miércoles, 26 de junio de 2013

ULTIMA POESIA DE MAURICIO VALLEJO MARROQUIN [1959-1981])

Alfonso Velis Tobar, El Salvador-Canadá




“EL SOL DE LA RAMA DE AGUA”
(ULTIMA POESIA DE MAURICIO VALLEJO MARROQUIN [1959-1981])

           



Otro libro de poemas que Mauricio Vallejo Marroquín, dejó inédito, rescatado gracias a su madre y que calza el título de uno de sus poemas: “El sol de la rama de agua”.  En la mayoría de estos textos, hay un dejo erótico, lenguaje decantado, desenfadado. Vallejo usa las “jergas del lenguaje”,  el llamado “caliche”,   expresiones como: el “jugo” y “dos papas”, por no decir, o referirse a “bombas o granadas”, lenguaje figurado “camuflageado”, muy rebuscado en el ambiente,  enmarcado en creencias y conjuros de brujos y sacerdotes míticos.  Lenguaje de vocabulario franco y realista, cierto uso de vocablos indígenas y rituales religiosos. Como en sus textos: “Cosita linda que sos”, “Huele”, y ‘”Patada”. Narra situaciones de rebelión popular,  de jugarse la vida por el pueblo. Estos poemas vistos en conjunto, marcan un ambiente colmado de violencia política y social,  donde hay  gritos en las calles,  manifestaciones contra la dictadura; ambiente de opresión sangrando al pueblo, una cicatriz de dolor. Característica palpable, que se presenta por ejemplo, en su texto:  “EL SOL DE LA RAMA DE AGUA”, es todo un yo omnisciente que habla a alguien a quien elogia, que  idealiza constantemente, en el fondo parece ser, su amada y cuenta soñando sus angustias de amor,  en medio de una militancia, es el mismo ideal del pueblo y sus ánimos de liberación por una vida mejor; y es el personaje inmerso en  la lucha misma;  donde recuerda a los caídos, víctimas inocentes en manos de la opresión militar o de los escuadrones de la muerte, paramilitares financiados por los oligarcas de este país. Poemas que denuncian hechos históricos dolorosos en contra del pueblo,  un pueblo reprimido, cuando pide sus derechos civiles, laborales y se oye esa tensión en lucha por la justicia:
“Eras una malicia, cuando te venadié ya me tenías en la olla. Tu lengua sabía a jocote, almendra y mamey. Estabas rica. Si me ponés el dedo en el ombligo sacabas un cosmos.  (…) Un hormigueo me hizo agarrarte con más ganas. Habían matado campesinos en las Tres Calles y en La Cayetana. ¿A mí qué? Sólo me imaginaba. … Esto se castiga me dije, y tu boca se volvió amarga y agria. Ayer te devolvieron el sabor, me di jistes por la noche. Y me atrajo la idea. Recordé a los campesinos. Mataron más en Aguilares, en Perulapán”.
         El poeta se imagina compartir su carne y su espíritu con el amor de su amada,  magia de un lenguaje sexual, pero preocupado en la lucha por la justicia social. Habla en neutro a una segunda persona, espíritu de la mujer de sus sueños y del cipote que nacerá muy pronto desde sus entrañas. Observemos otro de sus poemas, muy conversacional que titula: “Braza en la ceniza del hombre”, donde  exhorta a su amada con vehemencia:
“Abajo dejaremos la casa, las puertas cuidarán de nosotros. Nos haremos invisibles para ir. Energía, también para hacer el amor en la calle, en los portales, en el palacio. Sólo verán moverse las vainas del carao, las palmas de coco, el sueño del mudo Simón, las predicciones del tecolote y los chitchit de las esperanzas. Haremos el amor mientras aquí se joden. Fresca, bañadita, irás empujando tu amor con el mío”…
            Mauricio Vallejo (padre) enraíza en sus poemas un estilo peculiar, hasta incorpora, canciones folklóricas y creencias populares, mezcla lo religioso, lenguaje coloquial que maneja metáforas brillantes, combina el lenguaje fónico nahuat, acude invocando a dioses míticos,  cosmogonía y supersticiones del pueblo.
Pero es que siempre, en medio de esa evocación a la lucha, brota ese constante canto erótico, que brilla, que critica con sentido social a un mundo caótico, alienante donde solo  se toma a la mujer como instrumento, estereotipo de un machismo arraigado que tenemos. Como en el soliloquio siguiente: “Tu fuego es eterno mujer. De ti surta el cambio amamantando mi deseo”. Estas expresiones vallejianas, más que todo enaltecen un amor candente por el lenguaje que usa, entonces en su monologo, habla solo a gritos a una mujer, al pueblo con el mismo ideal heroico de colaborar con la revolución. “Si te aprieto lindo me dan ganas de comerte de amor y meterte en mi sangre, así como tú me abres el secreto de la pirámide y me llevás a navegar. Tú me conoces. Ven, vamos al lecho del templo. Ahí tengo enjuagando la chicha en la garganta del chonte. Vamos a brindar en víspera de siembra”. 
