Alfonso Quijada Urías (camisa blanca);
Alfonfo Velis Tobar (con su hija)
BOCETO
SOBRE EL
HERMANO POETA ALFONSO QUIJADA URIAS”*
Alfonso
Velis-Tobar
En la presente fotografía tomada por
Alfonso Hernandes (1948-1988) posan Alfonso Velis Tobar y su hija Evita junto
al poeta Alfonso Quijada Urias en su casa el Valle del Señor en Quezaltepeque
durante los años de plena convulsión revolucionaria. Conocí a Alfonso
Quijadurías en la década de los setenta, gracias a una reunión que concertó el
otro hermano poeta mártir Alfonso Hernández, en el Parque Cuscatlán para la
entrega en esos momentos de una tarea revolucionaria encomendada a mi persona.
El poeta sabía de antemano mis rasgos físicos y vestimenta para el contacto.
Desde ese instante la poesía nos unió para compartir en adelante en familia e
hijos en momentos de alegrías y tristezas en aquellos peligrosos días en que
nosotros y nuestras esposas, Martha Celia, Julia Deysi y Emma Esperanza, se
jugaban a diario la vida en las tareas encomendadas. Mecanografiar panfletos y
manifiestos con grabadora y audífonos siempre en lo más clandestino y a
deshoras de la noche. Tomando los riesgos y cuidados. Eran momentos de gran
tensión y angustia, los escuadrones de la muerte andaban en casa de
subversivos. Alfonso Hernández, “Cdte. Gonzalo” tomaba cuidadosas precauciones,
colaborábamos con la Resistencia Nacional, eran días muy peligrosos como
repito, un solo dedazo bastaba y el enemigo ejército fascista, cuerpos
represivos que andaban a la caza de poetas revolucionarios, líderes sindicales,
los compás, obreros, campesinos; y si te caían, luego la tortura, el secuestro,
la desaparición y el asesinato a mansalva hasta en familia con todo y niños
eran desalmados. Lamentablemente el poeta Alfonso Hernández años después hacia
la guerra revolucionaria de 1988 cayo heroicamente en Guazapa, combatiendo
contra el enemigo de la dictadura militar fascista y que fuera una gran perdidas
como cuadro intelectual Cdte “Gonzalo” el cual era su nombre de guerra en las
filas del ejército revolucionario del pueblo que luchaba con tesón contra el
ejercito apoyado por el imperialismo yanqui...
Yo conocía a través de mis lecturas
la poesía de Alfonso Quijada, pero deseaba conocerlo en persona, a primera
vista me admiró su sencillez, su humildad, su actitud silenciosa y muy parco de
palabras. A diferencia del otro Alfonso Hernández y yo, más extrovertidos en el
carácter a carcajada cruda, sentido del humor que animaba y Alfonso Quijada,
muy parco de palabras, sabía sonreír muy alegremente. Así conocí a Alfonso
Quijada Urías por medio de la poesía, hacia la decada de 1970 para que desde
entonces, siempre hasta hoy nos busquemos y quien al igual que el otro Alfonso
Hernández, siempre me dieran libros de sus poetas queridos: Essenin,
Baudelaire, Catulo, Villón, Joyce, Lautramont, Apollinaire, Nazim Hikmet, Tudor
Arguesi, Tufu, Cardenal, Lipo, Perce, y de otros poetas que les llaman
“malditos” y que han dejado mucha huella en el espíritu creador de Alfonso
Quijada y etc. Ambos poetas leían mis poemas, orientaban mis lecturas con esa
lucidez de sus encantados espíritus revolucionarios.
