César Ramírez Caralvá
(IN)
MORTALIDAD Y LIBERTAD
Publicado
por: Tres Mil 20 septiembre, 2014 en SUPLEMENTO Tres Mil | 3000 Deja un
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Caralvá, Fundador Suplemento Tres mil
Mortalidad:
en el sentido del “presupuesto vital” que disponemos en este planeta, esa
herencia objetiva de la cultura capitalista que nos posee por
generaciones. Libertad: concepto
individual o social que puede ser pasivo o ejercido por grupos limitados en sus
acciones materiales. Este concepto encierra complejos sistemas a través del
tiempo, es mejor limitarnos al momento capitalista, así nuestra sociedad es el
resultado de un ejercicio libertario. La
memoria de la guerra civil nos muestran un sentido libertario ejecutado por miles
de personas combatiendo las injusticias, la ausencia de derechos humanos, etc.,
mientras las fuerzas militares o los grupos afines a esos intereses proclamaban
otra libertad “a su manera”; durante aquellos años la lucha armada fue una
continuación de la resistencia civil, ella nos mostraba una práctica que los
pueblos del mundo conocen como cambio del modelo social, el agotamiento del
sistema económico o fin del modelo autoritario.
La libertad era interiorizada en hombres y mujeres bajo la bandera de
trascender el pasado, mientras las fuerzas conservadores proclamaban la defensa
de la libertad de las antiguas tiranías oligárquico-militares y otros; jueces
eran los campos de batalla con el resultado de muerte en miles de compatriotas. En la lectura del “presupuesto vital” no
cabía la inmortalidad, pesaba el cansancio de mortalidad en toda la línea de
pensamiento en los bandos en conflictos. No obstante al asumir nuestro límite
de libertad considerado en la modestia de protestar, organizarnos, acudir a las
acciones civiles democráticas, asistir a los heridos en clínicas clandestinas…
existía una connotación de trascendencia bajo las palabras de “una nueva
sociedad”, ese criterio parecía el esquema “suprah umano” más allá de la muerte
física; mientras los adversarios tenían esquemas de “inmortalidad” similares,
concluyendo en la antigua Patria,
República o Nación libre de todo mal rojo… ahora a veinte años de aquella
eclosión, comprendemos la libertad bajo el rigor de la práctica, que no fue pasiva, tampoco era para todos, ni
tampoco correspondía de la misma manera a los diversos sectores sociales, solo
una pequeña élite era libre de todo el aquelarre armado, pocas familias podían
flotar ilesas sobre el mar de sangre, esos grupos tenían el poder suficiente
para observar desde la distancia la tragedia cotidiana de millones de
salvadoreños, en ellos también existía un concepto de libertad, (in)mortalidad
y trascendencia, pero ahora veinte años después
me parece que existe un crecimiento civil en las poblaciones, me refiero
a la vocación del sentido y ejercicio
democrático que no existía hace treinta años, aunque la demanda de la libertad
o la trascendencia en el presupuesto vital ahora es otra; solo algunos grupos
conservan los añejos privilegios del pasado, la diferencia son nuevos grupos
que disputan los viejos feudos del capitalismo, en términos clásicos es el
“surgimiento de la nueva ciudadanía” proclamando otro modelo de realidad. Si
consideramos estos elementos, el deber ciudadano es ejercer la libertad, la
historia demuestra que su ejercicio es poblacional, ahora no existe el “momento
dramático” o el salto a la inmortalidad a traición, se impone trascender esta
sociedad en muchos aspectos que aún nos esclavizan.
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