Aquí hay lenguaje florido con sentido lirico y en doble sentido el verso erotico. Unida a mí serás mujer. La montaña en sus huertos explotará mi rugido de jaguar hambriento”. Tal cual su poema: “Antes de la siembra el arado florece.” Hay cierto humor picaresco, en mas de alguno de ellos, evocados con  jocosidad, pues le gusta jugar con las pel sonido de las palabras, como en su poema”  Vení mamita chula”  Quédate con mis ganas./Suena el tambor borombombom/ Y el tren trentren pita en el pito./ Con música te quedás, con música musiquita”.  Poemas que tienen como escenario, desde los 70s en adelante,  nos presentan un San Salvador que revienta de gritos y manifestaciones populares por sus calles y pintas en las paredes, bombas por las noches, los patrullajes nocturnos a dis horas de la noche rumbando la muerte; un San Salvador, levantándose entre escombros sociales y físicos bailando en terremotos,  un San Salvador trágico con su aire de muerte fantasmal por la represión misma que se vivía para esos años. Así también pueblos como Tonacatepeque, es de constante evocación, denotan recuerdos de los días de infancia, donde supo crecer en vivencias inocentes, mágicas  fantasias y  en “Tonaca”, como llama él mismo su pueblo natal. En su visión de mundo hay diálogos míticos dan vida en sus funciones rituales que sabe combinar entre un  lenguaje popular, es decir coloquial:
“María, Chalchiuticueye y Xochit´ te cubrirán de jade, mariposas y orquídeas, te entregarán húmeda y jugosa a mis labios como un arrayán. Entonces chispearán gotitas y harán el cielo, tu murmurarás no sé qué, cerrarás los ojos y pondrás los brazos en mi espalda. Yo habré llegado”.
Es el soliloquio mismo, que impreca a la muerte misma, que quiere morir en lucha, eso lo vemos en su poema: “De probada y correr o quedarse”, invoca dioses y hace gala de combinar, ritos, conjuros, propios de las creencias de nuestros ancestros.
       Como decía algunos de estos cortos poemas, como en: “Vení mamita Chula”. “Epilogo”,  “Engrasando motores”,  “Nota para el cipote”, “Un poquito menos que el aniversario”, “Primer aniversario”.  De todos ellos con aliento de equilibrio poético, muy nervioso, contemplativos, rico en dichos populares y usa otras palabras consideradas “vulgares” como “Puta”, “cabron”, “culero”, “malas palabras”, dice la chusma; aunque yo no creo en las malas palabras, más sí creo en la mala interpretación de ellas,  ahí están en el lenguaje de Vallejo, usadas, hay un propósito conceptual, como solo él sabe decirlo:
Yuca! Te agarraron y te han perdido. Te chillaron. “Vamos a la vuelta/ del toro torojil,/ a ver a Milano/ comiendo Perejil”/Te han buscado, han preguntado por vos hasta por fregar./ Y se hacen los locos./ “Milano no está aquí/ estará en su vergel,/ abriendo la rosa o cerrando el clavel”./ Y esto ya no fue como echarse un trago/y tocar guitarra acompañados por la luna,/ ya no fue como contar chistes de la cuilia, del cuchillo de la guardia y su respectiva psicosis/ y cagarnos de la risa de la tiranía hasta cargarnos un hueco en el pecho”.
    (…) “Mil ángeles guerrilleros en lucha definida. / Palabra compa! Aquí vas a estar, aquí estaremos Yuca!/ Pero estaremos. / El traidor te puso el dedo. / Te agarraron y te han perdido. / Tu familia, tus amigos, /  hasta “el perico” de la esquina que como te jodía de bicho, / Han preguntado por vos”.
          Para concluir este comentario, quiero decir, que algunos de estos poemas, que se encierran en su libro “El sol de la rama de agua”, fueron publicados en fechas dispersas en Páginas de la Prensa Gráfica, entre los años de 1976 a 1979. Textos que hemos tratado de interpretar, pues Mauricio  Vallejo Marroquin, habla en símbolos de  lenguaje crudo, gracioso, amoroso, tierno, sencillo, inocente e ingenuo; y son poemas que reflejan encantos, dentro de una realidad sofisticada, que vive en constante zozobras, enfrentamientos y con esa imagen de desintegración social. Mauricio, en sus poemas, sabe mágicamente enraizarse en el color del barro de nuestra tierra y sus problemas, y luego irse caminando, entre el estridular de un grillo que vive en soledad constante, entre flores y  hierbas mágicas para extenderse en la luz del sol, es decir, en las propais entrañas  del sol de sus ramas de agua… (AVT/22/10/12)


