ANTONIO ARROYO SILVA, UN VIAJE A LA POESÍA
DESDE GÁLDAR,
VOZ QUE
LE DA SENTIDO A SU ÍNSULA.
Y, en medio de la
mar, tu jeometría surje de pronto, te sitúa, corta, mide, precisa, relaciona
conmigo
y en tu barco que
vijilo; barco que parte en tres mi vida: una vida en el este, otra en el sur,
'otra en el norte;
y yo sereno enmedio
de la mar de oeste, lleno de amor, el centro de rosa de las lluvias del amor.
Lleno de amor, el
mío, un barco y yo, el amor enmedio del amor, de tanto amor que necesita el mar
para medirse, dios. Y
enmedio de la mar yo estoy midiéndote, enmedio de la mar
y en este barco,
éste, estoy midiéndome contigo, dios.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Y sueñas con las
nubes puras sobre tu isla, cuando el alba verde crece
lúcida en el seno de
las aguas misteriosas.
Es la noche sobre tu
Isla y en su contorno, aquí y allá, dondequiera se
curva el impecable
vaso del mar; es la noche color de párpados, sobre los
caminos entretejidos
del cielo y del mar.
SAINT JOHN PERSE
Antonio Arroyo
Silva,[1]
una voz hispana obligada para quienes transitamos el camino ineludible de la
poesía. Vive en Gáldar en perfecta armonía con el mar, una realidad que le da
sentido a su propia existencia. Lector infatigable de lo clásico y lo moderno,
Garcilaso, Góngora, San Juan de la Cruz, Lorca Aleixandre, Huidobro, Char,
Daumal, Sartre, Eluard, Vallejo o Joyce y de tantos poetas latinoamericanos. Un
poeta creciente que rompe con las líneas del tiempo, su poesía impregnada de
intuiciones y existencialidad, tiene en el centro al ser humano y su drama. Su
accionar poético y humano es circular, encuentro necesario con la superrealidad.
Dos libros cruciales en su poética (más adelante nos referiremos a otros) son: «Sísifo
sol, 2013» y «Química del error, 2020.» Significativo, digo, porque en éste hay
un poema clave: «EL MISMO VIAJE» en el que plantea lo siguiente: «Estamos
condenados al inicio del mismo viaje. / Estamos condenados porque la meta es el
punto de partida / y el río que brotó de un naciente allí ha de volver / para
morir de nuevo y comenzar el círculo que nadie ha definido. / Siempre el mar en
la orilla que con el río sube a la montaña / El mar sangrando corazones sobre
la faz del hambre / que brotó hace mil años en la esquina de un sauce / junto
con los delfines y la voz desolada / de los escarabajos. / Estamos condenados
al inicio del mismo viaje. / …»[2]
La poesía de
Arroyo Silva emerge del fragor por la vida; nunca un lenguaje excedido o
afectado, sino mas bien vital, próximo al ser humano. Pero también un
pensamiento clarividente. Suele decirse que «Una obra, sólo existe como tal en
el acto mismo de ser realizada en el interior de un perceptor que la recibe,
pero también adquiere su esencia en los momentos anterior y posterior al acto
creativo; la obra nace del silencio, en él se configura y toma cuerpo, a partir
de él se genera la levadura de su consistencia. Sólo el tiempo es ahora el
trazador de su destino y el encargado de convertir en acto sus potencias.» En
esencia el poeta es eso. Desde luego añadimos en este punto, la mesura en su
verso, el equilibrio, jamás el derroche vacuo e innecesario. Su pensamiento
poético conecta muy bien entre lo que conocemos como lenguaje hablado y
lenguaje escrito. Aspectos de por sí difíciles de manejar. Algo de esto lo
podemos observar en el poema: «POR EL CAMINO DONDE HOPPER»[3] «se tropieza con Proust, hay un reguero / de
soledad. Un hombre, una mujer / se toman el café sin magdalenas. // La pobreza
es la paz sin magdalenas, / la paz de lo que nunca fue, que estuvo / delante de
los ojos y no vimos / y por eso no existe—la paz / y la pobreza de los
avestruces. // No solo el hambre o la negrura: el olvido / del color, el matiz,
la turmalina / de un ocaso diluyen / al hombre en esa taza— ella es la taza, / ella
sin rostro frente a la esquina / donde Hopper se cruza con Proust / y no se
reconocen.»
