domingo, 29 de noviembre de 2009

Tres poemas de Alfonso Fajardo

Alfonso Fajardo, El Salvador







FUENTE LUMINOSA






Hay un surtidor de epifanías que solo yo conozco
y en esa quintaesencia
mis ojos deben la dulzura ardiente de sus minerales

Yo soy el árbol: ya lo dijo el poeta
cuando hacia trabajos que al mismo diablo daría lástima
Yo soy el árbol repito y en pecho descansan
dibujos a cuchilladas de corazones que no valen la pena
atravesados por azules vientres donde ya no corre sangre

Y aquí
frente a la nocturna fuente luminosa
me digo: sos el mas grande de todos los magos
el mas indestructible de todos los mortales y
- como el cordero rabioso que reclama su porción de carne-
el mas feliz de todos los idiotas

Hay una puerta el infierno y sólo yo tengo su llave

Permítanme rugir la brumosa lengua del desarreglo
comer los sesos de la palabra
y embarrarme los ojos con la luz animal de la locura

Yo soy el sacerdote
a mis pies arrodíllanse
un zoológico de mascaras grotescas
un museo de lagartos osos hormigueros y payasos de cenizas
Soy el sacerdote
vivo del orgasmo y la sangre y el cuerpo que crucifico
no es mas que una flor venenosa
donde cabe la insanidad de mi sed
el demonio azul enclaustrado en mi pecho
y toda el agua gris de vida que su boca y sus poros recibieron
como el enfermera que lava las heridas en medio de la guerra de las calles

Hay una noche y en ella siembro mis aquelarres

Yo soy la fuerza la contradicción la energía
en mi convergen las hijas pervertidas de la esquizofrenia
las hijas de la paranoia las hijas del teatrero
de las imágenes y semejanzas tatuadas de lepra

Yo soy la energía y mi palabra nace del exceso
y del exceso brotan como pirañas los sueños
los engendros del dolor los ojos de la anarquía
los ríos los incendios los fusibles fosforescentes del poema







MANDRAGORO






Mujer cruz solar de pólvora de tierra de astros de noche
el poeta te nombre flor amarilla
Jhon Lennon busca su árbol entre las raíces del paraíso
y yo me quedo bebiendo la luz de sus entrepiernas y logro
el ciego equilibrio de perro de payaso acostumbrado
a la taza de café negro de sus palabras gemelas de las sombras

Amor gasolina onerosa del tiempo cuervo dormido en la rama
mas desvencijada del ciprés
poema que desconoce su mirada universo paralelo donde ella
madrépora desconocida
camino coleccionando llamas mientras el agua eléctrica no moja

Noche la palabra ciega la piel azul la tinta desatadas la imagen
que se desangra
en las dunas en el poema retorcido por las olas del dolor

Desierto este pecho que camino tu viajas por mares de nácar
llegas hasta el fondo del planeta
buscas una almohada llena de estrellas un ojo de manantiales
un hombro extranjero
un camino de pétalos en otro paraíso y yo caminando este desierto del que te alejas

Relámpago por entre ciudadanos de rostros de piedra que marchan
por calles imposibles
mientras cientos de casas arrodilladas levantan el polvo del sueño
relámpago venido a menos
voy arrancándome la luz enclaustrada que aun me queda en la palabra


Azar debería ser tu nombre mujer poesía todo lo que da de comer
a este lobo estepario
que tema ama hasta irrespetarte hasta despreciarte hasta matarte vieja manera
de cortar la sangre que irriga el aliento
azar cuchillo de invierno de soledad que me acompaña en la noche de la ceniza
azar mujer poesía la lumbre que me inventa

Golondrina de plumas de sol negro donde tu temblor sino suspendida en el aire
donde el oficio de tu caja de pandora
dónde el grito rescatable sino en tus alas que se aproximan al fuego
devorador de la locura

Ostra secreto reinventado fruto aleatorio del árbol azul del mar ostra
poema que saca su rostro
en las nuevas ventanas de las viejas casas tapizadas de métricas tristezas ostra
de ojos azules
has nacido del mar como la sal en tu cuerpo que se contrae al contacto de mi pluma

Rosa la sangre caliente donde hierven las piedras alucinantes de tus ojos
y tus senos rosa
como el altar del mas adorado Quetzalcóatl de todas las aves
y tu mirada de río de remanso
y tus manos de agua de montaña y todo tu cuerpo cayendo una y otra vez
de la orilla de la rosa sobre mi ingles como el verso mas cursi de los poetas oficiales
rosa de vanguardia de trinchera de hierro rosa reciclada en la mente del loco

Ángel de la locura animal de una ternura asesina mente del crimen
mesa del fuego tumba de la poesía ligera palabra domesticada en la fabrica
de la madrugada ángel del aliento luz fosforescente que se escapa de entre mis heridas
para iluminar el cuaderno negro que sufre mi escritura y como el demente
títere que no sabe lo que hace el ángel caído de la palabra que me vive
inventa su música inestable su concierto del sueño en mi cabeza









LA MANSEDUMBRE DE LOS LOCOS







La noche con ojos paranoicos vigila la mansedumbre de los locos
sus astas donde flamean hígados
la risa trasegada de sus enterrados en la arena
sus trincheras de vidrio y todo el diccionario
de sus demonios que a dentelladas quieren salir de sus pechos
En sus venas
con lentitud de años caminan a tropezones miles de polillas
y pirañas felices
que marionetas de algún dios arrogante comen sus verdes hojas
Pero la vida
a la hora que el sol brota de las mesas repletas de mar
es un paraíso
encontrado tras oscuros panes de invierno cuando la sed
buscada vese interrumpida por las apologías del cáncer de la mierda
Y la noche
- que es la anfitriona de los hijos malcriados de la rebeldía-
fuma sus almas
y las escupe al día para que en pena corran a sus oficinas y empresas
Las calles se llenan de animales espantapájaros y sombras
que entre rancias paredes y quimeras inútiles
encienden sus espigas sin marca escupen el tabaco que engaña al hambre
y vomita sus jugos gástricos mientras la luz de la razón se ahoga en sus cerebros

La noche es una virgen que a diario es penetrada
por la sed lujuriosa de los desesperados
que en su vientre luminoso eyaculan el negro vómito de sus gritos
cuando de sus pies nacen
el musgo y los hongos que venenosos crecen las bellas raíces de la locura

La noche
con ojos de estrellas de dioses de vísceras podridas de cáncer de/mente
envuelto con su tibia sabana
la mansedumbre de los locos cuando desde sus trincheras de vidrio y humo
se defienden y disparan su risa
contra la gran maquinaria de la soledad

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