martes, 19 de febrero de 2013

PARA CANTAR MAÑANA

Pedro Geoffroy Rivas, El Salvador.
Imagen cogida de Artepoética




PARA CANTAR MAÑANA, MEXICO, 1935




CANCIÓN DE LOS IZALCOS





Hombres de los izalcos
hombres altos y oscuros de las cumbres
sembradores silenciosos que os quedasteis así
con los puños en alto,
en ademán de sacudir el yugo
o de arrojar semillas a los surcos musicales del cielo
Yo cantaré canciones por vosotros
Yo
renuevo alegre de vuestra semilla triste y subversiva antihombre de hoy
promesa de hombre para un mañana
a la sombra de vuestro enorme y cálido recuerdo
quiero cantar canciones que digan el milagro del 23 de enero/
cuando el volcán izó rojas banderas en sus llamas más altas/ y vosotros bajasteis de las cumbres como ríos oscuros desbordados indómitos como ríos salidos para siempre del cauce doloroso
Yo cantaré canciones en tu nombre
indio Feliciano Ama
Yo gritaré el poema del corazón inmenso que latía en tu mirada/
en tu mirada vieja de siglos
con la que nos miraban nuevamente el abuelo Tutecotzimit/
y el tata Tacho Aquino
Yo cantaré la gloria de tu muerte vertical y suspensa
Hombres de rojo oscuro de sangre india caída
miradores de auroras lejanas
pulsadores del gran dolor universal
Yo cantaré en mi ardiente canción estremecida
los vuelcos de la angustia
la alegría del grito
la recia sacudida
con que un día rompisteis los cercos del oprobio
Hombres de los izalcos que dejasteis la tierra
preñada de la roja simiente
surcada por los lentos arados de silencios tremendos
ya llegará la hora del parto milagroso
cuando en peregrinación vayamos a buscar vuestro huesos/
para fincar con ellos los cimientos de nuestra nueva vida para afianzar con ellos las rojas barricadas
para labrar las cachas del corvo justiciero
Hombres rojos y oscuros de las cumbres
mañana
cuando la flor radiosa de los vientos
desparrame por todos los rincones de América
la mazorca simbólica
que creció en el sepulcro del negro Farabundo
cuando los hombres nuevos levantemos del polvo vuestro sueño/ vosotros
los bandidos de hoy
los criminales que erigisteis el soviet de Juavúa
seréis los santos rojos
precursores de nuestra felicidad
Yo cantaré canciones por vosotros
hombres de los izalcos





NO VUELVAS AL CAFETAL




No vayas al corte hermano
aunque el café esté en sazón que hay sangre tuya en el grano
que le llevas al patrón
Soldados y nacionales
vinieron por los caminos
abonando cafetales
con huesos de campesinos
Y por la cal de esos huesos
por esa carne deshecha el patrón se hartó de pesos
duplicando la cosecha
Deja en las ramas los granos
y que se vuelvan carbón que lo corte con sus manos
si quiere café el patrón
Hasta que llegue otro enero
y entonces verás hermano
que se llena tu granero
y no el patrón con el grano





AHORA TENEMOS MUCHO




No teníamos nada y ahora tenemos mucho
Tenemos 10.000 muertos
Tenemos el recuerdo de 10.000 hermanos
que ofrendaron sus vidas
por enseñarnos a vivir
tenemos un dolor mucho más grande
que aquel dolor de ANTES.
No teníamos nada y ahora tenemos mucho
Tenemos 10.000 tumbas que gritan:
20.000 ojos sin vida que nos ven fijamente
Tenemos un anhelo sin límites
y una bandera roja en cada rancho.
No teníamos nada y ahora tenemos mucho
Hoy tenemos el grito ronco y áspero
y la angustia que late
como otro corazón dentro del pecho.
No teníamos nada y ahora tenemos mucho
Tenemos a Martí y al indio Ama.
tenemos un 23 de enero
y tenemos Izalco y tenemos Juayúa
y tenemos también a quien amar y a quien odiar
y para qué vivir y un tremendo para que morir.
No teníamos nada y ahora tenernos mucho




POR EL HERMANO QUE CAYÓ AQUEL DÍA




Por el hermano que cayó aquel día
hoy me corono de palabras crueles,
de palabras punzantes como espinas.
Una mañanita clara,
como él soñó los ojos del hijo que aún no le nacía,
lo llevaron junto al cementerio.
Nadie fue a despedirlo
y los maussers rezaron su oración tremenda.
Ahora duerme dentro de la roja caja
que unos cuantos amigos le llevaron
Una mujer preñada nos dejó en herencia.






ROMANCE DE ENERO





Viene la cívica hermano
con rifles y tartamudas, vienen los guardias de caqui
y los soldados azules.
Traen la muerte en las manos
y te buscan campesino
quieren beberse tu sangre
y la sangre de tus hijos.
Viniendo vienen, viniendo,
tremenda racha de muerte.
Al primer soviet de América
lo hicieron mierda a balazos.
El arzobispo Belloso
dijo misa de campaña
les perdonó los pecados
y les bendijo las armas
por Dios vienen protegidos
y a ti nadie te protege
no creas en Dios hermano
que en su nombre te fusilan
el cura que te robaba
los pollos y las mujeres
te mintió cuando te dijo
que es de los pobres el cielo
que cambiaras tus sudores
por una gloria hipotética
para qué quieres la gloria
si puedes tener la tierra
Trescientos años pasaste
mascullando tu amargura
y cuando al fin protestaste
a tu alarido tremendo
respondió la tartamuda
el jefe de operaciones
fue el general Calderón
en ocho días tan sólo
más de diez mil liquidó
la guardia barrió caminos
con escobas de metralla
limpias quedaron las sierras
y abonado el cafetal
La culpa la tienen ellos
(como escribió don Gabino)
por decirte que eras hombre y que tenías derechos.
Tu derecho, hermano, era
ir, por ejemplo, a votar:
por cada voto que dabas
te daban guaro y tamal
mas el café que cortabas
era del amo no más
de la milpa que sembrabas
nunca veías el máis
Pero un día en tu quebranto
rompiendo el yugo te alzaste
quisiste que fuera todo
de todos, como en el Cristo,
y en zanjas de veinte metros
te dieron ni comunismo
Yo te ofrezco estas canciones
camarada campesino
para que cantes mañana
cuando florezca tu grito en otro enero izalqueño


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