Arroyo Silva es
un poeta al que no se le puede encasillar. En él está siempre el germen de la
renovación; conoce muy bien la estética clásica, modernista, simbolista hasta
entroncar con las vanguardias. Sus medios expresivos le han permitido conciliar
e interrelacionar todas esas poéticas. Cada estética supone repercusiones como
lo supuso aquella época de Apollinaire y Pierre Reverdy con «L’esprit
nouveau et les poètes» o sea El espíritu nuevo de los poetas. He traído a
colación lo anterior porque la poesía se Silva representa justamente eso:
espíritu moderno, diferente claro, a lo moderno de aquella época de 1913. Apollinaire refiere cómo la poesía estuvo
sujeta a los convencionalismos del verso clásico, entiéndase, rima, métrica,
para luego pasar a una etapa de exploración a través del verso libre.[4] Aquél
concibe la «poesía moderna» como una búsqueda de formas, las que confluyen en
el poema a modo de síntesis.[5] En
trece mirlos, poesía, reseñas, entrevistas, el poeta ha dejado su impronta: «Mejor
que respirar, ser respirado / por la flor moribunda que traes en ofrenda / no
sé por qué ni a quién, si por la muerte, / por el amor a un ser que resucita / o
simplemente en aras de la belleza. / No sabes cuánto añoro lo imperfecto / del
error. Esa química que trae / el poder de sentir de otro modo. / La cabeza de
Yorik sobre el tallo / de la vida y una mano cortándola / solo por preguntar.»[6]
Montserrat
Tarrés Picas[7],
siguiendo la pista de Lorca nos dice que un poeta tiene que ser un profesor en los
cinco sentidos corporales: vista, tacto, oído, olfato y gusto. Para poder ser
dueño de la imagen tiene que abrir puertas de comunicación en todos ellos y con
mucha frecuencia ha de superponer sus sensaciones y disfrutar de sus
naturalezas. Antonio Arroyo Silva, sabe, además, que la inspiración no es el
estado formidable para escribir un poema (Válery). La inspiración es
recogimiento, pero no dinamismo creador, apuntada Lorca. Esto seguramente tiene
que ver con la vocación y el recurso literario (Cortázar). Ambas aristas están
presentes en este poeta consumado de la lírica, íntima armonía en su carga
afectivo-intelectual, aunado al uso particular del lenguaje que deviene en su
estilo y consecuentemente n su compromiso literario irreductible. En el
poemario «Bahía Borinquen», Idea-Aguere, Santa Cruz de Tenerife, 2019, del cual
tomo este poema en prosa, lo que hemos dicho al inicio de este párrafo: «en el
sueño o quizás en otra realidad vi esas flores suspendidas de un gancho en
macetas de arcilla rojo de carne contra
rojez del deslumbramiento los geranios me hablan de una sed que no es mía una
sed de salitre alojada en el límite del verdor de sus hojas que me incita a la
seda de pensar más allá del propio pensamiento // érase entonces un muro blanco
de cal con macetas de geranios encendidos érase una visión tan simple que iba
más allá de la pura abstracción // érase
un rojo intenso que fue tomando la forma de geranios extendidos al canto del
gorrión // conste para la gloria efímera de quien percibe el código secreto de
lo que se muestra ante los ojos // en la vigilia o en el duermevela los
geranios semejan bestias de fábula que despojan la mirada del objeto de su
miraje»[8] En
estos poemas en prosa advertimos ausencia de puntuación, pero la compensa con ritmo
y musicalidad. Interesante. El poeta llama a las cosas como son evocando
sensaciones claras y frescas.
