lunes, 28 de diciembre de 2009

poemas de david morales

David Morales, El Salvador


Soledad








Andando la noche
de esquina a esquina
llego donde siempre.
Cuento los ladrillos del muro vecino
miro las estrellas
y no miro nada.
Dentro de mí
busco,
busco
y busco
y no encuentro a nadie.
Luego regreso a la cama
y me arropo
con la tristeza madrugada.
30 de Julio
Nuestros cuerpos descansan
el hambre nos estalla en el estómago
masticamos consignas
sudamos constancia
y coléricos pulsos
han dejado nuestro grito por las calles.
El sopor de la marcha
ha dispersado el tiempo y la impaciencia.
Mientras
vamos escribiendo universo
con el silencio.
La Paz
La paz es una hoja
que yace en un charco de sangre
es un tenue lamento
enredado en la brisa.
La paz
son las tortolitas nerviosas
saltando en la milpa arrasada
son los ratones y moscas
buscando en la mesa desierta.
La paz
es un pueblo sin puertas ni ventanas
de tumbas, trincheras y casquillos.
La paz está en la iglesia acribillada
en el rostro lejano de los viejos
que descansan y olvidan sobre el atrio.
La paz camina por el parque
columpiándose en los brazos de la tarde












Después del paso de la hueste divina









No dejó la hueste divina
pecado sin expugnar.

Los potros resoplaron
a los huesos;
los gritos
tañeron
arpas negras;
rasgaron el cielo
cuatro cuervos.

Pisoteado, también,
até del corazón
la inflorescencia.

Hoy,
al paso de los días
reparto
sombras,
luces incoloras
que danzan
por las noches y los ríos,
por los vientos y las muertes.











Un rumbo una vez









Desgarradas lágrimas;
el quiebre vacío fue el del violín.

El cuerpo recién explotado
voló,
quién sabe de guirnaldas?

Una cara perdida es el amor.

Un ojo mi corazón.

Nadie mi sexo.

Un rumbo tuve una vez
y doscientos oropeles
quemáronme la frente.










Poco importa









Ha llegado el momento de decir
¡desnudez!

Me cubro,
sin embargo.

Me entierro
¿entendéis?

Cavo tumbas
por las noches,
alargo raíces
cuando me ven llorar.

El amor por este fondo
me despoja
de toda piel.

Poco importa el fuego,
el lazo,
la tierra curtida de muertos,
la garganta...

¡Mirad mi sexo!
¡Sabed de almas fecundas
que vagan por el bosque,
intentando decir Adiós!

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