Carlos Teshcal, Quezaltepeque, El Salvador.
poemas
carlos
teshcal
POEMA IMPOSIBLE
A
Enrique, loco de Amor por el siglo.
I
Trece en punto, el Hombre Orín, sabe
que su levedad persiste en las ocupaciones de los ojos andantes, frenéticos de
observar su cuerda infectada por las diálisis ausentes. Muchos dicen que
enloqueció después de besar a su madre. El Chachas, busca la sabiduría
en la alfombra virgen de su niñez bajo el esquemático delirio de los amores. El
Chachas sabe que un día bajó a los infiernos en busca de sus olores, y
ganó batallas contra los escombros de su tormentosa virtud: Nariz
perfeccionada, que no le teme a ningún olor prohibido.
II
Declarado falto de Amor y de
congruencia, escudriñaste en los escombros de tu humanidad, el beso. Bajaste a
los suburbios de la capital que ofrece orín de experimento, y lo bebiste, y lo
llevaste a tu pequeño cuatro de mesón. Te proclamaron catador de los suburbios,
interdicto, falto de Amor y de congruencia, que una vez fuiste estrella en la
Avenida.
III
Demolieron tus manos como quien
asesina a una gacela en la noche de su nacimiento. Y no hubo Juez ni defensa
quien proclamara la derrota de dios. Ahora son tus signos de carne,
circunferencia incrustada en el ojo del siglo, que acelera la terrible venganza
por el Amor, el Beso, la Muerte.
Noviembre
I
Hay
algo en esta tierra que se mueve
como
grito en alborada,
como
húmeda silueta que arrastra hacia el monte
el
nudo de la Ceiba en Plenilunio.
¿Serán
los rostros morenos
que
remueven el barro en la hondonada mortuoria?
¿O
la cicatriz que dejó huella
en
la podredumbre de esta hecatombe?
II
Conejo
es la fuga de los Pájaros
vendaval nocturno,
molécula
que explota en la luna veintiuno de los abuelos
en
este noviembre que florece muertos,
en
la lucha sin pan y sin castillos;
Noviembre
es la Fuga de los días
Que
hinchó al cielo de carne marchita
devanando
los ciclos y los nombres desaparecidos,
a
esta montaña de hombres
que
ahora expulsan el semen sobre la milpa;
Noviembre
es la pestilente fuga de todos los hombres,
hermanos
nuestros,
hijos
de la mano sangrentada y el pecho tumefacto,
que
no aguantaron la fracción y el vaivén de los caminos;
es
la fuga nocturna de viejos fantasmas,
que
no ganaron la batalla
quedándose
con su tufo de acordeón y pesticida.
Por
eso… hay algo en esta tierra que se mueve:
Son
sus cuerpos turbulentos
Que,
a fuerza de rodar en el camino,
arrastran con flagela las venas
para anunciarnos que no han muerto,
que
sus pechos laten como vientos de octubre
sobre el barro.
Trastornado encuentro
XXIV
A Soledad
Quetzaltepec.
Cuando la muerte venga con su rostro enmohecido a traerme
solitario,
canta desde lejos mi canción favorita, abóname la despedida,
recuérdame el olor de tus blancas manos que una vez fueron polen.
Porque solo existe un camino para soportar el dolor,
porque lentamente me incorporaré a la olla de reflexiones,
y nunca volveré como antes a sacudir tus sentidos de amor
infinito.
Todo tiene su canción.
Los astros juegan en mi cuello como niños que florecen en la
hierba.
¡Cuando la muerte venga!
con su rostro enmohecido a traerme solitario,
recuerda que fuimos una partícula de estrella
que explotó en los caminos,
y que no vuelve,
sino con los siglos,
a brillar en los nombres.
XIX
La noche sabe que bajo su pulmón está el deseo,
incansable ruido de caracoles en el ideario de un emisario.
Un amante sabe que la búsqueda del beso pesa,
en la maldición de los deseos.
El cuerpo es un acordeón de seda,
que, a fuerza de extinguir la melodía,
ejerce sombras.
XII
A Don José Roberto C.
Cordero.
“Tito Cordero”, sopla el aserrín del
conacaste mientras prepara su caja mortuoria. Muchos le preguntan, ¿En cuánto
la venderá? Cierra los ojos por instante, y en el suspiro dice con voz inmóvil: “será mía”, “es la que voy a usar”. Lleva
cinco años contados con la luna, y presiente un acertijo en su madero, en su
caja lustrosa de barniz... Tito. Tito Cordero, Carpintero y Ebanista, ahora se
enjuaga las lágrimas esperando su partida.
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Carlos Teshcal, Seudónimo de
Carlos Gabriel Domínguez García. Nació en la Ciudad de Quezaltepeque,
Departamento de la Libertad, el 29 de diciembre de 1990. Ha realizado estudios
de Jurisprudencia en la Universidad de El Salvador.
Miembro fundador del Círculo
Literario Teshcal (2005) y de la autodenominada generación de escritores”
Generación de la Sangre” (2005). Trabajó en el Departamento de Cultura de la
Alcaldía Municipal de Quezaltepeque, impartiendo Diplomados en Derechos Humanos
(2009-2012), así como en el Programa de Capital Humano del Ministerio de
Hacienda (2016).
Actualmente funge como director del sello editorial de
Publicaciones Papalotlquetzal, promueve la formación de Talleres Literarios en
centro educativos.
Obra publicada.
• Antología del
Círculo Literario Teshcal “Poesía” (2009)
• Universos “Poesía”
(2016)
• Selección
Narrativa “Narrativa” en conjunto con Francisca Alfaro, Jesús Martínez, Soledad
Quetzaltepec e Ilich Rauda. (2016)
• Exposición
Pictórica” DUALIDADES” Salón Dorado del Centro Cívico Cultural Legislativo, de
la Asamblea Legislativa de El Salvador (octubre 2016)
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