Antonio Arroyo
Silva es todo lo que hemos dicho y más. El mejor ejemplo de que vida y poesía se
funden entrañablemente es él. Es decir, concebir esa unidad le da un único
sentido al poeta y a su obra. Diría, retomando la idea de Bajtin en cuanto a lo
dialógico en la novela de Dostoievski, que en la poesía se establece un diálogo
entre contenido y lector. El poeta también polemiza e intenta plasmar puntos de
vista. Rescato de la obra poética completa de Antonio Colinas, dada su
pertinencia para estas digresiones los siguiente: «Es cierto que cada poema
responde a una anécdota, a un hecho más o menos profundo o circunstancial; o a
un estado de ánimo dichoso o grave, importante o ligero, pero no cabe en
definitiva sino la visión global de la obra traspasada por la experiencia
vital. Aun así, los versos no siempre revelan el mundo que los ojos ven, y no
caben por tanto las interpretaciones literales, aparentemente fáciles cuando no
engañosas. La poesía, pues, estando profundamente enraizada en el proceso de
vivir, no responde a una visión «fotográfica» de la realidad, sino que surge
siempre para metamorfosearla. Éste es uno de sus grandes dones.»[9] En la poesía de Antonio Arroyo Silva, no
solo están presentes la referencialidad a lo cotidiano sino en un mismo nivel
lo universal, las materialidades del mundo más allá de su entorno, pero también
la imagen que en el poeta deja su función tradicional de ser mero elemento de
comparación o símil. El gran mérito es usar la disonancia como recurso retórico.
En la mirada del poeta se construyen varias realidades ventanas abiertas por donde
entra el ojo. Algo de la técnica del pintor hay en los versos del poeta, una
figuración común para una visión nueva. En algunos de sus libros «el lenguaje
se vierte desde un despojamiento que quisiera entablar un paralelismo entre la
belleza como hecho cotidiano y mínimo, por un lado, y la transparencia y la
precisión de su sintaxis, por otro.» Algo de lo dicho lo podemos observar en el
fragmento siguiente del libro, «Las horas muertas.»: Nos secuestran, / nos
dejan en un hoyo con las manos / atadas, un revolver apuntándonos / a la sien,
el machete casi a punto / del corte decisivo. Nos secuestran, / nos ponen de
puntillas, boca abajo, / en pie, fusilamiento pelotón / nos amagan, nos
desdoblan, nos revuelven / la lengua, nos deslenguan las palabras. // Nosotros
le cantamos al abandono, / le cantamos al mal para espantarlo / aunque vaya la
vida en ello, aunque / la vida nos la quite el sicario de turno / o esa desolación
de vernos solos / cuando el depredador llega / en el crudo silencio de una
nota.[10]
Su poesía siempre nos habla del mundo desde el interior.
Sí, en la poesía
de Antonio Arroyo Silva encontramos un sentido de totalidad, a veces con la
sorpresa de alguna irreverencia, de humor como parte del sentido que le impone
la palabra. El poeta nunca pierde el poder del asombro. Desde sus razones
íntimas y afectivas nos invita a profundizar en las cosas, la vida desde una
sintaxis multidimensional que le es propia. Su escritura nos revela a un poeta
con virtudes y cualidades nada frecuentes. Los ecos de su tiempo, anécdotas se
difuminan en sus versos, altos como los grandes clásicos españoles,
omnipresentes en su ya dilatada obra. Y más interesante aún, sin posturas
afectada o maniqueas, llama a las cosas por su nombre, sin alarde; escribe sus
versos desde un alma sensitiva, acariciando las cosas vulgares para darles
sentido y frescura. Es decir, todo un trabajo de orfebrería; nada sombrío,
claro, más bien cálido y vigoroso como lo es toda su poesía. No sé si la vida
de un poema dependa de la duración de su carga eléctrica, (Marinetti); claro
que podemos extrapolar este enunciado y elucubrar sobre el mismo. Al respecto
solo puedo decir que, si el contenido posee una buena carga de revelación, perdurará
en el imaginario del lector. Sí creo y valga la analogía: «El poeta es un motor
de alta frecuencia espiritual», espiritualidad que construye y redimensiona la
palabra.
