martes, 17 de enero de 2012

TRES POEMAS DE LAURA ZAVALETA


Laura Zavaleta, El Salvador




MATERNIDAD




Mi abuelo le dijo algo al oído,
ella parió un mundo
y luego otro y cada vez más geométrico
el círculo se fue cerrando
y el mundo era abarcado por su falda.
Ahí subíamos a bordo.
Entrábamos al Arca.

En todos sus rincones
mi abuela esparcía leche,
sobre los abismos
donde se fundaban las jurisdicciones
de nuestros fantasmas.
Ella nos daba de comer.
Nos arropó con la nieve
que cubría sus párpados.

Llenó de nieve mi lengua
y quedó dormida
hasta que me quiso mostrar el alfabeto.




HUMO




Él pintaba, esculpía,
me hacía un retrato de niebla con su boca
y tiraba el humo
más allá de la nostalgia.
Tallaba
las líneas de una mano que no existe.
Hacía una casa
Donde cabía el agua estancada.
Hoy el agua es madre
y tiene un montón de insectos
pegados a su nombre
como mis recuerdos.




MUJER Y MUERTE



Querida: Los segundos sin permiso, pasan
y todo es estrujado acá dentro.
En la cabeza cargo un nudo de inviernos y solo digo:
cómo vas conduciendo la noche mientras desciende
de mí, este largo hilo de hormigas
todas, con tu cabeza de diosa;
con tu crueldad de animal insondable.
Sobre mí hay un dedo infinito
que se desliza y dibuja en mi arena
la forma de un mar que devora y arrastra,
y camina desesperadamente hambriento,
y es una serpiente inmensa que muerde mis talones.
Y no hay nadie
que cierre los ojos por mí.
Y el aliento, la música y la lámpara
son solo ilusión y nada pesa.
Sigue y camina tu abrazo,
en la transpiración, ésta, de realidades
yo solo guardo un sabor de niebla en la boca.

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