Y CUATRO  POEMAS DE MAURICIO


COSITA LINDA QUE SOS

Unida a mí serás mujer. La montaña en sus huertos explotará mi rugido de jaguar hambriento. Recogeré tu aliento con mi lengua, beberé tu saliva dulce y tibia, y temblarán mis manos sobre tus caderas y tu pecho. Haré una pirámide, ahí sacrificaremos la pasión con un puñal de cristal, reventará en estrellas y pronto una almendra madurará en tus labios mientras se llena mi rostro de sangre. Suchipilli y Xochit´ sonríen, te han rodeado de flores silvestres las orejas y han provocado mi apetito.
Cosita linda que sos; si que naciste chula, purita verdad mía. Cabés en mí, y estoy en ti justo a la medida. Y estuve y estaré, como la semilla ovalada en medio del zapato, hoja de Cuma en su cacha.
Entre caricia y beso se irán los ojos a la Nada o adonde Dios, lo mismo da, sabremos después que el amor de los dos es más placentero.
Te amo y te deseo. Mujer en alma, mujer en cuerpo, te necesito. Tortugas y senzontes de Jade, danzan, cantan y te aroman de recedo y violetas.
Con ayuda del sol, desde el corazón del cielo penetró en ti, mis dedos te cubren y florecen orquídeas.
No pensaré en la prueba del puro, ni en la oración de las siete candelas, ni me pondré en una esquina de cuatro puntos a degollar una gallina negra, hacer un círculo con la sangre invocando al diablo para tenerte muertita por mí, tampoco diré la oración de San Luis Beltrán que cura todo mal, hasta el mal de las ganas de estar siempre contigo. Tú y yo ya no usamos tal cosa. Somos uno. O yo en ti o tú en mí. No sé. También el pueblo necesita unirse. A lo mejor en una de esas esto se bambolea y las use, aunque las cosas no se logran con la oración.
Cosita linda que sos, serás mujer unida a mí.


EL SOL DE LA RAMA DE AGUA

            Te entregás con una mirada, en la media que te ponés y en el insomnio. La virgen sonríe y te ponés colorada. Le ponés máscara de hule al recuerdo. Y eso no me lo contás. Lo sé por el tecolote, el que pica barro y habita en la punta del carro de Tonaca.
            Eras una malicia, cuando te venadié ya me tenías en la olla. Tu lengua sabía a jocote, almendra y mamey. Estabas rica. Si me ponés el dedo en el ombligo sacabas un cosmos.
            Un hormigueo me hizo agarrarte con más ganas. Habían matado campesinos en las Tres Calles y en La Cayetana. ¿A mí qué? Sólo me imaginaba.
            Esto se castiga me dije, y tu boca se volvió amarga y agria. Ayer te devolvieron el sabor, me dijiste por la noche. Y me atrajo la idea. Recordé a los campesinos. Mataron más en Aguilares, en Perulapán.
            Te tomaré ahora. No puedo dejar que con una mirada me poseas, ni cuando te ponés la media o cuando pasás sola y sin dormir por la noche. Las cosas no llegan así porque así. Te quiero junto. ¡Maldita sea! Tengo miedo que en una de tantas me semiborrre y sea otra la cara, o de hacerme viejo y no dar la hora. ¡Por Dios! Es injusto imaginarnos. Acuérdate de los campesinos.
Allá va el polvo, va gritando; y no es grito por ser grito. Ves. No te hizo nada. ¡Es el polvo de aquí! Donde viajan los abuelos y sus nahuales.
            Hoy es luna tierna. Te encontrás madura y tibia. Mirá, se me han agrandado las pupilas. Tu tierra está fresca, fíjate con qué ganas me la como, mientras el polvo sigue bajando desde el carro, y espera que nos unamos a Él.


