martes, 1 de diciembre de 2009

Dos poemas de Carlos Ernesto García

Carlos Ernesto García, El Salvador









A QUEMARROPA EL AMOR









Guardo como pequeñas piedra de mar
días de nievere
giones habitadas por el miedo
incendios de miradas devastando las calles
reinos de abejas y de hormigas
silvestres floraciones de palabras
atardeceres bajo oscuras arboledas
lápidas polvorientas sobre historias personales
mesas de cafédes
de donde controlábamos las piernas
de una mujer que no nos hizo ni caso

Alojo recuerdos como piedras de mar
y ninguno termina de hacer daño
en la palma de la mano
donde los aprieto con indecente esperanza

Son recuerdos
como los de un gato en el jardín
con una bala entre las patas
¿o será alguien cargando su revólver?

De un gato que llora en el jardín
¿O será mi madre que no está en casa desde ayer?
El recuerdo de un hombre que salta la verja
y yo no tengo tiempo
ni ganas para recibirlo
Los impactos rompen la puerta
mientras irrazonablemente
la luna se aburre allá arriba
y saltando el muro
caigo en un estanque dorado
a salvo de la ballena que arrasa.







SE ME CAYÓ LA CASA







Lo que me contó un campesino de San Agustín,
donde los terremotos del 2001 en El Salvador,
destruyeron miles de viviendas.









Primero fue la sacudida
y el rugido de la tierra
Era como si debajo de mis pies
corrieran al galope los demonios
subidos sobre grandes serpientes
Después fue el griterío
la ladradera de perros
hasta imponerse el silencio.
Corría cuesta abajo
entre una nube de polvo
y un abanico de desgracias
La farmacia
la escuelael mercado
la iglesia
estaban en el suelo
La casa del sastre
la del peluquero
la del dentistala del panadero
la de mi comadre Lupe
eran una explanada de tierra
y una tormenta de lamentos
No había adonde preguntar
pues las gentes andaban locas
gritando nombres
A lo lejos
una bandera ondeaba
sobre el único edificio en pie:
el de la comandancia del pueblo.

1 comentario:

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

Leí sus dos poemas,en el primero arroja un interesante surrealismo poético, las imágenes con sus gerundios de por medio bosquejan un interior triste, dolido y lento al momento de expulsar. En segundo trabajo, una película hecha poema, muy visual.

Siempre es bueno leer asuntos diferentes, mucha gracias.

Desde un Chile veraniego.