Según Jacobson,[11] «es
el estilo el que transforma un objeto en un conjunto de sinécdoques.» Lo
importante en la poesía como en general en el arte, es jugar con la ficción y
la realidad mediante los recursos que la misma provee. En respuesta a la
pregunta: «El arte crea humanidad», realizada por Ángela Molina Calzadilla, el
poeta reflexiona: «Considero la poesía como una química del error, como si
fuera ese estado primigenio de Big Bang en que todo se ordenó a partir del
caos. El pensamiento humano es precisamente un error de la naturaleza, pues el
hombre con él le pone límites, clasificaciones. El poeta con su química intenta
buscar su lugar en la Creación a través de su propia creación y alejarse de ese
sentido antropocéntrico de la sociedad humana. Por eso el poeta ha de estar
entre la razón y la crítica a la razón. Y esto lo lleva alejarse de su propio
yo.»[12] Luego
agrega de manera contundente: «El poeta no puede ser terapeuta, porque su
función no es la de dar certezas, sino derramar sus propias incertidumbres, que
es el caso de Pizarnik. Pero como la mente del lector actúa a la inversa del
poeta, al conocer las dudas de la poeta ve una luz y se guía en esa oscuridad.
Como también el caso de San Juan de la Cruz. Desde luego estos dos poetas que
nombramos son más eficaces que todos los libros de autoayuda que nada ayudan.
Un ejemplo, si yo con mi poesía intentara ayudar a alguien a cruzar un barranco
seguro que se caería a los pocos minutos. El poeta expresa todas las formas de
caída, ¿me explico?» El resultado de estas reflexiones reviste suma importancia
en tanto confirma algunas de las situaciones que he dejado sobre el papel. La
función del poeta «es elevar lo mundano, de manera que esas pequeñas cosas que
nos rodean parezcan caídas del cielo.»
La poesía a
menudo puede verse como permutación de imágenes, mediante una cadena de
analogías. Algo de esto hay en la respuesta que Antonio Arroyo Silva da a Albertine
Orleans[13], a
la pregunta: «¿ES POSIBLE LA POESÍA COMO LIBERACIÓN?» El poeta responde: «Por
supuesto que sí. De hecho, yo creo que no hay liberación posible sin poesía.
¿Cómo es posible liberarnos de algo externo si no lo hacemos desde nuestro
interior? ¿Cómo liberarnos si usamos el mismo lenguaje de lo que nos oprime?
Vernos hacia adentro supone el primer paso para la liberación porque tomamos
conciencia de que no sólo tenemos dos sentidos (vista y oído), sino cinco, o
más. Esta conciencia hace en el poeta que el lenguaje se subvierta y desde ahí
cambie la apreciación del mundo que el sistema tradicional nos ha inculcado a
todos. Y aquí el papel de la poesía: aunque no se hagan programas ni pancartas.
Digamos que veo la poesía en el epicentro del terremoto de la liberación.
Imagina que todos y todas empecemos a expresar sencillamente lo que sentimos
sin temor, es decir, lo que vemos, oímos, tocamos, olemos, gustamos. Llegaremos
a eso que yo llamo poesía. Entonces no hará falta escribir poemas, sino seremos
nosotros mismos un gran poema libre.»
Pienso que en la
poesía y en la literatura en general, en el arte, existe una lucha permanente
con respecto a la realidad, se hiperrealiza o reinventa. La decisión es de cada
artista según sus perspectivas y recursos expresivos con los que cuenta. Lo
cierto es que, en este caso, el poeta tiene absoluta claridad con respecto a este
menester. El poeta se reinventa porque hay conciencia del mundo que lo rodea
por su peso y filtración en el momento de la creación. El poeta no es el mundo,
pero está dentro del mundo, es receptor y coexiste con esa simultaneidad;
luego, todo eso lo traslada al poema, a través de una visión totalizante de las
cosas, fenómenos, visiones, aunque como decía Apollinaire, «la realidad rebasa
las posibilidades del poeta.» Cada libro es mundo, sentencia el poeta. Y este
mundo es palpable en «Symphonía[14]»:
«yo que tenía una caja llena de palabras todas de primera mano todas sin ver la
luz de la primera aurora // y ellos me dijeron respira transmuta la realidad //
y ellos me dijeron respiración para la
mirada del pensamiento la realidad como objeto pensado por la mente de Wallace
// tú que respiras la inmanencia del otro te quedaste perplejo con mi luz de
minotauro // tú que ves la ceguera y la asfixia cuando las palabras llegan del
páramo sin tus huellas de leopardo doméstico tú que dejaste la nave en el
escollo y te fuiste en el bajel a surcar el vacío que no es vacío sino el
nombre de la nada // tú que llenas la oquedad de adorables cadáveres»
Ante la
exquisitez y profundidad de la poesía de Antonio Arroyo Silva, la aprehendo
como si ese acto íntimo, le diera certezas a mi propia sensibilidad y creación
poética. Y me disculpo con el poeta por mi osadía en pretender en estas líneas descubrir
su misterio. A fin de cuentas, lo mío es mero espejismo, un acto si se quiere
de exacerbada existencialidad.