ANTES DE LA SIEMBRA EL ARADO FLORECE

            Vamos el lugar está purificado. El guacal es de morro viejo y la chiche es de níspero. La estación del sol va terminando y el ocote aún no hace fuego para permitir que la caída de agua fecunde el sembrado. Tu fuego es eterno mujer. De ti surta el cambio amamantando mi deseo. El camino espera cubierto de musgo que tus pies le dibujen el cuerpo. Allá lejos se ve que van subiendo del río las mujeres. Son pequeñitas y no alcanzan a ver con sus ojitos de hormiga.
            Si te aprieto lindo me dan ganas de comerte de amor y meterte en mi sangre, así como tú me abres el secreto de la pirámide y me llevás a navegar. Tú me conoces. Ven, vamos al lecho del templo. Ahí tengo enjuagando la chicha en la garganta del chonte. Vamos a brindar en víspera de siembra.
¿Has escuchado el trueno? Siéntelo y corre tus manos por la cintura. Pronto lloverá.
La chicha es de níspero, con trocitos de jícama y rodajas de papaya. Vamos. El lugar fue húmedo con tabaco. No habrá malos espíritus que te encadenen el vientre o que te vendan. Si no es suficiente, humearemos de nuevo y tu fragancia será un conejo moviendo la hierbabuena con sus dientes de lucero.
Mi energía golpea recio por salir a estrellar tu espacio. Dale lugar. Humedece el jardín y haz lugar para el ritual. Verás que hermosas dalias tendrás. Escucharás el fondo de grillos y una flauta silbando burbujitas de menta y granitos de jade. Serán los cuatro cielos uno, y con una manta empapada de añil y de púrpura estarán cubiertos los ojos de Coatlicoe, la que apunta el nacimiento y la muerte. Todo está desde la primera flor de carao, y me ha iluminado Suicoat´, la serpiente de fuego.
Hay un petate con hilos de centella, trenzado con hojitas de conacaste y florecitas de capulín, con barbas de plumas de chillo, y con el brillo del rayo de Tlaloc.
¿Has escuchado el trueno? Se han abierto las cortinas del pueblo para recoger el color de la ceremonia. Las campanas zarandean el viento anunciando la misa de la Providencia, y viene a nosotros y nos acercan.
Vamos, el lugar es abrigante y está purificado. Te daré a probar la chicha de nísperos que tengo enjuagando en la garganta del chonte.


DE PROBADA Y CORRER O QUEDARSE


Antes que te digan otra cosa y veas en tu mente caer a Quetzalcoat´y hundirse en el relámpago, recuerda que voy a morir. Estoy apuntado en la lista de la muerte y ella sabe hasta cuándo pesaré.
Seré enterrado como quieran, sin confesión, sin cruz, parado, con pitos y tambores, y moriré amando la vida, a ti y a todos. Tomaré el color del barro y me iré caminando por las plantas hasta extenderme en la luz.
Bajá los párpados, mis dedos te miden y llevan yo hasta la oscuridad de tu vista. Ese es el lugar que me unirá a ti mientras vivas en la tierra. Carrizo de bambú que mantendrá el nudo del hilo que estiramos del agua y del fuego. No busqués mis fotos, ahí me llamarás.
Antes que te digan otra cosa, ya deberás tenerme muy dentro, a fondo en tu secreto y en la punta de la lengua. Dirás que ríe el duende, que se desliza el olor de la flor del amate y que adormece él La Fa Do de la flauta.
María, Chalchiuticueye y Xochit´te cubrirán de jade, mariposas y orquídeas, te entregarán húmeda y jugosa a mis labios como un arrayán. Entonces chispearán gotitas y harán el cielo, tu murmurarás no sé qué, cerrarás los ojos y pondrás los brazos en mi espalda. Yo habré llegado.
No me ha desprendido de un altar de Matildito ni de un lirio de Tonaca, ha caído a la vida porque sí, ha encontrarte. Luego me voy.
Antes que te digan otra cosa, sabrás que de tu piel se levanta el sol y la noche, la espada y la flecha, los almanaques y el calendario, y que puedas dejarme cuando se te antoje, cuando el gallo aún no cante, cuando las nubes aún no sean las plumas del águila, cuando te aburas o te equivoques, y no regreses pues ya habré llegado; y tú habrás ido a encontrar solución a tu misterio.
Sólo que no te engañes, yo soy éste, el que va a morir. Ni prócer ni Dios, ni héroe ni mártir. Ni el corazón del quetzal ni el pico del cenzontle. Ni el rayo de Tlaloc ni la onda que aja el humo del copal. Escuchá como se insolenta el tecolote, los perros aúllan y revolotean las papalotas. Antes que te digan otra cosa y veas en tu mente caer a Queetzalcoat´y hundirse en el relámpago,
Recuerda que voy a morir.

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