde
el sello editorial de la Secretaría de Cultura del FMLN, coordina una antología
de Poesía indigenista cuyo antologador es el poeta Eric Doradea, que se
publicará a finales de 2015.
Allan Barrera
también trabaja columnas de opinión y es colaborador de la revista digital
salvadoreña Contracultura.