André
Cruchaga,
En
la hora undécima de la democracia salvadoreña.
De
Barataria a Gáldar, a doce de junio de veinte 22.
[1] Su obra, trayectoria, pueden leerse en estos
enlaces: https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Arroyo_Silva; https://diariodeavisos.elespanol.com/2021/05/antonio-arroyo-silva-el-poeta-que-se-precie-siempre-ha-de-estar-aprendiendo-siempre-en-movimiento/
[2] http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/espanha/antonio_arroyo_silva.html
[3] El
poema citado pertenece al libro «Las horas muertas», y
ha sido publicado en: https://www.revistaaltazor.cl/antonio-arroyo-silva-2/
[4] Benko, Susana. Vicente Huidobro y el
cubismo. Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A. Venezuela 1991.
[5] Arnason, H.H. Historia del arte moderno.
Barcelona, Ediciones Daimon, 1972.
[6] Puede leerse aquí el resto de los poemas: https://www.13mirlos.com/post/antonio-arroyo-silva-6-poemas
[7]
Tarrés Picas, Montserrat. Las vanguardias literarias y «el Grupo del 27»
[8] En esta revista electrónica, se publica un
haz de poemas de dicho libro. https://ablucionistas.com/poemas-de-bahia-borrinquen-antonio-arroyo-silva/
[9] Colinas, Antonio. Obra poética completa. Siruela;
1er edición, 2016.
[10] Otros poemas de este libro se pueden leer
en: https://projectzudotcom.wordpress.com/2019/04/02/5-poemas-del-libro-las-horas-muertas-premio-hispanoamericano-de-poesia-juan-ramon-jimenez-2018-de-antonio-arroyo-silva/
[11] Jacobson, Roman. Dos aspectos del lenguaje
y dos tipos de trastornos afásicos, Fundamentos del lenguaje. Editoria Ayuso-Editorial
Pluma, 3ª. Edic. Madrid, 1980.
[12] Estas reflexiones se pueden leer en: https://www.tagoror.es/cultura/entrevista-a-antonio-arroyo-silva.html
[13] Esta y otras reflexiones se pueden leer
en: http://anghelmorales.blogspot.com/2013/11/entrevista-antonio-arroyo-silva-poeta.html
[14] Este y otros poemas se pueden leer en: https://www.laotrarevista.com/2021/10/muestra-poetica-de-islas-canarias/
______________________________
Biografía de André Cruchaga
Nació
en Nueva Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, desempeñó la función de director y docente en Educación Básica y Superior. Poemas suyos has sido traducidos al francés por Danièlle Trottier y Valèrie
StGermain; al Idioma vasco (Euskera), Miren Eukene Lizeaga; griego, lia
Karavia; holandés, Michel Krott; rumano, Elena Liliana Popescu, Alice Valeria
Micu, Elisabeta Botan, María Roibu, Tanase Anca, Ioana Haitchi, Andrei Langa,
Costel Drejoi (George Nina Elian), Ion Calotă, Daniela Toma; catalán, Pere
Bessó; portugués, Tania Alegría; inglés, Grace B. Castro H. y Dumitru Ichem;
italiano, Norberto Silva Itza; al albanés, Fahredin Shehu; sueco e inglés,
Cándida Pedersen; y, al Serbio, Marija Najthefer Popov. Ha obtenido el Premio
de poesía en los VIII Juegos Florales de Zacatecoluca, El Salvador, 1985;
PREMIO ÚNICO en los VI Juegos Florales Chalatecos, Chalatenango, El Salvador,
2001; y, el XII, en los Juegos Florales de Ahuachapán, El Salvador, 2005,
Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San Miguel, San Miguel, 1988.
Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San Vicente, San Vicente (2001);
Finalista. Primer Concurso Internacional de Poesía “Paseo en Verso”, Editorial
Pasos en la Azotea, Querétaro, México, 2004, entre otros. Parte de su obra se
encuentra publicada en revistas electrónicas y en papel de América y Europa;
así también, ha recibido varias distinciones por su obra literaria. Entre sus
libros editados podemos mencionar: “Alegoría de la palabra” (1992); “ “Memoria
de Marylhurst”, (Interface Network, Beaverton, Oregon, 1993); “Visión de la
muerte” (1994), “Enigma del tiempo” (Plaquette,1996); “Roja vigilia”
(Plaquette, 1997); Rumor de pájaros” (2002); “Oscuridad sin fecha│Data gabeko
iluntasuna”, edición bilingüe: castellanoeuskera, (El Salvador,2006); “Pie en
tierra” (2007), “Caminos cerrados”, (México, 2009), “Viajar de la ceniza│Voyage à travers les cendres”, edición bilingüe: castellano-francés,(El Salvador, 2010); “Sublimació de la nit│ Sublimación de
la noche”, edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2010); “Poeta en Barataria”, (La Habana, Cuba, 2010); “Tablou de cenuşă│Cuaderno de ceniza”, edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador, 2013): “Balcón del vértigo”,
(El Salvador, 2014); “Post-Scriptum”, edición bilingüe: castellano-rumano,(El
Salvador, 2014); “Viaje póstumo│ Viatge pòstum”, edición bilingüe:
castellano-catalán, (El Salvador, 2015); “Lejanía│Away”, edición bilingüe:
castellano-inglés. (El Salvador, 2015); “Vía libre│Via lliure”, Edición
bilingüe: castellano-catalán. (El Salvador, 2016); “Cielorraso”, Editorial La
Chifurnia, (Colección palabra de Alto Riesgo), El Salvador, 2017;
“Calles│Carrers”, edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2017);
“Ars moriendi”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); “Motel”, Teseo Ediciones,
(El Salvador, 2018); “La experiencia de vivir”, Chile, 2018; “Cuervo
imposible”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2019); “Viaje cósmico”, Editorial
2.0, Chile, 2019; “Espejos funerarios”, Editorial La Chifurnia, (El Salvador,
2019); “Ráfagas” Editorial 2.0, Chile, 2019. “Vacío habitado”, Teseo Ediciones,
(El Salvador, 2020); André Cruchaga, Poesía reunida. Tomo 1, Enciclopedia
universal de la poesía. Editorial Författares Bokmaskin, (Stockholm, Suecia,
2020); “Ecología del manicomio”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); 398 “Firmamento
antiguo │ Old firmament”, edición bilingüe: castellano-inglés. Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); “Cementerio atávico │ Cementiri atàvic”,
edición bilingüe: castellano-catalán. Editorial EdictOràlia Llibres i
Publicacions, (València, España, 2020; “Sepulcro de la tierra”, Teseo
Ediciones, (El Salvador, 2021); “Antípodas del espejo”, Teseo Ediciones, (El
Salvador, 2021); “Estación Huidobro”, 2ª. edición, Editorial 2.0, Chile, 2021;
“Invención de la espera”, Laberinto Editorial, (El Salvador, 2021); “Oficio del
descreimiento”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2022); «Noción de la extrañeza»,
(Antología poética 1988-2018). Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Travesía
de la muerte», Editorial BGR, Catálogo de Literatura Digital (Versión Kindle),
España, 2022; «Lejanías rotas», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022, «Precariedades»,
Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Camino disperso», Editorial Dos Islas,
Miami, USA, 2023; «Metáfora del desconcierto», Editorial Dos Islas, Miami, USA,
2023.
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