Fotografía: José Antonio Domínguez, El Salvador
Se que estás en todas partes
Arquímedes, hermano.
Llegás al cafetín universitario
te abrazo, sonreís
decís que no has muerto
que estás aquí y en todas partes.
Volvemos a las calles
a deletrear la patria interminablemente
enamorando viejecitas
de mirada triste y lacerada.
Hablamos de la flor silvestre
cortada en madrugada de posta y de recuerdos
de las hormigas cargando el alimento
“sin egoísmos, muy disciplinadas”
de nuestras hijas
intercambiamos fotografías, travesuras y silencios
de la mujer que amamos, nostalgias.
De quienes murieron en el año ochenta
del nombre más querido
del heroísmo de los compás
de las hienas, de los cómplices, de los asesinos…hablamos
Los payasos de la plaza
sueltan poemas tristes en cada carcajada, nosotros callamos.
Hablamos de la eterna embriaguez en plenilunio
de las debilidades y las dudas
de la cobardía y el arrojo
y vos, que la ciudad es una cosa
y la montaña es otra
pero el amor, en primera fila
y a su lado la muerte, me decís.
La catedral se agiganta
es noche
y yo, que aún es temprano
y vos, que las medidas de seguridad
y yo que no te vayas
y vos que estás en todas partes…
Has vuelto a la sombra
he quedado sin fechas, sin señales
para otro contacto
pero hoy sé que estás en todas partes!
Quizá volvás el día cuando todo termine
justo a tiempo para el café de otra tarde
con más de algún poema que se coló en tu agenda
con la sonrisa aquella, de escolar o maestro?
Dirás que basta un silabario de ternura
un cutuquito de yeso
y una aritmética de estrellas
para empezar el futuro.
Se que estás en todas partes
Arquímedes, hermano.
Llegás al cafetín universitario
te abrazo, sonreís
decís que no has muerto
que estás aquí y en todas partes.
Volvemos a las calles
a deletrear la patria interminablemente
enamorando viejecitas
de mirada triste y lacerada.
Hablamos de la flor silvestre
cortada en madrugada de posta y de recuerdos
de las hormigas cargando el alimento
“sin egoísmos, muy disciplinadas”
de nuestras hijas
intercambiamos fotografías, travesuras y silencios
de la mujer que amamos, nostalgias.
De quienes murieron en el año ochenta
del nombre más querido
del heroísmo de los compás
de las hienas, de los cómplices, de los asesinos…hablamos
Los payasos de la plaza
sueltan poemas tristes en cada carcajada, nosotros callamos.
Hablamos de la eterna embriaguez en plenilunio
de las debilidades y las dudas
de la cobardía y el arrojo
y vos, que la ciudad es una cosa
y la montaña es otra
pero el amor, en primera fila
y a su lado la muerte, me decís.
La catedral se agiganta
es noche
y yo, que aún es temprano
y vos, que las medidas de seguridad
y yo que no te vayas
y vos que estás en todas partes…
Has vuelto a la sombra
he quedado sin fechas, sin señales
para otro contacto
pero hoy sé que estás en todas partes!
Quizá volvás el día cuando todo termine
justo a tiempo para el café de otra tarde
con más de algún poema que se coló en tu agenda
con la sonrisa aquella, de escolar o maestro?
Dirás que basta un silabario de ternura
un cutuquito de yeso
y una aritmética de estrellas
para empezar el futuro.
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