jueves, 24 de abril de 2008

Romancero de Cuzcatlán_Francisco Gavidia

Fotografía: Francisco Gavidia, El Salvador.






ROMANCERO DE CUZCATLÁN




I

—¡Démosle de culatazos,
Porque es el traidor Lesaca!
—Así vuestros centinelas
A culatazos mataban
Al bondadoso de Celis;
Y después con su corbata,
Lo colgaban de la reja…
—¡Vida por vida se paga!
Hubo quien dijo: —¡Que muera!
—Lessaca gritó: —Me matan…
La esposa que está en la calle
Gritó: —¡Matan a Lessaca!...
Toda la noche los gritos,
Unos eran de amenaza,
Otros eran de terror,
Otros de angustia y de alarma;
Llenaron de San Vicente
El dentorno de la plaza:
—Así mataron a Celis!...
—Me matan! Lessaca grita…
Y ella: —¡Matan a Lessaca!...
Así sonó a media noche;
Así por la madrugada;
Hasta que al venir el sol,
La escolta republicana,
Camino a San Salvador,
Lleva al realista Lessaca


III

—Sangre es de amigos y hermanos
¡Vicentinos, migueleños!
¿Es Concepción de Ramírez
Está bien que nos matemos?
De uniformes de realistas
Azul y blanco en el pecho,
Y el rojo de los patriotas
El campo habemos cubierto…
Son cadáveres de hermanos,
Vicentinos migueleños;
¿En el Campo de Ramírez
Está bien que nos matemos?
Esto piensan unos y otros,
Y la alta noche en silencio,
Sin tambores ni clarines,
Marchan los rumbos opuestos…
En la villa y la ciudad, —
Vicentinos, migueleños, —
Las gentes al verlos dicen:
—Victoriosos vienen éstos.
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