MARGARITA TE QUIERO CONTAR UN CUENTO...
Estoy a punto de caer
en el pozo avellana
de tus ojos...
Me aferro a mis razones,
a las pocas raíces que la vida
me ha ido creciendo en el alma...
Pero me empujan las estrellas
que te brillan en el fondo
y, como otra Margarita traviesa,
me inclino desde el borde de tus labios
tratando de atraparlas.
Entonces me resbalo,
me resbalo,
me resbalo,
caigo sin voluntad en tu deseo...
Aquí no hay elefantes
ni dos ni cuatrocientos,
aquí
las plumas de tus manos,
aquí
mi piel vistiéndose de versos.
METAMORFOSIS
Hay días en los que me despierto
convertida en agua:
Toda húmeda,
sin fondo,
habitada por luces,
tocándolo todo.
Días en los que me siento océano
bailando al compás del universo,
haciéndome remolino,
subiendo y bajando mis mareas...
Entonces se me antojan tus manos,
azules cuencos infinitos,
como único recipiente
capaz de contenerme...
SAN TELMO
Todos los días
prendida de tu sombra
como rayo de sol buscando abrigo,
prendida por tu piel
que me hace hoguera,
prendida de tu olor y tu mirada.
Como río buscando cause
entre tus manos,
prendida voy de tus deseos.
Prendida como estrella reflejándote,
como brasa en la noche
de la tierra,
como luciérnaga con verdes hipos de luz...
Todos los días a tu vera.
Todos los días húmeda en tus ecos,
como playa acariciada por tu lengua,
como nube preñada de cristales
esperando tu voz que la libera.
Todos los días,
esta piel que te reclama,
prendida de la punta de tus dedos
como carnales fuegos de San Telmo
denunciando el incendio de dos cuerpos.
PRIMERA PROMESA DE AMOR
Sólo a este hombre
voy a amar así como lo amo.
Sólo a él desearlo,
con este deseo
que se me alborota en la lengua
como panal,
como hormiguero,
como bugambilia escandalosa.
Sólo a este hombre,
que me convierte en vela
cada vez que mi carne
y la suya se aferran,
voy a pensarlo así como lo pienso,
mar vivo
por el que navego
piel,
vela,
mástil milagroso,
la carne vuelta hoguera.
Sólo a este hombre,
que le hace cosquillas
con su risa a mis tristezas,
que escarba con las uñas
cada una de mis cuevas,
voy a decirle “Amor”
con las pestañas...
Voy a ocultarme
en la brevedad de su reflejo.
Sólo a este hombre
voy a amar así como lo amo,
convertida en huracán,
en fuego,
en tormenta,
transformada en brisa,
en gota,
en estrella,
barca de amplias caderas
meciéndome en el muelle
de sus piernas.
voy a amar así como lo amo.
Sólo a él desearlo,
con este deseo
que se me alborota en la lengua
como panal,
como hormiguero,
como bugambilia escandalosa.
Sólo a este hombre,
que me convierte en vela
cada vez que mi carne
y la suya se aferran,
voy a pensarlo así como lo pienso,
mar vivo
por el que navego
piel,
vela,
mástil milagroso,
la carne vuelta hoguera.
Sólo a este hombre,
que le hace cosquillas
con su risa a mis tristezas,
que escarba con las uñas
cada una de mis cuevas,
voy a decirle “Amor”
con las pestañas...
Voy a ocultarme
en la brevedad de su reflejo.
Sólo a este hombre
voy a amar así como lo amo,
convertida en huracán,
en fuego,
en tormenta,
transformada en brisa,
en gota,
en estrella,
barca de amplias caderas
meciéndome en el muelle
de sus piernas.
1 comentario:
Poetisa Aída: poemas de corte amoroso en toda regla: sin pasar ese límite imperceptible entre el arte verdadero y la cursilería al por mayor.
Agradeble es leer poemas de este estilo despojados de ese lastre que te digo.
Besos y abrazos en Amistad y Poesía verdadera,
Frank Ruffino.
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