Este boceto trata solo de su poesía
por hoy, en otra ocasión hablaremos de su narrativa. Sus primeros poemas
aparecen en 1962, año en que gana un segundo lugar de poesía, premio compartido
con el poeta David Escobar Galindo (para entonces muy joven), en el Certamen de
la Facultad de Humanidades. Años después Claudia Lars lo incluye en una
recopilación poética de la Revista Cultura de 1969. Alfonso Quijadurias, es un
escritor de enlace entre esa generación de escritores que vienen desde 1956, el
llamado Circulo Literario Universitario “Oswaldo Escobar Velado” que se conoce
desde 1950 como la llamada “Generación Comprometida”. Aparece junto a
escritores como: Manlio Argueta, Tirso Canales, Roberto Cea, Roberto Armijo,
Ítalo López Vallecillos, más tarde forman lo que llaman en 1967 grupo LOS
CINCO, concentrando sus trabajos en la Antología “De aquí en adelante” (1967),
una nueva poesía con preocupaciones sociales y políticas, poetas inconformes
frente a este mal estado de cosas en que siempre nuestra realidad punza y nos
duele; escritores que protestan contra todo aquello que sofrena o amordaza el
pensamiento, atacan aquellos que están contra de la democracia, la libertad y
la cultura. Hereditarios de esa voz de Oswaldo Escobar Velado, por lo menos en
sus planteamientos de espíritu renovador de la poesía misma en el país. Me pregunto
si en realidad rompieron como tanto afirman algunos por hoy que hablan y en que
supieron romper dentro de los cánones de la literatura, sin menoscabo de una
conducta moral y revolucionaria. Una voz colectiva que ahonda ese grito dando
testimonio de los problemas humanos, la injusticia social en que el pueblo vive
con la esperanza de alcanzar un día un sistema de vida más justo, más humano
con un “futuro luminoso” como lo soñaba Alfonso Hernández (1948-1988) en la
década de los 70 en que ya andaba de lleno en la lucha revolucionaria.
La poesía de Alfonso Quijada Urias ha
trascendido las fronteras patrias, y es uno de los poetas más lucidos, más
raros por su peculiar estilo de sensibilidad en el uso del lenguaje creador. Su
poesía tiene algo de Lautremont, Rimbaud, Valery, Baudelaire, William Blake y
otros “Poetas Malditos”, una poesía amorosa, onírica. Llena de sarcasmos e
ironías, Quijada se burla del sistema dictatorial en el cual siempre vivimos.
Su poesía ha sido recogida en antologías nacionales e internacionales: “Poesía
Rebelde de América (1974), “Poesía Social del Siglo XX “ (1971), “Antología
Básica Contemporánea de la Poesía Latinoamericana”, recopilada por Jorge
Boccanera en 1978, en su prologo dice: “Poetas de la talla de Alfonso Cisneros,
Beltrán Morales, Alfonso Quijada Urias (el subrayado es mío), Guillermo R.
Rivera, Alberto Spumberg, Fernando Nieto Cadenas, Gonzalo Milán y otros muchos
que presentan la vitalidad del grito sugerido o lanzado en plena oscuridad como
la luz de bengala, o también guardando en la saliva, donde se almacenan las
esperanzas en un mundo más justo; en rumor el testimonio necesario, el gesto,
el escupitajo, la palabra que ha echado a andar una tierra en crisis que espera
que el poeta, corazón hecho de muchas voces, sea asimismo la voz de muchos
corazones”…
En 1967 Alfonso Quijada Urias, gana
el “Primer Premio en los Juegos Florales de Quetzaltenango” (Guatemala). Este
mismo año la Editorial Universitaria publica “Los Estados sobrenaturales”
corriente de rasgos nihilistas, existencial y surrealista. Poeta del amor y del
hecho insólito, trágico, que sabe revelar la fatalidad humana y del mundo que
lo rodea. Este libro lleva en su contraportada algunas palabras del poeta Roque
Dalton: “Quijada Urias -colocado a la vanguardia de los jóvenes poetas
salvadoreños- introduce en sus poemas los objetos, las visiones, los miedos y
las neurosis del hombre que a finales de los años sesenta habita las ciudades
de la América Central. Su poesía tamizada por las culturas de la sociedad de consumo
(que se vuelven pan de cada día con las transformaciones de los países
centroamericanos en partes de un mercado común para la producción
norteamericana) es un grito de alarma que pasa mucho más cerca de la gesta del
Che que de la poesía de Ginberg”, como lo afirma con maestría Roque Dalton.
Quijadurias es un poeta genial, mordaz, onírico, contemplativo de la realidad
al escribir los tormentos, lo cotidiano de la vida misma de lo que oye, observa
y siente, una voz dotada de singular expresión misteriosa.
Al seguir su trayectoria creadora,
palpablemente se notan debido a sus múltiples influencias varias etapas que en
opinión del poeta Roberto Cea, manifiesta que después de las publicaciones de
“Poemas” (1967), “Los Estados Sobrenaturales” (1971) Quijada Arias “ha derivado
a una poesía más existencial, buscando integrar sus dos posturas anteriores,
esto lo podemos notar en textos como: “Encuentro con el profeta Elías” (…) pero
con el tiempo ha ido afirmando su instrumental expresado para dejar oír su voz que
tiene mucho que decir en el desarrollo poético de El Salvador”. En 1969 y 1970
Quijada Erías obtiene una mención honorífica en Casa de las Américas con su
obra: “Sagradas Escrituras” (1969), sigue el “Otro infierno” (1970),
galardonados junto a otros poetas latinoamericanos como: Javier Heraud, Fayad
Jamis, Árqueles Morales y la poetiza Kusa Malé. Además ha sido jurado en esa
misma institución cubana en la rama de cuento en 1979. En 1971 gano la Primera
Bienal Latinoamericana de Poesía en Panamá. Además ganador en Poesía, el Premio
Instituto Cervantes en el Concurso Internacional Juan Rulfo del 2003.
En 1979 aparece su libro
“La Resistencia y otros escritos” del que nuestra poeta y crítico Matilde Elena
López dice que: “Contiene una poesía bien lograda, de intensa filosofía, con
los mejores procedimientos y recursos de la lírica de la ultima hora (…) y
trata de confrontar al hombre con las ultimas realidades. Es una poesía que
logra expresar la voz interior del hombre en su soledad o en su lucha”. En 1979
antes de estallido revolucionario, en un día de trabajo entre los TRES
ALFONSOS, como nos llamó Armando Contreras en su página Cultural Arte y Cultura
del entonces Diario El Mundo y así nos siguieron llamando nuestras mujeres.
Quijada Urías me obsequio una copias de su otro libro “El Gran Rollo”, inédito
hasta la fecha, con lenguaje coloquial, objetivo, violento de palabras; otro
ritmo amoldado a una expresión más directa, más desnuda en su realismo social y
convulsión revolucionaria que vivimos, aun cuando algunos de sus poemas parten
de lo intimo, al final reflejan siempre una conciencia colectiva de
participación liberadora. Poesía a veces un tanto exteriorista en sus
planteamientos y elucubraciones de conciencia, esa es su visión de mundo. En
1998 CONCULTURA, publica “Escaramuza” (San Salvador, 1997), poesía llena de
soledad, de misterios lindando entre la locura y la cordura de cómo siente y
percibe la realidad del hombre, su época y su tiempo. También ha publicado “La
Esfera Imaginaria” (Vancouver, 1997), “Toda razón dispersa” (San Salvador,
1998), y “Certeza de la duda” (2000). El poeta Quijada Urias, es voz singular
que da vitalidad a la poesía salvadoreña y centroamericana de hoy… Su labor
literaria y revolucionaria lo llevo a vivir en Nicaragua, México, la Habana,
viajo por Moscú, Paris, Madrid, Nueva York y en 2007 nos juntamos en Vancouver,
cuando mi hijo Juan Carlos y yo recibíamos el Premio de una presentación en el
Festival Internacional de Teatro por la obra de teatro “The Borderlines” (EL Pasa
fronteras e inédita). Vino después con la poesía que nos une el humo de los
ensueños, caminamos bajo la neblina de la tarde, camino del gimnasio en la
ciudad de Vancouver para hacer algunos ejercicios, ciudad lúgubre de vientos,
ciudad de las lluvias, donde el poeta Quijada reside actualmente con su
familia, rodeado de hijos y nietos. En síntesis su poesía manifiesta la
existencia de una realidad enmarañada de engaños, mentiras y expresa la
desintegración de las contradicciones sociales, la miseria, nos lega su manera
cotidiana de existir o exteriorizar su gran desesperación existencial y humana
que lo agobia. Bien merecido en vida cuando en el 2009 El gobierno
revolucionario del FMLN le otorgo el Premio Nacional de Cultura por su
dedicación de por vida a la poesía en su aporte a la cultura nacional. Loor a
quien honor merece. Saludes hermano.
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QUIERO PERSONALMENTE FELICITAR DE TODO CORAZÓN POR SU RECIENTE FECHA DE CUMPLEAÑOS AL POETA HERMANO ALFONSO QUIJADA URIAS QUIEN NACIO EN QUEZALTEPEQUE EN 1940. POETA DE ALMA CANDIDA MUY HUMANA COMO FUENTE DE INSPIRACION. ESTE ES UN RECONOCIMIENTO A SU LABOR CULTURAL Y UN REGALO DE NAVIDAD Y ANIVERSARIO.SIEMPRE RECORDANDOLO HERMANO.